Albert Rivera ha irrumpido en la campaña de las elecciones andaluzas con un mensaje que redibuja la estrategia del partido naranja -tras meses forcejeando con el PP de Pablo Casado por el voto conservador- para resituar a Ciudadanos en posiciones de centro. Los naranjas han entendido que en Andalucía los comicios no se ganan en los extremos, y que el 54% de los electores se ubica políticamente en el centro y centro derecha.
Rivera se ha estrenado este sábado en Sevilla calificando al PP como “un partido de delincuentes y mafiosos” y se ha referido al sanchismo como “una plaga bíblica”. “¿Habéis visto estos días a pimpinela: Pablo Casado y Pedro Sánchez? Se pelean en público, pero pactan en privado el Poder Judicial. El único partido de regeneración que queda en pie es el nuestro”, ha rematado.
La caravana de Ciudadanos ha llegado este sábado a la capital de Andalucía, la provincia con más diputados en juego (18) y donde más esperan crecer los de Rivera. En 2015, la formación naranja se estrenó en el Parlamento andaluz con 9 diputados, el 9,28% de votos, cuando las encuestas le daban cinco. En Sevilla lograron 91.246 votos (el 9,14%, en la media andaluza), que se tradujeron en dos diputados. Algunos analistas sostienen que le arrebataron los dos al PP, que pasó de siete a cuatro escaños. Otros defienden que un diputado les vino del PP y el otro del PSOE.
El candidato de Cs a la Presidencia de la Junta, Juan Marín, se presenta a las andaluzas del 2 de diciembre alineado con esta segunda teoría: Ciudadanos planta cara al “bipartidismo político”, aunque los primeros pasos de campaña del líder nacional hayan abandonado parcialmente la equidistancia, tras confirmar que su objetivo es sumar con el PP para desbancar al PSOE andaluz del poder tras 36 años inininterrumpidos de Gobierno. “A todos los liberales que una vez votaron al PP, les digo que ésta es su casa. Y a los socialistas que no les gusta Sánchez, que sólo viene un día a Andalucía, porque aquí no lo quieren. Concentremos el voto útil”, dijo Rivera
En este mitin de Ciudadanos han perdido espacio los asuntos nacionales y catalanes que abarrotaron la precampaña de los naranja, aunque la intervención de Rivera -el doble de larga que la del candidato- se pareció más a un acto de precampaña de las generales. El líder naranja da codazos a izquierda y derecha, buscando devolver a su partido al centro, donde tan buenos resultados cosechó en Andalucía en 2015. La moción de censura que colocó a Pedro Sánchez en Moncloa y la renovación del PP tras el ascenso de Casado son dos factores que desplazaron del foco mediático a Cs, que hasta entonces parecía dirigir la iniciativa política en el Congreso.
En los meses siguientes, Rivera se escoró hacia posiciones más duras en lo que parecía una competición frenética contra Casado por liderar la derecha. Algunos analistas interpretan que de esa estrategia viene la repentina ruptura del pacto de Cs con el PSOE de Susana Díaz, sustentada en el Gobierno por los naranjas durante tres años. Los de Marín insisten en que fueron los incumplimientos de Díaz en materia de regeneración democrática lo que les hizo retirarles su apoyo.
“¡Elecciones ya, señor Sánchez!”
La formación naranja ha retirado los tanques y apaciguado su discurso contra el PP en la campaña andaluza. Su principal antagonista aquí es el PSOE de Sánchez y de Díaz. “Queremos elecciones ya, señor Sánchez”, gritó Rivera. Por mucho que las expectativas de crecimiento de Cs dependan del deterioro del PP, sus aspiraciones de gobierno en Andalucía pasan por sumar con ellos, y minar la base electoral del PSOE. Por eso Rivera ha confirmado que si obtienen “un escaño más, habrá cambio de gobierno”. Pero Cs ha aislado las andaluzas del resto de España, lo cual le permite tender puentes con el PP de Juanma Moreno a la par que dinamita al PP de Casado.
