Cinco razones para el enfado del PSOE andaluz con Pedro Sánchez a cuenta de las nacionalidades históricas
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha obviado esta semana hasta en dos ocasiones que Andalucía es una nacionalidad histórica como Cataluña, Euskadi y Galicia, ninguna de las cuales se ha olvidado de mencionar, con lo que ha reabierto -si es que en algún momento se cerró- la brecha con los andaluces. De este modo, pese a que en el PSOE de Andalucía mantenían un perfil bajo, a la hora por ejemplo de valorar otras manifestaciones de Ferraz que no comparten, esta vez no han podido o querida callarse.
Porque con este tipo de planteamientos, que han concitado el rechazo unánime de todos los grupos parlamentarios de Andalucía, obligan a Susana Díaz a reaccionar o perder posiciones en la reivindicación de su andalucismo, al que ha vuelto con más empeño desde que perdió las primarias del 21 de mayo.
No es que el PSOE andaluz no se lo esperara, porque ya lo barruntaba cuando en hasta dos ocasiones le ha reclamado públicamente a Pedro Sánchez que no la obligue a elegir entre sus dos lealtades -el partido y la comunidad autónoma que gobierna- pero quizá no tan pronto y con reincidencia. He aquí cinco razones que alimentan la indignación del PSOE de Andalucía por este tema en el que creen que hay más de provocación que de desconocimiento, visto cómo se han sucedido los acontecimientos.
Porque no es verdad
El Estatuto de Autonomía de Andalucía la define como “nacionalidad histórica” después de que, tras las manifestaciones multitudinarias del 4 de diciembre de 1977 y el referéndum de 28 de febrero de 1980, consiguiera la máxima expresión de autogobierno en el mismo plano que las otras tres del artículo 151 de la Constitución Española que lo tuvieron garantizado sin necesidad de echarse a la calle: Cataluña, Euskadi y Galicia. Es decir, a Andalucía le tocó pelear por lo suyo también entonces, porque no sólo las señas de identidad propias, sino también la sensación de agravio, contribuyeron y contribuyen a la conciencia de pueblo. Tampoco aceptan, y esto incrementa todavía más el enfado del PSOE de Andalucía, que el líder insista en que ellos usaron en la era de José Antonio Griñán la terminología “nación de naciones”, y por eso recuerdan que lo hizo un grupo de expertos de la Fundación Alfonso Perales, como reiteraba el pasado miércoles Mario Jiménez.
Porque ninguno de los andaluces en la ejecutiva lo corrige
En la ejecutiva de Pedro Sánchez hay ocho andaluces y ninguno ha levantado la voz tras las expresiones del líder contra la comunidad autónoma. Cierto es que todos son sanchistas, porque el líder se rodeó de sus fieles esta vez, pero se esperaba que hubieran contribuido a matizar estas declaraciones. Desde Ferraz comentan que en el PSOE de Andalucía “están exagerando” y precisan que Pedro Sánchez dijo “al menos esas tres” autonomías, con lo que no estaba siendo excluyente. Critican dese Madrid también que los andaluces no se mostraran de acuerdo con el concepto de nación y ahora lo reclamen, después de que Mario Jiménez haya apuntado que si eso significa más autogobierno, lo quieren para Andalucía como el resto.
Porque se dice en pleno debate territorial
Relacionado con lo anterior, y mucho más importante, en el PSOE de Andalucía temen que este tipo de manifestaciones despejen el camino para un posicionamiento en el debate territorial que menoscabe el papel de esta comunidad autónoma. Por eso mismo no compartieron el concepto de “plurinacionalidad”, aparte de que es la terminología de un Podemos con el que no hay puentes tendidos en el sur, si bien no tienen más remedio que asumirlo porque está en lo aprobado en el último congreso socialista. Cuando los socialistas están peleando por conseguir un posicionamiento común del Parlamento de Andalucía de cara al debate territorial, que Pedro Sánchez le ponga piedras en el camino a Susana Díaz, la debilita frente a sus rivales.
Porque coincide con un año de celebración de la autonomía de Andalucía
Las intervenciones de Pedro Sánchez en este sentido -primero en los Desayunos Informativos de Europa Press y luego reafirmándose en una entrevista en la cadena Ser- se producen cuando faltan apenas tres meses para la conmemoración del 40 aniversario del 4D, una fecha que la Junta de Andalucía nunca ha celebrado más allá de una declaración institucional en 2012 coincidiendo con los 35 años. Sin embargo, 2017 es diferente porque Susana Díaz ha encontrado en la reivindicación del 4D y sus cuatro décadas una oportunidad que no quiere que le arrebaten los demás partidos. Es más, como coincide con el 40 aniversario de la creación de la Federación Socialista de Andalucía (luego PSOE-A) se aprovechará para celebrar también esto en una clara intención de reinvindicarse también en lo político y no sólo en lo institucional.
Porque dificulta que enarbolen la bandera del andalucismo
Tradicionalmente el PSOE ha sabido acaparar el sentimiento del andalucismo. Eso ha sido garantía de su poder en un territorio donde nunca han llegado a consolidarse los partidos de corte nacionalista. Ni siquiera en los mejores momentos del Partido Socialista Andaluz (PSA) fundado por Alejandro Rojas Marcos, Luis Uruñuela y Miguel Ángel Arredonda, luego Partido Andalucista (PA), cuyo papel fue clave en las movilizaciones del 4D, el PSOE dejó escapar la ocasión de aglutinar este sentimiento. Sin embargo, los pronunciamientos de Ferraz dejan en muy mal lugar a sus compañeros del sur para mantener este espíritu, y por eso no han dudado en desmarcarse.
Porque la oposición tiene el camino despejado para la crítica
Los deslices -intencionados o no- de Pedro Sánchez han puesto en bandeja a la oposición sus ataques contra Susana Díaz a la vez que aprovechan para sacar provecho. Empezando por Teresa Rodríguez (Podemos), quien ha encontrado de nuevo ocasión para poner en evidencia a una Díaz a la que ya le ha reprochado que después de haberse envuelto en la bandera de España en su intento de conquista de Ferraz, venga ahora a por la blanca y verde “como segundo plato”. O Juan Manuel Moreno (PP), que le ha recriminado su “complejo” y su “silencio”. O IU, que acusa a los socialistas -“y socialistas son todos”- de alimentar la brecha norte-sur. O C's, que les exigen que “dejen de marear la perdiz” y definan su criterio de país.