Desde la Federación Andalucía Acoge, la prioridad en esta cuarentena es que ninguna persona se quede atrás. Con estos testimonios pretendemos reflejar cómo las personas migrantes viven la problemática igual que la población autóctona, solo que, en muchos casos, al partir de situaciones más precarias, pueden vivirla desde una mayor desigualdad y vulnerabilidad.
Proporcionar toda la información disponible y hacer que llegue al mayor número de personas es fundamental en estos momentos. Las personas migrantes se enfrentan a la falta de información veraz y rigurosa. De ahí que hayamos adaptado nuestros servicios ante esta crisis sanitaria facilitando el acceso a esa información en diferentes idiomas y publicando todos los datos disponibles y las últimas novedades.
Como todos y todas en estos días de confinamiento, en la entidad Jaén Acoge se enfrentan a una información que llega a cuenta gotas por muy diversos canales, desde las cadenas de mensajes de WhatsApp más informales a las ruedas de prensa de autoridades y representantes públicos o la publicación de nuevos decretos en el BOE y el BOJA. Ningún caso, ninguna consulta o inquietud de las personas migrantes que se ponen en contacto con la organización o de las usuarias y beneficiarias es igual, y muchas de ellas son nuevas: ¿o acaso hemos asistido en las últimas décadas al cierre de fronteras de la UE? Sí es común la incertidumbre, la ansiedad o el miedo que esta situación les genera.
Así lo explica Naima El Yajizi, presidenta de Jaén Acoge: “Una de las cosas que demandan mucho es la atención psicológica. Hay mucho miedo. Y una población, que ya sufre el duelo migratorio, ahora mismo, sin red de familia aquí, que si pasa algo… no tienes aquí a tu hermana a tu madre, pues acentúa ese miedo”. Naima explica cómo les afectan las medidas aprobadas durante el estado de alarma, “tampoco se puede cruzar la frontera, el cierre de la frontera crea una sensación bastante difícil. Están más preocupados que nunca. El hecho de saber que no puedes ir a visitar a tu familia, te crea una ansiedad bastante grande. Añadiéndolo al duelo migratorio, a la situación laboral y administrativa pues no es fácil para ellos y ellas”.
Entre el colectivo migrante con el que trabaja Jaén Acoge, como el resto de la sociedad española, también es común ese deseo de construir convivencia, de ayudarse entre vecinos y vecinas y ser conscientes de que esta crisis sanitaria, en la que, por fin, se pone en el centro del debate político y económico la vida, solo podremos superarla sin dejar a ninguna persona atrás. “Tenemos que estar atentos y contacto por teléfono para ver qué necesidades tienen y no se queden fuera, para que no les falte lo más importante, que son las necesidades básicas: alimentación, medicinas y productos de higiene para protegerse, como guantes, mascarillas y geles. Las mujeres de la casa de acogida han hecho algunas marcarillas donativas, para donarlas con personas que no tienen”, cuenta Naima.
Escucha cómo Naima El Yajizi, presidenta de Jaén Acoge, entidad federada de Andalucía Acoge, profundiza en cómo afronta la organización el trabajo durante el estado de alarma, en relación a los trámites administrativos de las personas migrantes, otra de las grandes preocupaciones del colectivo:
Enrique: “Yo estaba en ese proceso para recibir el permiso y lo necesitaba lo más pronto posible para poder empezar a trabajar”
Enrique, venezolano solicitante de asilo de 38 años, lleva unos meses viviendo en Jaén capital. Vive en una casa de acogida del proyecto AMULTAKA de la entidad jienense, con seis personas más, varios jóvenes migrantes extutelados y otras personas que antes de ser atendidas por Jaén Acoge vivían en la calle.
“Con la entidad de Jaén estamos en contacto vía telefónica, video llamadas, y nos indican los deberes y las cuestiones para hacer acá en casa a diario y tener algo en qué ocuparnos. Las labores diarias nos las repartimos y nos ayudamos unos a los otros para estar en armonía y bien, todos los días”, explica.
Como apunta, estos días todos tratan de poner de su parte, hacer más fácil la convivencia, cocinar juntos, probar a hacer por primera vez las recetas del taller de cocina de otra casa de acogida de la entidad, en la que viven mujeres víctimas de violencia de género, ver películas, hacer un poco de deporte. Aún así también les es difícil abstraerse de estar lejos de sus familias y no saber cómo afrontarán ellos la propagación del coronavirus en sus países de origen.
Primero probó suerte viviendo en Ecuador, para finalmente migrar a España y tras un breve período en Barcelona, establecerse en la capital jienense. Esta pandemia, y las medidas establecidas a través del Decreto del estado de alarma, ha supuesto la paralización de la renovación de su visado, postergando aún más sus esperanzas de poder trabajar. “Lo que más me preocupa de esta situación es obviamente la familia, que no tengo como ayudarlos ahorita. No tengo cómo ayudarles económicamente a raíz de todo esto. Y, bueno, viendo cómo tratar de salir adelante con todo esto que está pasando”, cuenta Enrique.