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¿Y Aragón pa´cuando?

El lunes por la mañana, el Gobierno de España registró el proyecto de presupuestos para este 2019 en el Congreso de los Diputados. Este momento tiene tintes navideños dado que todas las comunidades autónomas esperamos este borrador como el niño que mira sus regalos envueltos bajo el árbol, con el nerviosismo y la intriga de abrirlos para ver qué deparará esta vez.

Es cierto que en Aragón tenemos esperanza casi como forma vital de afrontar nuestra existencia, porque si nos basamos en los hechos y en la historia de los últimos veinte años… razones, lo que se dice razones para esperar con cierta ilusión este momento, no tenemos muchas. Aragón acumula más de 600 millones de € déficit sólo en inversiones en carreteras por parte del Estado. Es más, si contamos lo que se nos debe en impuestos (más de 800 millones de €), en dependencia (más de 500 millones de €) o en infraestructuras en general (casi 5.000 millones de €), el Estado tiene con Aragón una deuda de 7.566 millones de €. Esta cifra es impensable en sí misma, pero duele más cuando la comparamos y vemos que es igual a todo el presupuesto de Aragón no de un año, de un año y medio.

Pero bueno, aun con estos antecedentes nada halagüeños, el lunes ahí estuvimos a la espera de ver la sorpresa. Si, por una vez, se rompía la tradición y Aragón no éramos los páganos del reparto. La primera lectura del presupuesto, la que se hace mirando sólo las cifras grandes nos trajo una buena noticia: se consolidaban los 137 millones de € de más que algunas fuerzas conseguimos introducir mediante enmiendas en los presupuestos del 2018. Y entiéndase esto de “buenas noticias”, estamos tan acostumbrados a los recortes que, que nos dejen como estamos, nos saca una media sonrisa. Y digo media porque la otra mitad de la cara no puede olvidar que es inexplicable que en este 2018 estos 137 millones de € más en infraestructuras no se hayan ejecutado. Y es que los aragoneses parecemos los últimos en el reparto de fondos y los primeros a los que se les recorta de lo poco dado.

Volviendo a la lectura del presupuesto, a una se le va borrando la media sonrisa poco a poco de la cara. Y es que aunque algo de razón tenga la ministra Carmen Calvo cuando dice que el presupuesto no es sólo una tarta que se reparte por territorios, entre eso y ser de nuevo de los más olvidados hay un trecho un tanto decepcionante. Si el incremento medio es de un 18%, el de Aragón, sin explicación alguna, no supera el 6%; y dentro del reparto por autonomías, la nuestra ocupa el 4,4 % siendo que nuestro territorio representa el 9,4 % del territorio del Estado.

Asumiendo que el aumento es más bien rácano, ¿a dónde van a parar estas inversiones? En gran parte a la duplicación del Monrepós, obra que se come casi toda la inversión en carreteras y que hace que se retrasen un año más obras fundamentales como la N232. Sin embargo, hay una reivindicación que parece que este año sí que ha sido oída: la línea Zaragoza-Teruel-Sagunto, que por fin recibe algo de impulso económico aunque todavía está lejos de lo que realmente se necesita para poner esta línea en marcha. El Canfranc, por su parte, tendrá que esperar, puesto que recibe un tercio de lo que tenía el año pasado y que ni siquiera se gastó. Por fin nos llega dinero para la ciencia en Aragón y para algunos de nuestros centros punteros, así como aumentan las ayudas para los seguros agrarios o la adecuación de las centrales hidroeléctricas, primer paso sin duda para afrontar la reversión de los saltos hidroeléctricos que desde Podemos Aragón llevamos toda la legislatura defendiendo.

El aumento del salario mínimo, gracias al acuerdo con Podemos, así como el aumento en dependencia, pensiones, vivencia o violencia machista, sin ser inversiones territorializadas, son una buena noticia para Aragón. Igual que sin territorializar también aparece el fondo para la reindustrialización de las zonas mineras de toda España. 289 millones a repartir quizás no sean suficientes para solucionar el problema que tenemos en las Cuencas Mineras.

En definitiva: sabor agridulce para un presupuesto más comprometido con el gasto social, sí, pero que todavía no mira como un igual a ese Aragón despoblado y disperso que necesita ser escuchado y ser reconocido.

El lunes por la mañana, el Gobierno de España registró el proyecto de presupuestos para este 2019 en el Congreso de los Diputados. Este momento tiene tintes navideños dado que todas las comunidades autónomas esperamos este borrador como el niño que mira sus regalos envueltos bajo el árbol, con el nerviosismo y la intriga de abrirlos para ver qué deparará esta vez.

Es cierto que en Aragón tenemos esperanza casi como forma vital de afrontar nuestra existencia, porque si nos basamos en los hechos y en la historia de los últimos veinte años… razones, lo que se dice razones para esperar con cierta ilusión este momento, no tenemos muchas. Aragón acumula más de 600 millones de € déficit sólo en inversiones en carreteras por parte del Estado. Es más, si contamos lo que se nos debe en impuestos (más de 800 millones de €), en dependencia (más de 500 millones de €) o en infraestructuras en general (casi 5.000 millones de €), el Estado tiene con Aragón una deuda de 7.566 millones de €. Esta cifra es impensable en sí misma, pero duele más cuando la comparamos y vemos que es igual a todo el presupuesto de Aragón no de un año, de un año y medio.