Ni un 1%. Eso fue lo que le dedicó la presidenta en funciones de Andalucía al medio ambiente en su discurso de investidura. De unos 265 párrafos, Susana Díaz solo se refirió a las energías renovables o el turismo sostenible en dos de ellos, olvidándose así, entre otros temas, de la gestión de los espacios protegidos, la agricultura ecológica, la pesca sostenible, la gestión forestal, los residuos o el empleo verde.
“Aprobaremos y desarrollaremos la Estrategia Energética de Andalucía, que tendrá como objetivos que el 20% del consumo de energía primaria en Andalucía proceda de fuentes renovables, que se incremente en un 20% la eficiencia energética y que se reduzca en un 10% las emisiones de gases de efecto invernadero”, anunció Díaz en la aportación ambiental más extensa de su discurso.
Al día siguiente, la oposición no mejoró su 'huella ecológica' en el Parlamento Andaluz. Mientras Partido Popular y Ciudadanos ignoraron por completo el tema, Teresa Rodríguez (Podemos) se limitó a mencionarlo en una ocasión (“defender el autoconsumo energético”) y Antonio Maíllo (Izquierda Unida) se refirió a los transgénicos y al fracking en una única frase.
El sector de las energías renovables lo considera “un escándalo”
Para Valeriano Ruiz, director general del Centro Tecnológico Avanzado de Energías Renovables (CTAER), se trata de un “escándalo”. “Es un tema que no se toman en serio. Lo que me preocupa no es que no le mencionen, sino que no hagan nada”, explica el también miembro del Consejo Nacional del Clima.
Durante la campaña electoral, Greenpeace creó un documento para que los candidatos a la Junta de Andalucía incluyeran en sus programas “temas de sentido común” sobre medio ambiente y economía verde. Maíllo y Rodríguez fueron precisamente los únicos candidatos a la presidencia que se reunieron con ellos, mientras que el PSOE envió a su presidenta, Micaela Navarro, en vez de a Díaz, llegando, eso sí, a un acuerdo para hacer una ley de cambio climático. Ni el PP ni Ciudadanos respondieron a la oferta.
“No se ha hablado ni de pobreza energética”
Mario Rodríguez, director general de Greenpeace, no oculta su asombro con el debate de investidura. “Nos ha sorprendido que ni siquiera se haya hablado de pobreza energética”, asegura. Rodríguez critica que en temas verdes “no hay ni nueva ni vieja política, sino la de siempre. Es malo para el medio ambiente que los de la nueva política no lo tengan en el top de su agenda. Antes de las elecciones hicimos una campaña muy intensa, pero está claro que nos queda mucho trabajo por delante”, recalca el ecologista.
Lola Yllescas, responsable de Ecologistas en Acción en Andalucía, se muestra mucho más dura tanto con el PSOE como con Podemos. “Susana Díaz ni siquiera es consciente de que el medio ambiente también genera trabajo. La política ambiental de Andalucía no es progresista. Ha habido un incumplimiento bestial de los compromisos ambientales durante el gobierno del PSOE e Izquierda Unida”, critica. En cuanto a Podemos, la ecologista reconoce que se sienten muy molestos, porque “la oficina de Teresa nos pidió nuestras propuestas antes de las elecciones, pero no han servido para nada”, sostiene.
“Hablar de ecología no da votos”
Por su parte, Alejandro Brome, portavoz de la Federación Andaluza de Consumidores y Productores Ecológicos (FACPE), resta importancia a la sonada ausencia del debate asegurando que entiende que “las fuerzas de izquierda están más centradas en la democratización y la lucha contra la corrupción. Nos parece grave que la política deje de lado problemas como el cambio climático, que dentro de unos años van a ser muy agudo, pero entendemos que socialmente no es una reclamación general: hablar de ecología no da votos”.
Desde la política hay, por tanto, una cierta incapacidad para ligar la protección de la naturaleza con el desarrollo económico y que la ciudadanía lo vea como algo positivo. Juanjo Carmona, director de WWF en Andalucía, cree que el problema es que “los políticos siguen sin ser capaces de entender que el futuro de la economía pasa por un cambio de los modelos que nos han llevado a la crisis y por apostar por el medio ambiente como fuente de riqueza”.
Brome es de su misma opinión y recuerda que “el medio ambiente está muy ligado a la economía”. Subraya que la agricultura ecológica no solo es positiva para el medio ambiente y la salud, sino para la generación de empleo. “Los costes de producción son más altos, porque necesitas más gente. El precio final depende de toda la cadena de distribución. Nosotros consumimos alimentos ecológicos sin hacerlo a un precio mucho mayor. Creemos que hay alternativa”, remarcan desde la federación de productores ecológicos.
En Ecologistas en Acción van más allá y afirman que “un país que no es ecológico no es económico y eso terminaremos pagándolo. No estamos debatiendo sobre conservación, contaminación y calidad del agua y ese tema es fundamental para Andalucía, ya que nuestra economía y nuestra agricultura dependen de eso”.
La lucha contra la corrupción también es ecológica
De lo que sí se ha hablado, y mucho, durante la investidura es de corrupción. Los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, han convertido la lucha anticorrupción en condición sine qua non para, con su abstención, permitir la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía. Greenpeace lo considera algo muy positivo, ya que “acabar con la corrupción traería muchos beneficios para el medio ambiente, dado que la corrupción ha estado tan ligada a la destrucción de la costa”.
Tanto los empresarios del sector verde como los ecologistas ven imprescindible que haya un cambio de modelo que apueste por el desarrollo sostenible. WWF considera así un grave error que la Junta se haya enfrascado durante la legislatura anterior “en modelos antiguos como el de la reapertura de minas. Es una actividad predadora, que te esquilma el producto, no genera riqueza en la zona y se la lleva a otra parte”. En Greenpeace creen que hay que apostar por “una gestión minera que cumpla con todas las medidas medioambientales garantizando cero impacto ambiental y que parte de sus beneficios se empleen en la reactivación económica de las zonas mineras asociado a actividades económicas sostenibles”.
En cuanto a la la energía, apuestan por una Andalucía que se convierta en el Silicon Valley de las renovables en Europa. Hoy en día las energías limpias suponen el 19,1% del consumo de energía primario de Andalucía. “No se pueden olvidar de mejorar la gestión de los residuos ni de la pesca sostenible. Tampoco pueden seguir reduciendo el presupuesto para luchar contra los incendios forestales”, añade Ecologistas en Acción en clave económica.
Mario Rodríguez concluye que “no habrá un nuevo ciclo político ni será creíble hasta que el medio ambiente no esté en lo más alto de su agenda política”.