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Susana Díaz lanza la campaña más andalucista del PSOE frente “a los partidos de España”

Susana Díaz pide a los andaluces que acudan masivamente a las urnas para contestar a la derecha que "nos insulta"

Daniel Cela

El PSOE lleva gobernando Andalucía 36 años y esta medianoche se sumergirá en su undécima campaña electoral muy convencido de que va a prolongar su status de partido imbatible. La candidata Susana Díaz se atrevió a desvelar la fórmula mágica del éxito en su primer día de campaña en Granada. “¿Sabéis por qué siempre gana el PSOE en Andalucía? Porque quiere la gente, simplemente por eso”, sentenció.

Es una tradición en el PSOE andaluz arrancar la campaña electoral en la Andalucía oriental y hacer el cierre en alguna ciudad de la parte occidental. Díaz ha empezado pidiendo el voto en Granada, una de las provincias más hostiles con su Gobierno en esta legislatura. Unas 50.000 personas se manifestaron aquí en 2017 contra la gestión de la sanidad pública: médicos, enfermeros y pacientes salieron a la calle a protestar, provocando un shock en la dirección política de la Junta, dimisiones en la cúpula de la Consejería de Salud y haciendo saltar todas las alarmas. Uno de los artífices de aquella protesta, el médico Jesús Candel, alias Spiriman, convocó un centenar de manifestantes a las puertas del Palacio de Congresos, donde estaban convocados los socialistas.

Díaz desplegó triunfalismo a raudales, pero no eludió hablar de los problemas que encendieron a la ciudad (incluso el alcalde socialista se unió a la protesta). “Tengo que hacer autocrítica. Cuando sale tanta gente a la calle, es que no nos explicamos bien o hay que reconocer que no funciona”, admitió.

En Granada están en juego 13 escaños. Actualmente los socialistas tienen cinco, el PP cuatro, Podemos dos y Ciudadanos e IU, uno. Este jueves hacía frío, llovía y cuando empezaba el mitin de Díaz empezaba también el partido de España-Croacia. La presidenta de la Junta y candidata del PSOE se ha estrenado llenando el aforo completo del Palacio de Congresos, unas 2.500 personas según la organización. Una hora antes, el espacio ya estaba casi repleto y una larga cola de simpatizantes esperaba para entrar (algunos se quedaron fuera, otros se sentaron en los pasillos). La novedad llegó por los oídos. Sonaba dentro el himno del partido, pero también la canción Verde blanca y verde, de Carlos Cano, la misma que se escuchaba en los mítines del ya extinto Partido Andalucista, la misma que ahora suena en los actos de la coalición de Adelante Andalucía (Podemos-IU). 

La sintonía de Carlos Cano en los mítines de Susana Díaz es una rareza, algo nuevo, aunque sí es habitual que la Murga de los currelantes cerrase los actos de campaña de Teresa Rodríguez en 2015. Carlos Cano habla de la tierra y de las cosas del comer, y Podemos lo recuperó como consigna, como lema. El andalucismo vuelve a estar en liza, son las dos candidatas de la izquierda las que se disputan la bandera blanca y verde, mientras PP y Ciudadanos compiten en españolismo.

“Vamos a ganar al partido de España. Tenemos que ganar porque Andalucía necesita una voz propia, porque los otros se marcharán para arriba y se olvidarán de lo que dijeron cuando estuvieron aquí”, dijo Díaz. “Vamos a votar 48 horas antes del 4 de diciembre [de 1977, manifestación multitudinaria de andaluces reclamando un Estatuto de Autonomía de primer nivel], 40 años después del Pacto de Antequera. Tenemos que ganar por nuestros niños, porque no queremos que se metan con ellos”, sentenció.

De Granada, Jaén y Almería

El andalucismo es un espacio político que el PA dejó huérfano y que el PSOE andaluz empezó a ocupar al día siguiente de su desaparición. En el primer mitin de campaña de Susana Díaz no se ve ninguna bandera española, pero muchas banderas andaluzas. El verde lo inunda todo. Las pantallas, la moqueta verde con un atril blanco en medio, los focos de iluminación. Ni siquiera las típicas banderitas de plástico que ondean en los mítines del PSOE llevan el color corporativo rojo; todas son verdes. La candidata ha entrado sonriente, vistiendo su cazadora verde, la misma que usó hace tres años en la noche electoral de 2015, con la que anunció su primera victoria (14 diputados más que el PP; 33 más que Podemos). 

El PSOE lleva consigo un equipo de profesionales para movilizar las redes sociales, hacen vídeos y fotos, mueven la sonrisa, los abrazos y los besos de la candidata en Facebook, Instagram, Twitter… Dicen que los mítines convencionales están en extinción, son dinosaurios de la propaganda política, pero el arranque de campaña de Díaz es la foto de un escenario abarrotado, con simpatizantes sentados, de pie y de rodillas, de Granada, de sus pueblos, y algunos de Jaén y Almería llegados en autobús con sus alcaldes. “¿Qué queremos? ¿A los tristes del McDonald o a la sonrisa de Andalucía, Susana Díaz?”, anunció el alcalde de Granada, Francisco Cuenca.

Los socialistas tienen un “chute de CIS”, dice un veterano en elecciones, proyectan un optimismo desatado, cuando apenas ha empezado la campaña. Teresa Jiménez, la cabeza de cartel por Granada, habló de “amor, alegría y esperanza”. Al líder provincial del PSOE, José Entrena, le estalló la hebilla del cinturón mientras exaltaba a la candidata, y la platea se puso a silbar y a aplaudir. Hay un ambiente de fiesta desatada, más propia del día después de la victoria que del arranque de campaña. Apenas hubo mensajes negativos contra los oponentes, los rivales no existen en la campaña del PSOE. “Yo estoy feliz, aunque les moleste que diga que estoy feliz, estoy contenta”, repitió la candidata.

Díaz obtuvo en Granada 156.779 votos hace tres años, el 34,6% del escrutinio, sobrepasando a un PP que siempre había tenía aquí su segundo bastión, después de Almería. Los socialistas aspiran a retener sus cinco diputados aquí. Durante la precampaña, Susana Díaz ha multiplicado sus actos institucionales en Granada y otras provincias orientales. La pelea electoral granadina será dura, porque lo que el PSOE ganó al PP en 2015, ahora Ciudadanos lo reclama como suyo. 

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