“Sólo si China es democrática podrá llegar a hacer una contribución positiva para el mundo”
- Alex Chow, uno de los líderes estudiantiles de la revolución democrática de los paraguas en Hong Kong, visita Sevilla y habla con eldiario.es/andalucia
Los 26 años de Alex Chow no hacen justicia en absoluto a la larga vida que lleva a sus espaldas. Chow acaba de llegar a Sevilla desde Taiwan para participar en el Máster de Comunicación y Cultura de la Universidad de Sevilla. Tiene 26 años y ánimo suficiente para contestar las preguntas de eldiario.es/andalucia nada más aterrizar. Graduado en la Facultad de Artes de Hong Kong y estudiante de posgrado en Berkeley, Chow es activista pro-democracia en Hong Kong y uno de los líderes estudiantiles de la Revolución de los Paraguas de 2014. 26 años y su nombre y el de sus compañeros fue barajado en 2015 para el Nobel de la Paz.
Asesor de campaña de Eddie Chu, el diputado demócrata con mayor número de votos populares en Hong Kong, Alex ha sido procesado judicialmente este verano junto con Joshua Wong (portada de la revista Time, 2014) por crímenes de subversión y desafío al Estado que puede llegar a ser el más poderoso del planeta: la República Popular China. Ahora, se mantiene expectante ante las próximas elecciones en Hong Kong el 27 de marzo, y confía en los movimientos pacíficos y las alianzas globales que fuercen al gigante oriental a virar hacia postulados democráticos.
Señor Chow ¿para qué viene a España?
He sido invitado por el Máster en Comunicación y Cultura de la Universidad de Sevilla y por la Línea de Estudios Orientales del grupo Compolíticas para dar testimonio sobre el movimiento democrático en Hong Kong. El año pasado me reuní con representantes de la Generalitat catalana que visitaron nuestra ciudad y me interesé por el Movimiento 15-M. Deseo que este viaje a España sirva para consolidar la cooperación y la comprensión entre nuestras respectivas sociedades cívicas. También espero que podamos avanzar en el diálogo por la justicia social y la reforma democrática ante los numerosos desafíos mundiales. Deberíamos ser capaces de construir una alianza global.
Hay personas que no entienden qué significa ser disidente en Hong Kong. ¿Contra quién luchan? ¿Por qué y de qué manera desafían al régimen?
Estamos luchando contra un régimen autoritario que está impidiendo la celebración de elecciones justas y abiertas en Hong Kong. Hong Kong ha sido una colonia de Gran Bretaña durante 150 años, y después no ha llegado a vivir un periodo de descolonización, de autonomización y de apertura democrática. Por el contrario, ha pasado de manos del Gobierno británico, al régimen chino, que es antidemocrático.
Hemos estado luchando por lograr una reforma democrática al menos durante cinco años. Hemos ensayado la vía del diálogo, la negociación, la petición, la protesta, la manifestación…, desplegando innumerables campañas, pero todas han sido inútiles. Esto es lo que dio lugar al Movimiento de los Paraguas y a las ocupaciones de 2014. Ahora hemos regresado al movimiento comunitario. La gente está tratando de reconstruir la democracia desde la base y participar en las elecciones locales, a pesar de sus deficiencias.
Yo, junto con otros dos líderes estudiantiles, fuimos procesados judicialmente y condenados el año pasado. Mi sentencia consistió en tres semanas de prisión, además de una suspensión de un año.
¿Podría indicar cuáles son las directrices fundamentales de su activismo social y político?
Durante años hemos estado abogando por un movimiento no violento. El espíritu de la no violencia promueve la paz y el amor, trata de convencer a través de la capacidad de autosacrificio y de la solidaridad.
¿Cuál fue su papel en la Revolución de las Paraguas de 2014?
Fui el Secretario General de la Federación de Estudiantes de Hong Kong (FEHK) que dirigió el Movimiento de los Paraguas (MP) en 2014. Ayudé a organizar los días de deliberación, la huelga de estudiantes y las manifestaciones callejeras. Durante los 79 días de las ocupaciones, más de 200.000 estudiantes apoyaron las negociaciones de la FEHK con el Gobierno.
¿Usted se siente chino o sólo hongkonés? ¿Es independentista?
Me identifico como hongkonés más que como chino, ya que he crecido y he sido educado en Hong Kong. No me considero independentista, pero sí soy partidario de la autodeterminación. Este término en nuestro contexto significa la lucha por la democracia, la libertad y la autonomía. El principio básico es conceder a las personas de Hong Kong el derecho a decidir su futuro y a participar en la vida pública. Esto no supone necesariamente una expresión de separatismo, aunque el Gobierno chino quiera acusar de ello a la ciudadanía. A los ojos del régimen, la búsqueda de elecciones abiertas y justas supone una rebelión y una apuesta independentista.
