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Ensimismado me quedé ayer al pasar por la calle Alfonso I (eso sí, sin traspasar la frontera de alejamiento del señor Delegado del Gobierno) y acordarme de la ex Consejera de Educación, Dolores Serrat, que mora por aquellos lares tan hollados otrora por un 'profeflauta' motorizado, tan de Ripoll ella, y a la que tanta paz deseo como paz deja. Fácil se lo ha dejado a la actual Consejera, Mayte Pérez, pues muy mal tiene que hacerlo para llegar al nivel de ineptitud en general y de manejos arteros a favor de la red privada de enseñanza de su predecesora.
Sin abandonar el asunto catalán y su 27-S, aún tengo muy vivo en el recuerdo el agudo interés mostrado recientemente por el Presidente aragonés, Javier Lambán, por mantener una relación “fluida, cordial y positiva” con Cataluña, coronada con la reciente encíclica dirigida al Honorable Artur Mas. Asimismo, el miércoles pasado, acompañado de su Consejera Mayte Pérez (¿por Educación, por Cultura, por Deporte?), tomó el camino directo hacia Cataluña y se reunió con el obispo católico de Barbastro-Monzón, para comunicar después en una comparecencia su intención de pedir al Gobierno central que inste a Cataluña a la devolución de los bienes eclesiásticos de La Franja e incluso ir a la ciudad del Vaticano a pedir la intercesión del mismísimo Papa Bergoglio. Desconozco si en calidad de ferviente católico o Presidente de una Autonomía en un Estado aconfesional, Lambán (¿también su Consejera Pérez?) invocó asimismo para reforzar sus argumentos probatorios incluso el Concordato de 1953 y los Acuerdos de 1979 con la Iglesia Católica, a la vez que dirigió sus críticas al obispado de Lérida, al que acusó de ser “obediente” a la Generalitat “en vez de serlo al Papa”. El obispo de Barbastro-Monzón, mientras, seguramente estaría pensando qué buen hombre era aquel que pagaba tan generosamente y encima ponía la cama.
Sigamos con Cataluña. Tengo serias dudas de si hoy, 27-S y domingo, día del Señor, he de rezar por la unidad de España o repicar las campanas para despertar a todo el mundo y anunciarles que ha llegado el día de la libertad para la Catalunya triomfant. Me pregunto también si habrá vida después del último clásico Barça-Madrid, si en el corralito se hablará solo catalá o también castellá o incluso aragonés ansotano, si podremos pagar la deuda en caso de secesión catalana, si los pensionistas de allá o de acá cobraremos nuestra pensión…
Me consuela, no obstante, observar que mi nuevo Presidente aragonés manifiesta tan firmes y seguras convicciones sobre los bienes eclesiásticos de la Franja, así como sobre su compromiso de cumplimiento del decálogo de Podemos. En contraste con el galimatías de la campaña para las elecciones catalanas de hoy (donde para unos el edén advendrá con la independencia de su país; para otros, atentar contra la unidad de España es un error ciclópeo y sobre todo es ilegal; y para el resto, ni sí, ni no, sino todo lo contrario, por lo que mucha gente de buena voluntad que antes estaba indecisa, ahora ya no puede estar tan segura), al menos en Aragón no pocos de nuestros dirigentes, encabezados por Lambán, parecen estar tan reciamente firmes y seguros de todo, que incluso a veces he llegado a preguntarme si no les cabe la menor duda de nada por tener quizá una cabeza pequeña.
Hoy, 27-S, filas y filas de catalanes esperan acceder a la urna para depositar su papeleta, al igual que filas y filas de familias aragonesas esperan su inclusión en la lista de becas de comedor o de material escolar (¿realmente la educación básica es gratuita –Constitución, 27.4?), miles de profesoras y profesores aspiran a que se les restituya el puesto docente perdido con los recortes del PP (más del 30% del profesorado aragonés es interino), mientras la Consejera aragonesa de Educación no sabe/no contesta, enfrascada como está en sus exitosas gestiones en Cuarte de Huerva, en la Universidad católica San Jorge y en sus reuniones con su jefe y algún obispo oscense. Y las filas siguen creciendo: parados, desahuciados, pensionistas y recortados en general. O sea, el eterno retorno de lo mismo, o –más concretamente- el eterno retorno de la nada.
“Nos ha llevado el tiempo al confín de los sueños”, comienza el himno oficial de Aragón (¡Teruel y el himno oficial existen!). “Endarrera aquesta gent⨠tan ufana i tan superba!” (Atrás esta gente tan ufana y tan soberbia), se canta al inicio de Els Segadors. ¡Pues eso!
Ensimismado me quedé ayer al pasar por la calle Alfonso I (eso sí, sin traspasar la frontera de alejamiento del señor Delegado del Gobierno) y acordarme de la ex Consejera de Educación, Dolores Serrat, que mora por aquellos lares tan hollados otrora por un 'profeflauta' motorizado, tan de Ripoll ella, y a la que tanta paz deseo como paz deja. Fácil se lo ha dejado a la actual Consejera, Mayte Pérez, pues muy mal tiene que hacerlo para llegar al nivel de ineptitud en general y de manejos arteros a favor de la red privada de enseñanza de su predecesora.
Sin abandonar el asunto catalán y su 27-S, aún tengo muy vivo en el recuerdo el agudo interés mostrado recientemente por el Presidente aragonés, Javier Lambán, por mantener una relación “fluida, cordial y positiva” con Cataluña, coronada con la reciente encíclica dirigida al Honorable Artur Mas. Asimismo, el miércoles pasado, acompañado de su Consejera Mayte Pérez (¿por Educación, por Cultura, por Deporte?), tomó el camino directo hacia Cataluña y se reunió con el obispo católico de Barbastro-Monzón, para comunicar después en una comparecencia su intención de pedir al Gobierno central que inste a Cataluña a la devolución de los bienes eclesiásticos de La Franja e incluso ir a la ciudad del Vaticano a pedir la intercesión del mismísimo Papa Bergoglio. Desconozco si en calidad de ferviente católico o Presidente de una Autonomía en un Estado aconfesional, Lambán (¿también su Consejera Pérez?) invocó asimismo para reforzar sus argumentos probatorios incluso el Concordato de 1953 y los Acuerdos de 1979 con la Iglesia Católica, a la vez que dirigió sus críticas al obispado de Lérida, al que acusó de ser “obediente” a la Generalitat “en vez de serlo al Papa”. El obispo de Barbastro-Monzón, mientras, seguramente estaría pensando qué buen hombre era aquel que pagaba tan generosamente y encima ponía la cama.