“Seré implacable en la lucha contra la corrupción”. Es el compromiso adoptado por Susana Díaz tras haber sido designada por aclamación este jueves candidata del PSOE-A a la presidencia de la Junta de Andalucía en el debate de investidura que se celebrará los días 4 y 5 de septiembre, tras la dimisión de José Antonio Griñán, que continúa por ahora como secretario general del PSOE-A y presidente del partido a nivel nacional, entre otras cosas, por la “erosión” sufrida por el caso de los ERE fraudulentos. En el comité director que la ha elegido, curiosamente, no ha intervenido esta vez el secretario general. Con esta designación, entra en la recta final el proceso abierto el pasado mes de junio por el todavía presidente en funciones de la autonomía, y que concluirá en un par de semanas con la conformación del organigrama de la Junta de Andalucía y el nombramiento de los nuevos consejeros.
La futura presidenta ha agradecido el apoyo del partido para este reto y ha apostado ahora por ganarse la confianza de una ciudadanía desencantada y alejada de la política. “Tenemos que pensar y actuar como ciudadanos. Lo que no sea importante para los andaluces, no será importante para nosotros”, ha dicho, abogando por poner en práctica “una buena política”. Ha pedido a sus compañeros que sean “políticos a pie de calle” para que los socialistas lideren “ese ansia de cambio” que muestra la ciudadanía.
Su discurso, un avance del que pronunciará en el Parlamento de Andalucía el mes que viene, ha tenido también alusiones en clave nacional. Ha apuntado así como “problema grave la crisis política por el separatismo catalán y la manera de entender el centralismo del Gobierno de Mariano Rajoy”. De hecho, ha augurado un “otoño muy difícil” en este sentido. Tampoco ha dudado en reclamar un cambio de la Constitución Española. “Es el momento de cambiarla”, ha aseverado, sin obviar que el 40% de la población de este país, como ella misma, ha crecido ya en democracia y no ha protagonizado la transición como los políticos que hasta ahora han llevado las riendas de la comunidad autónoma.
Un sueño para hacer realidad
Por último, ha abogado por dos grandes acuerdos para hacer frente a los problemas más graves que tiene Andalucía: uno para fomentar el empleo y otro contra la exclusión social. Ha declarado así una “lucha sin cuartel” contra cualquier elemento que fomente la desigualdad y desmantele el estado de bienestar. En el 50 aniversario del discurso que Martin Luther King abrió con el célebre “yo tenía un sueño”, Susana Díaz también ha hablado de su deseo. “Los socialistas tenemos un sueño: queremos una sociedad donde no exista desigualdad, que no sólo es inmoral, sino también ineficaz”.
Su designación ha sido aprobada por el comité director del partido, reunido en un salón que se ha quedado pequeño para acoger a todos los asistentes, y de hecho, el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, ha pedido disculpas por ello en medio de la euforia de un socialismo consciente de vivir “un momento histórico” por ser la primera vez que Andalucía va a estar presidida por una mujer. El número 2 del PSOE-A ha definido la renuncia de José Antonio Griñán como una decisión “muy dolorosa”, y le ha agradecido su generosidad para dar paso a este relevo generacional y de género. “Mujer y socialista significa garantía de igualdad”, ha dicho de la futura presidenta.
Y es que, una vez más desde que empezó esta crisis de Gobierno, el PSOE-A ha vuelto a usar la juventud y el género de la llamada a ocupar la máxima responsabilidad en la Junta de Andalucía, como las grandes fortalezas en esta apuesta. La presidenta del PSOE-A, Amparo Rubiales, recurriendo también al “yo tenía un sueño”, lo resumía así: “Me hubiera gustado que una mujer fuera presidenta de la Junta de Andalucía, pero hace 30 años, os aseguro que ni siquiera yo tenía ese sueño”.