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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Verónica Pérez, pieza clave en el tablero de Susana Díaz en la crisis del PSOE

Susana Díaz abraza a Verónica Pérez, elegida secretaria general del PSOE de Sevilla, en noviembre de 2013.

Olga Granado

Verónica Pérez (San Juan de Aznalfarache, Sevilla, 1978), “la amiga”, “la mano derecha”, “el álter ego” de Susana Díaz. Son el tipo de expresiones que se utilizan a la hora de presentar a una mujer de carrera meteórica en el PSOE. Verónica Pérez está convencida, como todos los que han protagonizado el enfrentamiento contra Pedro Sánchez, de que comandará el proceso hasta que se constituya una gestora en el partido. Sostiene que le correspondería como presidenta del Comité Federal desde 2014, cuando Susana Díaz negoció estratégicamente con Pedro Sánchez este puesto que va a terminar teniendo mucha más importancia de la que se le podría suponer.

De repente, una mujer casi desconocida de Despeñaperros para arriba, pese a dirigir la agrupación más numerosa del PSOE, la de Sevilla, se ha convertido en una de las protagonistas de la revuelta en Ferraz, donde este jueves ha ofrecido la primera rueda de prensa tras el día D, rodeada de la expectación que genera la certeza de que lo que dice Verónica Pérez es lo que quiere decir Susana Díaz.

Como cuando tras la noche de las elecciones autonómicas en Euskadi y Galicia se dejó caer con un impulsivo comentario en Twitter, propio de su carácter, en el que se mostraba “harta” de los “resultados históricos” del PSOE y con un “¿y ahora qué?” abría la veda para exigir responsabilidades contra Pedro Sánchez. Y ese jueves ha vuelto a demostrar que no se achanta: “En estos momentos, la única autoridad en el PSOE soy yo”.

Una de las que ya suenan como posible sucesoras de Susana Díaz para la secretaría general del PSOE-A, si ésta se decidiera por Ferraz, igual que en 2013 le entregó el testigo de la dirección del partido en Sevilla, es uno de los puntales del tridente de mujeres con el que se ha armado Susana Díaz frente a esta crisis.

Junto con Micaela Navarro, dimisionaria presidenta del PSOE, y María Jesús Montero, miembro de la Comisión de Ética y Garantías a cuya convocatoria inmediata se agarran los críticos con Pedro Sánchez: cuatro mujeres, todas ellas de Andalucía, están entre los grandes protagonistas de la crisis más grave del partido.

Militante dese los 14 años

Para Verónica Pérez es otra prueba de fuego, como cuando hace tres años, sin peso orgánico, se hizo con las riendas de la potente agrupación de Sevilla. Tuvo que repetir entrevista tras entrevista que ella no había llegado al cargo “por ser amiga de Susana Díaz”, que era lo que se había instalado en la opinión pública como causa efecto y con una lógica que le pesaba como una losa.

Militante en las Juventudes Socialistas de Andalucía (JSA) desde los 14 años, hasta el momento sólo tenía en su trayectoria orgánica haber ocupado, tanto en el provincial como en el regional, secretarías consideradas menores, en concreto la de Medioambiente y Ordenación del Territorio -con José Antonio Griñán como secretario general del PSOE-A- y Movimientos Sociales y ONG.

Su despegue institucional ha sido igual de rápido. Comenzó como edil de Hacienda y Personal en el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache en 1999, cuando Susana Díaz era también concejal en la capital hispalense. Entonces Verónica Pérez estudiaba Económicas, pero dejó la carrera a medias para dedicarse de lleno a la política, de nuevo en otro paralelismo con Susana Díaz, que en su caso sí logró sacarse Derecho tras 10 años.

También estuvo un año de diputada provincial. En las elecciones autonómicas de 2004 pasó a integrar la candidatura del PSOE-A para el Parlamento de Andalucía y logró el escaño de diputada que revalidó en los comicios de 2008 y 2015. En esta legislatura, además, se ha convertido en secretaria primera de la mesa del Parlamento de Andalucía. Por ello, este miércoles le tocaba estar en la reunión de la tocaba Mesa de la Cámara, pero excusó su presencia por “motivos personales”. Faltaban unas horas para que Ferraz explotara.

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