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Que 420 mujeres se hayan reunido en Zaragoza este fin de semana en un Encuentro Estatal para preparar un día de huelga feminista el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es muy esclarecedor.
Por desgracia este encuentro no tendrá la transcendencia, ni la presencia en medios, que tienen un futbolista famoso lesionado antes del enésimo “partido del año”, o el político de turno lanzando su ración de odio en una de esas frases incendiarias que, sin duda, están destinadas a llenar hojas y hojas en papel y copar durante días las cadenas de radio y televisión.
¿Tiene importancia este encuentro de mujeres venidas de todo el país?, la tiene y mucho. Refleja la enorme preocupación, cabreo y hartazgo que como mujeres nos embarga desde hace años. También la impotencia que muchas sentimos ante la inacción del gobierno del PP ahora, y antes de los que durante años, y de espaldas a nosotras, nos gobernaron y gobiernan.
Fiel reflejo de esos modos patriarcales y maneras pretendidamente protectoras son las anquilosadas instituciones con rimbombantes títulos de referencias femeninas y la renqueante forma de abordar políticas reales y eficaces, que no solo luchen contra esa bestia inmunda que es el machismo y sus feroces consecuencias, también contra las desigualdades que sufrimos todos los días y cómo superar el enorme esfuerzo que hace el 51 % de la sociedad para que seamos tenidas en cuenta.
Esta es una oportunidad que va más allá, un encuentro como el de Zaragoza nos permite seguir denunciando la falta de políticas que, con perspectiva feminista, aborden de una vez por todas ese entramado en el que se sustenta esta sociedad heteropatriarcal y en el que tanto cuesta (¡mira que nos lo ponen difícil!) salirse del marco en que nos tienen encajadas. Pese a todas las promesas de puesta en marcha de planes especiales, de leyes que se suponen que van a a acabar con las discriminaciones y las desigualdades, estas siguen existiendo.
¡Cómo duele esa lista de nombres en femenino que cada año llenan el vergonzante contador de muertes por violencia machista! Tanto como ese techo de cemento y no de cristal con el que nos golpeamos constantemente.
Seguramente habrá quien piense que por qué un día de huelga feminista. Para contestar esa pregunta antes habría que hacerse otra fundamental, como y porqué hemos llegado a la necesidad de marcar un día en el calendario para esa huelga feminista.
La pobreza es femenina, los asesinatos machistas no disminuyen sino que año a año crecen, la discriminación laboral, por género, jurídica, económica y de todo tipo esta ahí. Si no la notas tal vez sea porque eres hombre y nunca te has parado a pensar cuánto gana, cómo se defiende en un juzgado o qué puesto le dejan ocupar en esta sociedad a tu mujer, novia, hermana, madre, compañera de trabajo o a tu vecina de enfrente.
Una no se levanta una mañana y se pone el mono reivindicativo para, cual Lisistráta moderna, llegar a la convicción de que una huelga feminista y en femenino es necesaria. Antes, mucho antes, has tenido que sufrir en carne propia y en la de tus hermanas el sentimiento primero y la certeza después de que por mucho que nos empeñemos, por mucho que luchemos y batallemos en la calle y en las instituciones, sigue habiendo espacios en los que se nos sigue considerando como ciudadanas de segunda.
Para muchas de nosotras hay motivos más que suficientes, ¿no crees? Motivos para la huelga feminista del 8 de Marzo, para salir a las calles, para seguir exigiendo igualdad salarial en el trabajo, para compartir los cuidados y no descargarlos solo en nosotras, para que se rompa de una vez el techo estudiantil y laboral, para que la impronta feminista se deje sentir en un consumo responsable. Cuidando lo que compramos y comemos, poniendo el énfasis en un consumo además de responsable, cercano, sostenible y de calidad todas y todos ganaremos. Estos son los ejes sobre los que a lo largo de este fin de semana se ha trabajado en el Encuentro.
No sé tú, pero yo sí creo que tenemos motivos y no solo para un día de huelga feminista, tenemos los motivos y también la oportunidad para seguir exigiendo que no se nos asesine y para que esa pretendida igualdad con la que algunos se llenan la boca, sea de verdad una realidad. Más de 400 mujeres han trabajado durante todo este fin de semana en el CSO Luis Buñuel de Zaragoza en los ejes de la que será, el 8 de marzo, la primera huelga feminista en el Estado español.
Se lo escuchaba a mi compañera Arantza Gracia, concejala delegada de Educación e Inclusión del Ayuntamiento de Zaragoza: “Si nosotras paramos, se para el mundo, porque necesitamos saber y hacer saber a nuestros compañeros el potencial que tenemos y la importancia de todo nuestro trabajo (remunerado o no) para que el mundo funcione”.
Cómo no sentirse orgullosa de estas 420 mujeres y de los millones de ellas que todos los días y en cualquier lugar dejan su impronta feminista convirtiendo los espacios de convivencia en lugares más respetuosos y solidarios donde amar, reír, vivir, trabajar o compartir responsabilidades.
Que 420 mujeres se hayan reunido en Zaragoza este fin de semana en un Encuentro Estatal para preparar un día de huelga feminista el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es muy esclarecedor.
Por desgracia este encuentro no tendrá la transcendencia, ni la presencia en medios, que tienen un futbolista famoso lesionado antes del enésimo “partido del año”, o el político de turno lanzando su ración de odio en una de esas frases incendiarias que, sin duda, están destinadas a llenar hojas y hojas en papel y copar durante días las cadenas de radio y televisión.