Aunque Mariano Rajoy, y los miembros del Partido Popular en Aragón, repitan como una suerte de mantra que España está en la rampa de salida de la crisis, hay datos que demuestran todo lo contrario. Las cifras que manejan las asociaciones y entidades que ayudan a los más necesitados, no engañan.
Resulta paradójico afirmar con vehemencia que este país ve la luz, a la vez que, por ejemplo, el Banco de Alimentos de Zaragoza reparte 1.700.000 kilos de comida en menos de seis meses. O que Cáritas Zaragoza ayuda a 1.799 familias (5.117 personas) en el primer trimestre de 2015. Todos afirman que terminarán el año por encima del anterior. La mejoría, para los que van a sus oficinas, es una utopía más que lejana.
Crecimiento ininterrumpido desde 2011
En 2011, el Banco de Alimentos de Zaragoza repartió 1,5 millones de kilos de comida. Las cifras no han parado de crecer en ningún momento, hasta alcanzar los 3,3 millones de kilos del año pasado, que supuso un incremento del 17,32 % respecto a 2013. En lo que va de año ya se han entregado 1,7 millones, es decir, que todo apunta a que, una vez más, la cifra final será superior a la de un año antes.
José Ignacio Alfaro lleva dos años como presidente. Asegura que siempre reparten más en la segunda parte del año, así que la experiencia le empuja a pensar que se superarán los 3,6 millones de kilos. Desde que accedió al cargo, la organización en la capital aragonesa ha cambiado mucho. Variaciones generadas, en gran medida, por la cruenta crisis.
Reparten comida a 270 asociaciones que amparan a 38.800 personas. El desgraciado aumento del número de necesitados también ha provocado un crecimiento en los medios y el personal. Han cambiado una nave de 450 metros cuadrados por otra de 1.800. El número de trabajadores (voluntarios todos) ha pasado de 50 a 106 en dos años.
Sobre la salida de la crisis, asegura que hay muchas personas sin cualificar, sobre todo extranjeros, “a los que difícilmente les va a llegar esa bonanza económica”.
Camino de ayudar a 5.000 personas más que el año pasado
En 2014, Caritas Zaragoza atendió a 15.978 personas, que representaban a 6.380 familias, en los 118 puntos de acogida que hay entre Zaragoza capital y provincia. Durante el primer trimestre del año actual, han llegado ya a 1.799 familias (5.117 personas). Si la progresión sigue por el mismo camino, podrían terminar el año por encima de las 20.000. 5.000 más que en 2014.
Los apoyos de Caritas se enmarcan dentro de lo que llaman “los cinco derechos”: Dignidad e Integridad, Vivienda, Salud, Educación y Empleo. Entre todos ellos, en 2014 concedieron 16.299 ayudas directas a familias, que supusieron 2.302.895,73 euros. En el primer trimestre de 2015 las ayudas ya ascienden a 590.116 euros, que corresponden a 3.790 familias.
El 50% de estas aportaciones, aseguran desde la organización, van destinadas a alimentación, vestidos y documentación; variantes que se encuentran en el apartado de Dignidad e Integridad.
En Caritas también se extrañan cuando escuchan al presidente vender las bondades de sus medidas: desde 2007, dicen, han triplicado el número de personas a las que atienden; “los que llegan a aquí no están notando la salida de la crisis”, afirman con ironía.
130 familias porque no hay capacidad para más
La Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) puso en marcha, en 2012, el Proyecto Entrevecinos. Desde el primer momento, apunta su coordinador, José Carlos Monteagudo, buscaron el equilibrio para dar cabida “a un número de usuarios al que fuéramos capaces de atender de forma seria y profunda”.
Esta cantidad se estabilizó a finales de 2013 en unas 130 familias, que son a las que ayudan en la actualidad. Pero Montegudo tiene claro que si la capacidad del proyecto fuera mayor (infraestructuras, recursos, etc.) este número crecería, ya que no paran de recibir “solicitudes de entrada”.
Deja claro que las situaciones a las que se enfrentan, “lejos de ir mejorando con la recuperación económica, al menos en las cifras macro, en la mayoría de los casos sufren un agravamiento preocupante, puesto que, además de mantenerse en el tiempo la situación de desempleo, de la pérdida de prestaciones, de estar en riesgo de caer en la exclusión, cada vez hay más familias endeudadas que no pueden hacerse cargo de los pagos más perentorios”.