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Ya no viene el lobo en Andalucía: la Junta oficializa su extinción diez años después

Lobo ibérico

Javier Ramajo

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“No se encuentra ningún indicio de presencia de lobo en Andalucía”. Lo dice el último informe del Programa de Actuaciones para la Conservación del Lobo Ibérico en Andalucía de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, correspondiente al año 2020 y que acaba de trascender. Pero lo cierto es que, “al menos desde 2013, todo el mundo sabía que ya no hay lobos en Andalucía”, asegura Felipe Román, biólogo, miembro del Grupo Lobo Andalucía y de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL).

Especie protegida desde 1986, y legalmente en peligro de extinción en la comunidad autónoma desde 2015 pese a no estar catalogado como tal, en las sierras andaluzas se había dejado de oír su aullido dos años antes. Diez años atrás, en 2003, la Junta había puesto en marcha un programa de seguimiento y conservación del lobo, pero ha sido ahora cuando se da por hecho que se ha extinguido definitivamente en Andalucía. “Ahora se le da virtualmente por extinguido cuando ya estaba extinto desde hacía mucho tiempo”, aporta Jorge Echegaray, uno de los mayores experto en lobo ibérico e investigación genética de la especie.

Hay que remontarse a datos de 2011 y 2013 para encontrar alguna señal fehaciente de que el lobo seguía campeando por Sierra Morena. Luego, de los 30 excrementos recogidos y analizados genéticamente en 2014 y 2015, ninguno era del gran depredador sino de perro o de origen desconocido. Ni la creación en 2016 de un proyecto Life Lobo con fondos europeos ni el “esfuerzo de muestreo” realizado desde aquel año por el equipo del Programa de Actuaciones para la Conservación del Lobo en Andalucía ha obtenido fruto. En Andalucía, ya no viene el lobo.

Ningún grupo reproductor desde 2003

Dicho programa “no ha detectado ninguna evidencia de presencia de lobo en Andalucía”, apunta el informe, adelantado en El Correo este pasado viernes. “Tampoco hay evidencias de la presencia de ningún grupo reproductor desde 2003, ni datos contrastados de la presencia de algún individuo desde 2014”, se recuerda. Durante 2020, en Andalucía se han vigilado más de 2.000 kilómetros cuadrados, la mayoría en Jaén (1.363) pero también en Córdoba (672) y Sevilla (16), y solo se ha atendido un posible avistamiento en Andújar (Jaén) y una denuncia (Carboneros -Jaén-), en el marco de la atención de ataques a ganado, “una de las prioridades del proyecto”.

Pese a que durante ese año 2020 se ha continuado con el objetivo de intentar detectar la presencia de lobo mediante recorridos control, priorizando con mayor esfuerzo sobre las zonas con presencia histórica reciente, el resultado es el que se viene apreciando desde ya muchos años. Sin embargo, el programa andaluz considera “muy importante establecer y conservar los canales de comunicación con los sectores ganadero, cinegético y turístico-naturalista para compatibilizar el desarrollo sostenible de las actividades socioeconómicas con la conservación de la especie”.

Entre las conclusiones del informe se asegura el mantenimiento del equipo de seguimiento especializado del Programa, mediante la realización de recorridos, foto-trampeo, recogida de excrementos sospechosos y remisión al laboratorio para análisis genético, entrevistas personales y peritaje de ataques a ganado, puede permitir la detección de posibles individuos aislados o divagantes procedentes del norte y dar respuesta ante los ataques que se produzcan al ganado, discriminando si son ocasionados por lobo o perro.

¿Por qué ahora?

Para Felipe Román, la desaparición del lobo “es vox populi desde hace muchos años, mínimo desde 2013”, cuando se apuntaron indicios de su presencia con unas “pruebas discutibles, nada fiables”, explica el experto, ex miembro de Ecologistas en Acción, que ha retomado la labor durante estos años en la materia de José Luis Anguita en la organización ecologista y que trabaja ahora en la recopilación de “cómo y por qué ha desaparecido el lobo” en Andalucía.

El lobo “no está formalmente catalogado ni como protegido ni como especie vulnerable” pese a las peticiones “en 2015 y 2021” por parte de Ecologistas en Andalucía, recuerda Román, mientras “la Junta ha dado la callada por respuesta” en este tiempo y, por eso, “no tiene la obligación de establecer un plan de recuperación” para el lobo.

Para denunciar esa inacción, Sevilla acogió en octubre de 2021 la manifestación a nivel nacional que todos los años se desarrolla para reclamar una mayor protección del lobo. La protesta en la capital andaluza pretendió sacarle los colores a un Gobierno autonómico que, como se ha dicho, no ha catalogado formalmente a estos animales como en peligro de extinción, lo que conllevaría la puesta en marcha de un plan de recuperación para intentar que volviera a ser una figura presente en los montes andaluces.

Plan “falacia” de recuperación

Ese plan de recuperación es “una falacia”, apunta Jorge Echegaray, y “un farol que no se corresponde con la realidad” ya que el lobo no está catalogado en peligro de extinción ni como especie vulnerable, explica. “Lo primero que tendría que hacer la Junta de Andalucía si realmente quiere poner en marcha un plan de recuperación es declararlo en peligro de extinción”, zanja el experto.

Echegaray se pregunta “por qué no se ha elevado aún la protección legal del lobo hasta su categoría máxima” cuando lleva estando “más amenazado que el lince” desde “hace décadas”. “Es increíble”, dice el experto, que recuerda también que desde años ya no existen manadas de lobos, como ya informó este medio, pese a que la Junta sostenía “como una entelequia” que había grupo de la especie. “La garantía de que había elementos biológicos de lobo era irreal”, señala aludiendo a “censos sobreestimados” y “ejemplares residuales” en Andalucía.

En cualquier caso, según el informe de la Junta, “ante la probable recolonización de Andalucía, a medio-largo plazo, por la expansión que el lobo está experimentando en el norte y centro peninsular, el Programa de Actuaciones continuará con las labores de muestreo para la posible detección de presencia de la especie y dará respuesta a los ataques a ganado que se puedan producir”.

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