Por otra parte, el caso de Hong Kong es muy diferente al de la España actual. Tal vez la situación se parezca más a la de otras épocas marcadas por el colonialismo o por el autoritarismo.
¿Qué piensa de la violencia como medio para la reivindicación política?
La violencia sólo nos distanciaría de la democracia y de la gente. Sería como dispararse a los pies. La violencia siempre deriva de la ira, la ansiedad y la inseguridad. Tenemos que ser pacientes, atentos y cautos ante quienes abogan por la violencia.
Si tuviera que traducir su posición política en categorías europeas, ¿se definiría a sí mismo como de izquierdas o de derechas?
De centro-izquierda. Pero yo diría que, como muestran el Brexit y la victoria de Trump en Estados Unidos, la dicotomía derecha-izquierda limita nuestra imaginación y creatividad para repensar la política. Los humanos somos más complejos que las etiquetas.
¿Ha tenido miedo alguna vez? ¿Ha temido por su libertad, por su carrera profesional, por su integridad física o por tu vida?
Me sentiría frustrado si el régimen chino no cediera y la ciudadanía se dividiera en conflictos internos. Pero tengo fe y ésta es la fuente de mi fuerza interior, que me empodera y me lleva a un activismo valiente, compasivo y apasionado para hacer frente a las dificultades. Mi familia ha sido el principal sostén de mi vida. También cuento con el pleno apoyo de mi pareja. Todos ellos están conmigo, aunque a veces se preocupan por mi seguridad.
¿Por qué no salió en la portada de Time de 2014 junto a Joshua Wong como cara visible de la revolución, si ambos compartieron su liderazgo?
No salí en la portada porque no cabíamos los dos, jajajajaa… Es broma. En aquel momento no tenía tiempo para atender a la solicitud de la revista Time. La Federación de Estudiantes de Hong Kong era la principal organización que gestionaba los conflictos internos y diseñaba las pautas estratégicas del movimiento, mientras Scholarism, la organización a la que pertenecía Joshua, se dedicaba más a los medios.
Este verano fue juzgado junto con sus compañeros Joshua y Nathan, ¿puede contarnos cómo se desarrolló el proceso?
Johsua Wong y Nathan Law Kwun-chung fueron sentenciados a 80 y 120 horas de servicio comunitario, respectivamente, mientras que a mí me condenaron a tres semanas de cárcel con una suspensión de un año debido a que los tres irrumpimos en la Civic Square del distrito Admiralty de Hong Kong en septiembre de 2014. Ahora deseamos apelar la sentencia para exigir que se clarifiquen algunos conceptos jurídicos.
¿Es de los que piensa que la Revolución de los Paraguas ha sido un fracaso?
El movimiento ha sido un enorme éxito en cuanto a la toma de conciencia de miles de personas de Hong Kong, llevando a su apogeo el impulso democrático. Las ocupaciones han constituido un punto histórico de inflexión en nuestro proceso hacia la democracia. Aunque algunas personas se sienten frustradas porque no hay aún resultado tangible, lo cierto es que se ha sembrado la semilla de otra oleada revolucionaria. La gente demanda otros métodos y otra cultura, como la democracia participativa, una construcción democrática más integrada y prácticas que respalden el compromiso colectivo, la colaboración, el compartir, la sostenibilidad y la reciprocidad.
¿Qué pasó en las elecciones legislativas del pasado 4 de septiembre en HK? ¿Hay muchas diferencias entre los nuevos partidos que ahora ocupan el campo demócrata?
Como mencioné anteriormente, las elecciones legislativas simbolizaron una victoria del Movimiento de los Paraguas, ya que muchos activistas profudamente implicados en las ocupaciones ganaron escaños en el Parlamento. Entre ellos hay que incluir a Nathan Law, Eddie Chu, Siu-Lai Lau y muchos otros. Estos diputados se han presentado como el bando a favor de la autodeterminación, que se distingue del bando independentista. Yo me siento más inclinado hacia la autodeterminación que hacia la independencia, me parece un planteamiento más inclusivo. La posición no consiste en una disyuntiva entre esto o aquello. Para mí lo fundamental es el desarrollo de nuestras capacidades internas y la promoción de una alianza internacional para democratizar Hong Kong y China a largo plazo. A la gente se le ofrece una oportunidad para reflexionar sobre cuál sería una relación saludable entre China y Hong Kong y qué mecanismo podría reequilibrar la desigual balanza de poder entre ambos.
