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Diez años sin Jesús Moncada, el aragonés que se convirtió en autor de culto en catalán

Los mequinenzanos recuerdan a Jesús Moncada escuchando las anécdotas de los mayores.

Óscar Senar Canalís

Zaragoza —

“Ho havia sentit a dir però volia creure que allò no arribaria mai”. El viejo Nelson, uno de los protagonistas de 'Camí de sirga', se negaba a creer que un día la villa vieja de Mequinenza desaparecería para siempre. En realidad, no lo hizo. En 2015 se cumplen diez años de la muerte de Jesús Moncada, el escritor que a través de su literatura inmortalizó e hizo universal un pueblo condenado por la construcción del embalse de Riba-Roja. Sus obras han sido traducidas a una veintena de idiomas y es considerado “una de las figuras más importantes de la literatura catalana de la segunda mitad del siglo XX”, en palabras de Hèctor Moret, profesor, crítico y estudioso de la obra de Moncada.

Moncada murió con solo 63 años, dejando apenas siete obras publicadas. Entre ellas, 'Camí de sirga' – 'Camino de sirga', en castellano- la novela que le valió el éxito. En ella, el escritor consolidó un universo personal entorno a la Mequinenza desaparecida, convirtiéndola en un lugar mítico comparable para muchos con la Macondo de 'Cien años de soledad'. Por sus páginas desfilan personajes imborrables como Nelson, el navegante del Ebro, o Carlota de Torres, la dama de la burguesía local.

De la poca producción de Moncada, la profesora de la Universidad de Zaragoza Maite Moret explica que “era un escritor muy metódico y escrupuloso, antes de encontrar una versión definitiva realizaba infinidad de redacciones”. De su novela 'Estremida memòria' llegó a realizar 13 versiones hasta dar con la final. Su dominio de la palabra aún tiene más mérito si se considera que no había recibido formación en ortografía catalana, y tuvo que aprender por su cuenta cuando se instaló en Barcelona en 1966.

Antes de desembarcar en la capital catalana, donde trabajó como traductor, pasó buena parte de su adolescencia en Zaragoza. Allí estudió en el colegio de la familia de José Antonio Labordeta, y cursó Magisterio, carrera que completó antes de cumplir los 18 años, con premio extraordinario incluido. Reflejo de esta etapa de su vida queda su obra 'La galeria de les estàtues'.

Profeta en Mequinenza

“Moncada situó a Mequinenza, como colectivo, en el mapa de la literatura universal, y los mequinenzanos le reconocemos como alguien que supo recuperar el difícil pasado y las formas de vida desaparecidas de la villa”, asegura Hèctor Moret. El escritor fue y continúa siendo profeta en su tierra natal. El museo local le dedica un amplio espacio, donde se exponen algunos de sus objetos personales y parte de su obra pictórica, ya que, antes de volcarse en la escritura, fue pintor.

El pasado 13 de junio, fecha de su muerte, la localidad le recordó en un acto sobre el solar que ocupó su casa natal en el pueblo viejo. Allí se destapó una placa con un texto que el escritor concibió como mensaje “al que vingui a enderrocar-la” (“a quien venga derribarla”): ‘Enruna-la, si cal, però sense escarnir-la. El que els teus ulls prendran per argamassa i pedra és dolorida pell d’uns altres dies; allí on no sentiràs sinó silenci, nosaltres hi escoltem les antigues paraules“ (”Hazla escombros, si es necesario, pero sin burlarte de ella. Lo que tus ojos tomarán por argamasa y piedra es dolorida piel de días pasados; allí donde no oirás sino silencio, nosotros escuchamos las antiguas palabras“).

Para muchos mequinenzanos todavía es fácil rememorar a Moncada sentado en la calle o los cafés, escuchando las anécdotas de los vecinos más mayores.

Se estudia en el Bachillerato catalán

Moncada recibió numerosos premios literarios en Cataluña, además de la Creu de Sant Jordi de la Generalitat. En Aragón, se le otorgó la Medalla de Santa Isabel de Portugal de la Diputación de Zaragoza y, en 2004, ya muy enfermo, el Premio de Honor de las Letras Aragonesas, que por primera vez recayó en un escritor en lengua catalana.

“El 90% de su obra sitúa la acción en territorio aragonés, en Mequinenza y en Zaragoza”, señala Moret. Sin embargo, el estudioso lamenta que “posteriormente a su muerte se le ha ignorado en Aragón, porque se consideró que era un escritor en catalán y que, como tal, no pertenecía a la literatura aragonesa”. En Cataluña, destaca Moret, Moncada forma parte de los planes de estudio de Bachillerato, y su obra 'El Cafè de la granota' se encuentra entra las lecturas obligatorias para los alumnos.

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