La que está considerada como la última partida de maquis de
la Sierra Morena cordobesa, la denominada partida de Romera, desapareció entre los
años 1943 y 1949, años en los que sus miembros fueron sometidos a juicios
sumarísimos y fusilados en el cementerio de Adamuz (Córdoba). Ahora, setenta
años después, se intenta localizar y exhumar sus restos, para lo cual se han
iniciado los trabajos de una cata arqueológica en la fosa común, perfectamente
identificada y documentada, en la que fueron enterrados en dicho camposanto.
La información y documentación recogida a lo largo de los
años por familiares de algunos de los fusilados ubica en esa fosa común a los
miembros de la partida Romera, que seguían luchando por un régimen que ya no
existía. Se trata de alrededor de 45 personas entre guerrilleros y enlaces a
los que se unieron otras personas, acusadas de ser enlaces sin serlo, que fueron
llevadas también a juicios sumarísimos y fusiladas en este cementerio entre
1943 y 1949.
Ese trabajo de búsqueda de documentación e información ha
servido para identificar a cada uno de los desaparecidos y permite que se haya
llegado ahora a este punto en el que la Asociación por la Recuperación de la Memoria
Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa), ocupada en este caso y en
contacto con los familiares desde hace alrededor de año y medio, lleva a cabo en
estos días los trabajos de la cata arqueológica para localizar los restos.
“Cuando no hay respuesta de los organismos oficiales y el
dolor y el luto se perpetúan, tristemente son varias generaciones las que
mantienen esa lucha y esa búsqueda de sus familiares“ señala a
eldiario.es/andalucia el presidente de Aremehisa, Rafael Espino.
Es en esa lucha donde los familiares han encontrado la
acción de esta asociación para la recuperación de la memoria histórica. En ese
tiempo, Aremehisa ha contado también con el “compromiso real” del Ayuntamiento
de Adamuz. Y es que, además de poder acceder a la documentación de la época que
obraba en poder del consistorio, la asociación ha contado con los permisos
municipales oportunos para desarrollar los trabajos de localización de los
cuerpos en el cementerio de propiedad municipal.
Una fosa perfectamente ubicada y documentada
Una fosa perfectamente ubicada y documentada
Ahora, bajo la dirección técnica de la arqueóloga de
Aremehisa, Virginia Barea, se espera que
los trabajos que se desarrollan en estos primeros días “arrojen
información del contenido de la fosa“, que se encuentra ”perfectamente
localizada“ y a través de la cual se quiere conocer si, efectivamente, los
restos de estas personas siguen enterrados allí.
Esa ubicación exacta del enterramiento se ha obtenido
“gracias a documentación de los registros civiles y de algunos expedientes de
juicios sumarísimos del Tribunal Militar de Sevilla“, cuenta Espino.
Así, la cata que se realiza en estos días se practicará
justo en el centro de la longitud de la fosa, con una dimensión de dos por dos
metros.
“Esperamos que con la realización de esa única cata se puedan obtener
respuestas para saber cuál es el contenido exacto de la fosa“, señalan desde
Aremehisa, aunque sobre sus cabezas sobrevuela la duda de qué encontrarán en el
enterramiento.
Y es que hace años, a mediados de los 80, se llevaron a cabo
unos trabajos de canalización justo en esa parte del cementerio sobre los que ahora
surge la interrogante de “si la fosa se manipuló, sufrió alguna alteración o se
extrajeron cuerpos“, apunta Espino.
Trabajo de voluntarios de casi toda España
Trabajo de voluntarios de casi toda España
En estos trabajos van a colaborar una decena de voluntarios
“de prácticamente toda España”, indica el presidente de Aremehisa, desde donde
se hizo un llamamiento para reunir a personas dispuestas a trabajar en estas
investigaciones sobre el terreno. “Si la respuesta que nos dé la cata es
afirmativa, procederemos a lo largo de la primavera del año que viene a la
exhumación en su totalidad“, anuncia.
“Hay que agradecer el comportamiento de toda esa gente que
mantienen la actitud digna y comprometida con la recuperación de la memoria
histórica“, señala Espino en alusión a los voluntarios que van a estar estos
días en el cementerio de Adamuz.
Y es que el objetivo, el fin último de este trabajo de
intervención, es la recuperación de esa memoria y que los familiares puedan
saber dónde están sus parientes. “Nuestro fin es la realización del ciclo
completo: localizar, exhumar, identificar y entregar los restos a sus
familiares“, cuentan desde Aremehisa. El primer paso, ya se ha dado.