¿Por qué ha descalificado Pekín a cuatro de sus diputados?
Pekín ha querido descalificar a esos diputados porque, al hacerlo, pretende arrebatar el poder de veto en el LegCo (Parlamento) a los demócratas, que ahora gozan de un tercio de los escaños y pueden vetar ciertas propuestas. Pero ese poder se perderá si se inhabilita definitivamente a esos cuatro diputados.
¿Cuáles son sus expectativas respecto de las elecciones a la Jefatura del Ejecutivo de Hong Kong el próximo 27 de marzo?
No importa quién gane las elecciones, la gobernanza no cambiará drásticamente, porque la estructura de poder seguirá siendo la misma. Técnicamente es la batalla entre John Tsang y Carrie Lam, ambos ex altos cargos del Gobierno. Yo no tengo mucha esperanza en ellos, ya que en cualquier caso se puede imponer sobre Hong Kong la voluntad de Pekín.
Algunos activistas de la democracia como Benny Tai, iniciador de Occupy Central with Love and Peace, han convocado un referéndum organizado por la sociedad civil para que la gente pueda participar de alguna forma y contrarrestar estas elecciones amañadas, sosteniendo así el impulso del movimento a favor de la democracia de base en Hong Kong.
¿Cómo se vio desde Hong Kong el 15-M de 2011 y qué significó para ustedes?
Creo que el 15 de mayo fue reflejo de una crisis y un movimiento de búsqueda de alternativas. Durante ese proceso fertilizaron muchas ideas nuevas que luego han sido incorporadas por la ciudadanía, fomentando una nueva corriente en los movimientos de izquierda.
¿Está al tanto de lo que sucede en España? ¿Cree que la situación en Hong Kong tiene algo que ver con lo que está pasando aquí?
Soy consciente de que la política en España está experimentando otra transición. Diferentes grupos están luchando por su futuro y sus ideales, tratando de actualizar de modo creativo sus objetivos. En algunos partidos se valora mucho la participación de la ciudadanía. También hay mucho debate sobre las instituciones del gobierno y su formación. Creo que las similitudes radican en la búsqueda de nuevas metodologías de participación y construcción de comunidad. La gente quiere el cambio, busca el cambio y lo promueve.
¿Se identifica con el soberanismo catalán y con otros grupos que reivindican la autodeterminación de algunas regiones autonómicas en el Estado español?
En Hong Kong el objetivo de defender la autodeterminación es marcar la diferencia con quienes simplemente buscan la independencia. Hablando léxicamente, autodeterminación no equivale a independencia. Yo me considero sobre todo un defensor de los derechos humanos y un activista democrático. Creo que la gente necesita ir más allá de las meras etiquetas, hablar y cooperar con personas de diferentes valores políticos. Esta es la belleza de la democracia, que debería ser incluyente, transparente, abierta y transformadora.
¿Cuál es su principal mensaje para los políticos de nuestro país?
Decid la verdad y no os arrodilléis (“kau-tau”) ante China. Sólo si China es democrática podrá llegar a realizar una contribución positiva para el mundo.
Todos estamos conectados y yo aprecio mucho el esfuerzo y los movimientos innovadores que han impulsado los españoles, sus activistas y políticos en los últimos años. Deberíamos seguir intentando cambiar el mundo.
¿Qué diría a las empresas españolas que tienen intereses en Hong Kong y que temen su activismo?
Creo que esas empresas deberían estar alerta, reconocer que la forma en que China está haciendo negocios ahora es insostenible y tóxica, tanto para sí misma como para sus socios comerciales a largo plazo. Imagino que a esas compañías les llegó en su momento la noticia de que la esposa de un ex funcionario chino asesinó a un hombre de negocios estadounidense, y saben que numerosos empresarios de Hong Kong y China están siendo secuestrados y torturados en los últimos años.
A pesar de todo, en China se valora positivamente el Estado de Derecho. Incluso los empresarios chinos son conscientes de que las cosas tienen que cambiar, porque de no ser así la arrogancia del régimen sólo conduciría a la guerra, lo que tarde o temprano arruinaría la economía.
De modo que las empresas españolas deberían preocuparse si sólo atienden a la economía y a nada más. Si quieren una economía estable, deberían apostar por una democratización más rápida de Hong Kong y China, por una transición democrática del gobierno chino.
¿Piensa seguir luchando por la democracia, ahora que se marcha a la Universidad de Berkeley?
Berkeley es reconocido por su activismo estudiantil, y su cuerpo académico se pronuncia habitualmente sobre los temas más críticos. Creo que la educación que voy a recibir en Berkeley me preparará para mejorar mi contribución al mundo.