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Así es Nuria López, la abogada criada en el ladrillo que dirigirá CCOO en Andalucía

En un despacho cercano al suyo, sobre un armario, asoma la caja de un megáfono. “El megáfono que no falte”. Al habitual desparpajo que gasta Nuria López Marín (Écija -Sevilla-, 1978) le costó visibilizarse los primeros cinco minutos de nervios de la rueda de prensa en la que anunciaba su candidatura a ser la primera mujer en dirigir Comisiones Obreras en Andalucía. ¿Qué se siente?, le preguntó hace unos días un compañero del sindicato. “Uf, ¿qué va a sentir la hija de una trabajadora del hogar y un albañil que se ha hecho a golpe y porrazo?” Orgullo y responsabilidad, se entiende, seguramente la misma sensación de esos padres, a los que no para de referirse.

Sindicalista de CCOO por convicción, como reza su bio de Twitter, Nuria López lo vive desde pequeña. Su padre, que ahora se jubila, era “un afiliado más” en una comarca de tradición sindical. No en vano, la que será su homóloga en UGT Andalucía, Carmen Castilla, también nació en Écija. De él aprendí el sindicalismo, recuerda. Su madre, “una mujer muy imaginativa y comprometida”, renunció a estudiar para estar con sus hijos. “Antes era más diíficil decidir”.

Tampoco fue fácil para ella, aunque se ha sentido siempre muy arropada por los suyos, presume. La mayor de tres hermanos (un profesor de Geografía y una maestra de Primaria) estudió Derecho “por convencimiento”. Para el primer curso, en 1997, sus padres tuvieron que pedir un préstamo, ya que la beca llegaba siempre varios meses después. Siempre en la localidad sevillana, se trasladó a la capital, y sacó la carrera dejándose “cuerpo y alma” para seguir becada y que sus padres, a los que sigue agradeciendo su apoyo, pudieran devolver el préstamo.

Afiliada desde 1999, comenzaba a abrir nuevas puertas que, en casa, también le había tocado abrir como hermana mayor, pese a que a veces podía resultar “difícil de entender” a una joven que le gustaba mucho jugar al fútbol y quería ser abogada “para defender a los pobres”, señala entre risas y recordando los “tics machistas” de una “cultura patriarcal” arraigada en un pueblo de interior como otro cualquiera.

De pasante a las tardes en el sindicato

Sus primeras experiencias laborales, como tantos abogados, las desarrolló de pasante en algún despacho. “Te quitaban la carpeta cuando tocaba entrar en sala”, recuerda. Luego, su aterrizaje en el sector de la construcción fue bastante casual. Una cosa de la que se empezaba a hablar en aquellos años de universidad era la prevención de riesgos laborales, y que, con el ladrillo en auge, había hecho que la subcontratación en cadena y la temporalidad laboral fuera ya una cuestión habitual. De familia de albañiles (“el suelo de la azotea de mi abuela lo echamos entre todos”), le picó finalmente el gusanillo al acudir a una jornada sobre la materia que celebraba la Universidad de Sevilla y se sacó el máster oficial como técnico superior.

“Donde más he aprendido ha sido visitando obras”, apunta, “porque le pones nombre y apellidos a los conceptos que aprenden en la universidad”. Entre lo uno y lo otro, su presencia en el sindicato fue aumentando. Alguna tarde que otra se dejaba caer pasando afiliados al ordenador. “Siempre tuve el gusanillo en realidad” y empezó su miltancia activa en los primeros años de siglo, principalmente en el sindicato provincial de FECOMA-Sevilla.

Su primer puesto de responsabilidad le llega en 2004 al ser elegida para formar parte de la Comisión Ejecutiva de CCOO-Andalucía, asumiendo la Secretaría de Juventud. Reelegida en 2008 para ocupar la Secretaría de Empleo, actualmente es la Secretaria de Política Institucional y Empleo de CCOO-A, formando ya parte del Consejo y Comité Confederal de CCOO.

Especialista en género y políticas de igualdad, se considera una persona “normal y corriente, amiga de sus amigos”, “un poco guerrillera” (dicen), inconformista (“cuando se llega a un acuerdo, siempre habrá más que pedir y reivindicar”), fan de Isabel Allende, solo respira hondo, hace una pausa y deja entrever algo de emoción al tratar de definir qué pensarán sus padres ante este gran reto. “Supongo que lo viven con incertidumbre y algo de miedo pero saben que le pongo mucho corazón a todo esto”.

“No me tiembla el pulso a la hora de cerrar acuerdos”

Carbonero, cariñoso en su presentación este viernes, su apuesta personal desde hace años, destacó de ella su perfil de mujer joven y su experiencia en la negociación. Ella habla de “nuevas plataformas reivindicativas” y de que “hay que saber dónde están las rayas, pero para seguir”. “En la defensa de mi gente, los trabajadores y las trabajadoras”, dice su Twitter. Ha participado en múltiples mesas de negociación y conflictos laborales. “Conseguir para seguir”, insiste. “No me tiembla el pulso a la hora de cerrar acuerdos”, sentencia.

“La reforma laboral le ha dado todo el poder al empresario. Tenemos más herramientas, pero la democracia no ha llegado a las empresas. Creo que le hemos abierto alguna que otra costura a la reforma laboral”, argumenta, pero apuesta por “combatir”. “Nos queda un largo camino”. “Da igual quién sea el poderoso que, si hace política contra los trabajadores, nos va a tener enfrente”. La Nuria López guerrillera asoma con sus palabras y con un gesto de indiferencia ante las dificultades que se pueda encontrar a su paso. “Ni el sindicato ni mi persona van a tener problema en decir las cosas”, sentencia.

Aún no tiene nombres para su futuro equipo, otras candidaturas mediante, pero asegura que será “un equipo con ganas y fuerza”, con caras nuevas y otras conocidas, sabiendo que las mujeres van a ocupar un lugar destacado. En ese momento tiene un recuerdo para Antonia Martos, secretaria de la Mujer de CCOO Andalucía fallecida en agosto de 2014. “La mujer en CCOO no va a dar pasos para atrás”, y añade que en el sindicato “somos muy plurales y sensibilidades hay muchas”.

De su actual jefe y futuro antecesor solo tiene palabras de elogio, al sindicalista y al hombre. “Paco es un gran dirigente sindical y una excelente persona”, al que han “golpeado”. “Solvencia, valentía y buen hacer”, resume López. Abrumada y orgullosa por el respaldo afirma sentirse ella. Seguro que sus padres lo están o lo estarán a partes iguales. Su felicidad llegará también cuando esa felicidad les llegue a los trabajadores y trabajadoras de Andalucía. “Hacer más feliz a la gente” es un lugar común pero, también, su verdadera apuesta.