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La pobreza impide a más de 7.000 familias aragonesas comer carne, pollo o pescado tres veces a la semana

Eduardo Bayona / Eduardo Bayona

Zaragoza —

Más de 7.000 hogares aragoneses “no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días” por carecer de dinero para comprar ese tipo de alimentos. Es uno de los síntomas del proceso de empobrecimiento que padece Aragón según ha revelado la reciente Encuesta de Condiciones de Vida del INE (Instituto Nacional de Estadística), el mismo estudio que reseña cómo la renta media disponible de los hogares aragoneses ha sufrido en el último lustro un desplome de más de 2.400 euros que la sitúa en 29.120 frente a los 31.598 de 2009, el primer año en el que la crisis dejó sentir con fuerza sus efectos en la Comunidad.

El estudio del INE sitúa el porcentaje de hogares que no pueden consumir ese tipo de alimentos un mínimo de tres veces por semana en 1,3%, lo que supone un total de 7.020. La tasa es la tercera más elevada de la última década.

Carencia protéica

“Una dieta de ese tipo supone una carencia protéica tremenda”, explica la nutricionista Nuria Abia, del centro de salud integral Ómica, de Zaragoza, que añade que “la proteína tiene que estar presente todos los días en la dieta, con un mínimo de 100 o 150 gramos, para no tener problemas de salud”. La función principal de las proteínas consiste en mantener la estructura de la masa muscular y regenerar los tejidos, además de afectar al reparto del oxígeno y al porcentaje de hierro de la sangre, por lo que su carencia puede provocar anemia ferropénica. Resulta también fundamental para el correcto funcionamiento del sistema defensivo o inmunológico.

“Su carencia es más grave, si cabe, en los niños que en los adultos, ya que, al encontrarse en pleno crecimiento, el déficit de hierro puede frenar su desarrollo corporal”, explica Abia, que anota que el efecto de la proteína en la sangre varía según sea de origen animal o vegetal. “Alguien que sigue una dieta vegetariana puede no comer proteína animal, pero debe hacerlo bajo control médico para garantizar el equilibrio de los nutrientes”, anota, ya que “necesitamos ingerir todos los días todos los nutrientes de una manera equilibrada.

Riesgos en la niñez y alternativas de bajo coste

Sin embargo, más de 7.000 familias se encuentran, por falta de recursos económicos, ante la imposibilidad de adquirir toda la carne, el pollo y el pescado que requiere una alimentación correcta y, también, ante dificultad para acceder, salvo en el caso de las legumbres, a la mayoría de los vegetales de elevada carga protéica, como el mijo o la quinoa.

La nutricionista recuerda, no obstante, que la proteína animal no se encuentra únicamente en las carnes, las aves y el pescado, sino que también está presente en los huevos y en la leche y sus derivados. En ese sentido, destaca la potencia nutritiva de platos de bajo coste como los que combinan el arroz (por su fuerte carga de carbohidratos) y las legumbres, así como el potencial proteico de los frutos secos. “Aspectos como este deberían tenerse en cuenta, por ejemplo, al elegir los productos que se donan a organizaciones humanitarias como los bancos de alimentos”, añade.

Elevadas y crecientes tasas de pobreza

Por otro lado, la Encuesta de Condiciones de Vida revela cómo la tasa de población que se encuentra en riesgo de caer en la pobreza en Aragón ha aumentado prácticamente un 50% en un lustro al pasar del 11,3% de 2009 al 16,9. Una de cada seis familias se halla ante ese precipicio. Otro de los apartados del estudio eleva esa tasa al 20,7% al combinar el riesgo de caer en la pobreza con el de la exclusión social. Ese mismo epígrafe revela cómo el porcentaje de hogares que sufren carencia materiales de tipo severo se han multiplicado por 21 desde 2009. En ese lustro han pasado del 0,2% al 4,2%.

Casi el 5% de los hogares sufre pobreza energética

El desglose de esas carencias materiales indica que más de un tercio de la población (el 34,5% de los hogares) no puede irse una semana de vacaciones, que más de la cuarta parte (29,8%) carece de “capacidad para afrontar gastos imprevistos” y que casi 40.000 (un 7,2%, uno de cada 14) ha tenido en los últimos doce meses “retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal”, como la hipoteca, el alquiler, los recibos del gas o la comunidad.

En este capítulo destaca el avance de la pobreza energética: el número de familias que “no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada” supera por primera vez las 25.000 en la comunidad, ya que sufren esta situación el 4,7 de los hogares. La cifra ha aumentado en casi 4.000 en solo un año, al pasar de 21.540 a 25.380.

Por último, la Encuesta de Condiciones de Vida señala cómo desde 2008 se ha duplicado (del 12,4% a 24,7%) el número de hogares que tienen serias dificultades para llegar a fin de mes.