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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

¿Convergencia de la izquierda o confluencia ciudadana? Apuntes para saber qué es Zaragoza en Común

Nociones Comunes

Pero esa idea está siendo aun más utilizada tras el éxito electoral de esta candidatura para esgrimir el argumento de que este éxito radica precisamente en que previamente se ha conseguido que los partidos de izquierda converjan en una única opción.

Sin embargo, es difícil ver rasgos de una convergencia de la izquierda en la articulación preelectoral de ZeC. Y, aunque estos han podido ser discursos muy relevantes para la motivación inicial de muchos militantes, el primer periodo de crecimiento, el primer desborde interno, coincide en realidad con una serie de debates y tomas de decisión marcadas más por la búsqueda de un sentido común que por una componenda de los intereses de izquierda preexistentes o por una suma de cuotas o por una  de negociación y reparto de aliados. Los procesos de apertura iniciales (recuerden que ZeC hizo una apuesta a la ciudadanía por la que si no conseguía 5000 firmas ni se presentaba) y, sobre todo, la confección de la lista electoral señalan bien esta formación de un nuevo sentido común. Muchos candidatos son perfectamente reconocibles dentro de partidos políticos preexistentes, pero otras tantas (el 1, la 2, las 6, 7 y 8, que no es poca cosa) son nuevos agentes, avalados no por los partidos sino por el conjunto de la ciudadanía que participó en las primarias. No por casualidad a este proyecto no se llama Zaragoza Converge o, por ejemplo, Zaragoza por la Unidad Popular, sino que se llama Zaragoza en Común.

La noción de común o comunes ha sido fundamental en la apuesta política de estas candidaturas municipalistas. Lo común es lo que es de todas y de todos (omnia sunt communia). Cuando se habla de lo común no se hace referencia a lo que no es de nadie, sino más bien a aquello que, siendo de todos, no es susceptible de apropiación por nadie en particular. Hay que entender que la apuesta por lo común no es un gesto romántico del postureo político, sino que señala la condición que permite que todo el mundo, en su conjunto, pueda sentir el proyecto como propio y participar en él. 

El demonio está en los detalles

Aunque tendemos a utilizar los términos “convergencia” y “confluencia” indistintamente, las ideas de convergencia y confluencia  denotan procesos ligeramente diferentes: mientras que el primero apunta a trayectorias que se dirigen hacia un mismo punto o fin último, la segunda implica una tendencia a juntarse en un mismo momento y lugar. Así, el proceso ZeC no puede entenderse como un proceso de convergencia de la izquierda porque no ha existido un centro o fin último que articule el proceso. ZeC ha sido un proceso político distribuido y articulado sobre necesidades e iniciativas concretas. No ha tenido un centro sobre el cual converger y a partir del cual crecer. Ha tenido un candidato a alcalde, pero no una cúspide, ha tenido órganos de debate, trabajo y decisión, pero no un comité central, ha tenido una pluralidad de voces y cuentas oficiales en redes, pero no un portavoz central.

¿Cómo actuar en común sin un polo de referencia (p.ej. la unidad de la izquierda) hacia el que converger? Desde el 15M llevamos ensayando modelos de acción colectiva confluyendo en lo concreto: componiendo sobre la marcha la diversidad, adaptando iniciativas políticas a nuestro contexto local, creando redes de apoyo mutuo y pensamiento colectivo, etc. Las guías no son referencias absolutas, sino objetivos que conseguir aquí y ahora (más participación, más democracia, más derechos...). Lo que el éxito de las candidaturas municipalistas construidas desde abajo demuestra es que la política innovadora, la que está rompiendo la losa de la vieja política, no funciona con el partido como sujeto. Lo interesante no es que grupos de personas pertenecientes a unas siglas u otras se pongan de acuerdo para ir juntas en un mismo sentido y hacer más fuerza. La nueva política está funcionando más allá de este esquema tradicional, a través de nuevas formas de construcción de fuerzas políticas basadas en procesos radicalmente distintos de composición y de agregación ciudadana de masas y de construcción de fuerzas políticas. Por avanzar un poco este punto, nos parece que el nuevo modelo de confluencia ciudadana funciona como un modo de agregación molecular basado principalmente en:

1) La potencia de los encuentros entre singularidades. Desde el 15M los espacios políticos que se van creando y construyendo son auténticos lugares de encuentro. Espacios políticos a la vez que físicos en los que se facilita el encuentro entre personas y en los que lo importante es tanto lo que tienen en común como lo que las diferencia. Encuentros generalmente alegres, y que por lo tanto componen ese cuerpo colectivo que es más potente que lo que eran las individualidades previas al encuentro. Ese cuerpo colectivo formado y sostenido por esos encuentros es lo que actualmente llamamos organización política, que se construye por tanto no a partir de compartir un ideario o una ideología sino en base a la fortaleza de esos encuentros que sin la creación de estos espacios políticos no podría tener lugar dada la dispersión y la enorme individualidad con la que se vive en la ciudad.

2) En el entendimiento y el afecto de las ideas, los puntos de vista, principios y objetivos que se comparten. La crisis, las políticas de austeridad, el bloqueo político, la corrupción, por un lado, y el 15M y estos últimos años de luchas y de resistencia contra la barbarie de las políticas que han causado el drama social en el que vivimos, por otro, han producido una subjetividad política con un grado de madurez que es incapaz de convivir, de soportar la vida social y política tal y como nos viene impuesta.  A esa subjetividad, a este modo de sentir y de pensar, le hacía falta encontrar el modo de cristalizar, de tomar cuerpo colectivo, de convertirse en una fuerza política capaz de llevar a cabo un cambio. Por eso resulta tan emocionante descubrir que tanta gente compartimos un diagnóstico común sobre lo que está pasando y sobre lo que hay que hacer para cambiarlo. Por eso resulta tan emocionante constatar la facilidad con la que entre extraños llegamos a estar de acuerdo en lo fundamental. 

Bonus track

Durante estos días se repite el mensaje de que la lección del 24M impone replicar el modelo de confluencia exitoso en muchas ciudades a lo autonómico e, incluso, a nivel estatal con vistas a las próximas generales.

Aplicar aspectos virtuosos de la metodología municipalista a proyectos políticos a otra escala resulta, sin duda, interesante, siempre que no se haga pasar lo ocurrido por el aro de un plan previo que no existió.  En cualquier caso, su formulación distribuida, abierta y no prediseñada  en torno a temas concretos no puede trasladarse automáticamente a otra escala. La idea de convergencia o unidad presupone la existencia de unas agendas a sumar o a negociar que pueden tener interés, pero que no responden a la manera en que se han construido las metodologías, los programas, las comisiones de trabajo, las candidaturas y las campañas de las candidaturas municipales. Por el contrario, la confluencia requiere un cuidado de los procesos, la construcción de espacios comunes de participación, que son muy efectivos en las ciudades grandes, pero quizá no tanto en municipios pequeños o con distancias grandes de por medio.

Si nos tomamos en serio las virtudes de los modelos de confluencia municipalista, replicarlos a nivel autonómico o estatal no es algo que deba lanzarse a la ligera, sino que se trata de una tarea compleja para la que hace falta algo más que voluntad política. Hace falta reflexionar y avanzar en los nuevos modelos de agregación, establecer mecanismos para definir estrategias y objetivos programáticos comunes, elaborar listas abiertas efectivas y equilibradas territorialmente, y, sobre todo, construir un espacio organizativo  que coordine escalas locales, regionales y estatal capaz de alcanzar con éxito los niveles de innovación y potencia comunicativa requeridos.

Miguel Aguilera

David Vila

Guillermo Valenzuela

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