Vega, el activista en huelga de hambre: “Voy a seguir hasta que me reciban o me alimenten por orden judicial”

Francisco Vega asegura que seguirá adelante con su huelga de hambre, que este miércoles alcanzó su 37º día, hasta que le reciba la presidenta o el vicepresidente de la Junta de Andalucía o “me alimenten por orden judicial”. Pese a haber sufrido un desvanecimiento el pasado lunes, cuando tuvo que ingresar en Urgencias, el hombre sigue acudiendo cada mañana a las puertas de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía. Vega, que sólo ingiere líquidos, reclama de la administración autonómica una reunión para tratar la consignación presupuestaria para una renta básica limitada a mujeres que han sido maltratadas o personas con menores a cargo. La Junta de Andalucía lo ha ignorado hasta ahora.

El activista presentó ayer un nuevo escrito, como viene haciendo desde antes de comenzar la protesta y cada lunes desde que la comenzó. En ese documento, que dirige a Susana Díaz, Vega insiste en que seguirá en huelga de hambre hasta que la presidenta le reciba: “Voy a seguir hasta que me reciba o me alimenten por orden judicial”. En conversación con eldiario.es/Andalucía Vega anticipa que, “sólo hay dos salidas. Lo tengo claro y si no, no hubiera empezado esto: o hay respuesta de la Junta o un juez o jueza ordena que me alimenten artificialmente, porque eso ya no lo puedo impedir”. Eso sí, contempla la posibilidad de reunirse con el vicepresidente, “siempre y cuando se adquieran compromisos concretos, porque el objetivo evidentemente no es la reunión en sí”.

Francisco Vega mantiene una huelga de hambre que ya abandonó Demetrio Cano, que había comenzado una protesta similar en Granada el mismo 10 de octubre. Su familia le ha pedido que la interrumpa por el riesgo para su salud. Fue ingresado en Urgencias este lunes por la mañana, después de que una enfermera apreciase que tenía la tensión “descompensada” y el hombre mostrase síntomas de agotamiento y fatiga. Fue dado de alta un par de horas después.

Renta mínima de inserción

Hasta ahora Vega no ha recibido respuesta de la administración autonómica. El activista realizó sendas de hambre en noviembre de 2016 (23 días) y marzo de 2017 (29 días) para pedir avances en la aplicación del artículo 23.2 del Estatuto de Autonomía, que recoge el derecho a una renta básica. Durante la primavera participó en reuniones y mantuvo conversaciones, lo que parecía indicar que la consejería de asuntos sociales le concedía rango de interlocutor para perfilar una hipotética renta básica (limitada a mujeres maltratadas y familias con menores a cargo) y constituir una comisión parlamentaria para su desarrollo. Esa interlocución se cortó en julio. Poco después la Junta de Andalucía anunció una “renta mínima de inserción” con un presupuesto de 198 millones de euros, con la que entiende que se satisfacen los planteamientos de Vega.

En esa “renta mínima” se contempla la posibilidad de que las víctimas de violencia de género puedan solicitar una ampliación de la ayuda por otros seis meses añadidos al plazo común, pero Vega lo considera insuficiente: “Claro que pueden, pero los presupuestos que hay se han agotado en marzo y no da ni para atender a las personas en riesgo de exclusión social”. “Yo sólo quiero que cumplan lo que verbalizaron en su día. Es normal que no quieran reunirse conmigo, porque lo que habíamos acordado no lo han cumplido”, insiste este hombre, jubilado de 65 años.

Este lunes Julio Anguita colgó un vídeo en el que mostraba su apoyo a Vega y quienes le acompañan en la protesta y pedía a la Junta de Andalucía “que cumpla con la legalidad”. “Ya es paradójico y triste que haya que hacer una acción de este tipo, que ha puesto en riesgo la salud de uno de ellos para que la ley se cumpla. La lucha de estos tres hombres y esta mujer debiera motivarnos a los demás por lo menos a apoyarlos”, decía el excoordinador general de Izquierda Unida.

Cada lunes, Vega se realiza un examen y se pesa. Desde el 10 de octubre ha perdido 10 kilos. Ha tardado más que en protestas anteriores en perder ese peso porque, dice, “este verano me he alimentado bien y he tomado complejos vitamínicos. Sé que ahora el cuerpo tira de reservas”. El lunes la médico que le atendió le advirtió de los riesgos de seguir ingiriendo sólo líquidos con azúcar y sales, como viene haciendo. Pero él insiste. “No es un pulso, es reivindicar algo que está recogido en nuestro Estatuto. Un pulso sería pedir algo que esté fuera, pero no es el caso”.