El primer mitin del candidato Marín en Sevilla ha tenido lugar en el Muelle de las Delicias, junto al río Guadalquivir, donde se han colocado 800 sillas en círculo para los asistentes que han aguantado un inverosímil calor de noviembre. La formación naranja ha bautizado estos mítines como “encuentros ciudadanos”. No son mítines al uso, como los que hace el PSOE andaluz. Explican los estrategas no hay una intención de congregar a una multitud desbordante, que no persiguen el golpe psicológico de una imagen de masas jaleando al candidato, esa foto que tanto les gusta a los socialistas par luego difundirla por tierra, mar y aire (léase, redes sociales). “Esto no va de vencer en cantidad, sino en convencer”, dicen. De hecho, el perímetro de los actos de campaña de Cs está cerrado por vallas metálicas.
Marín estuvo acompañado en este estreno por el cabeza de lista por Málaga y ex entrenador del Caja San Fernando y del Unicaja, Javier Imbroda, que arenga a los suyos como si estuviera a pie de pista de baloncesto. Y los simpatizantes responden. La líder de Cs en Catalunya y portavoz de la ejecutiva nacional, Inés Arrimadas, volvió a demostrar dominio de la escena política y conocimiento del trabajo que ha hecho el equipo de Marín estos tres años.
Sin complejos por apoyar a Díaz
Ciudadanos se presenta a sus segundas elecciones andaluzas “orgulloso” de su aportación al Gobierno de Susana Díaz, una diferencia sustancial respecto a aquella IU que entre 2012 y 2015 gobernó con el PSOE, y a partir de ahí marcó distancias son su pasado. Los naranjas han diseñado una campaña en la que compatibilizan, sin complejos, sus “aciertos y resultados” en el Gobierno de Díaz con una dura enmienda a la totalidad al “PSOE que lleva 40 años en el poder”. “Andalucía tiene una losa encima que se llama PSOE. Ya está, 40 años son demasiados”, dijo Arrimadas.
La líder catalana, nacida en Jerez de la Frontera (Cádiz), acusó a los socialistas andaluces de “vivir de la política” y presentó a su formación como un partido “que viene de la sociedad civil”. “Quiero que la Junta la gobierne gente que sabe lo que es trabajar fuera de la política”, dijo, en un discurso del que ya han desaparecido los asuntos catalanes, el escollo independentista y la oposición al Gobierno de Pedro Sánchez.
Marín tomó el relevo de Arrimadas y los simpatizantes le recibieron con el grito de “presidente, presidente”. El candidato de Cs, aliado preferente de Susana Díaz durante tres años y medio, ha mutado en un serio rival a la socialista. Este sábado ha prometido que en los primeros cien días de Gobierno de Ciudadanos en Andalucía eliminará “todas las fundaciones fantasma que el PSOE ha creado durante 40 años, y con ese dinero vamos a la sanidad, la educación y las políticas sociales”. “Somos tan revolucionarios que no queremos corruptos que nos dirijan”.
Fue Albert Rivera quien cerró el acto. El presidente de Ciudadanos se presentó, como Susana Díaz, asegurando que no hará una campaña de descalificaciones. Acto seguido, también como ella, atizó a los socialistas y a los populares: “Cs tiene que gobernar en Andalucía para acabar con los enchufados y el clientelismo del PSOE. Sólo les preocupa el tic tac de la sentencia de los ERE, por eso rompieron el acuerdo con nosotros”, dijo. El presidente del partido naranja también hizo suyo uno de los lemas de Díaz contra sus rivales: “Los cenizos”. “No les hagáis caso a los cenizos”, dijo, “el PSOE quiere dormir el partido, que la gente no vaya a votar, que no haya un ritmo alto, que todo siga igual. Nosotros tenemos que movilizarnos”, dijo, convencido de que “hay gente del PSOE y del PP que va a votar a Cs”.
El dirigente naranja llegó a calificar al PP como “una película de delincuentes y mafiosos”. “Tienen docenas de causas abiertas en los juzgados por corrupción. Para acabar con la red de los ERE no vale con poner la red de la Gürtel, los rojos y los azules roban igual”, sentenció, tras presentar a Ciudadanos como “el único partido de regeneración que queda en pie”. Las críticas de Rivera al “pasteleo” de los políticos con la justicia desató los aplausos más fuertes en el público. “El cambio en España empieza por Andalucía. Faltan muy poquitos escaños para una mayoría alternativa al de PSOE y Podemos”, anunció el presidente de Cs, seguro de que van a “triplicar” su resultado.