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Un 'Salvados' para Mazón

17 de noviembre de 2024 17:04 h

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Una de las ventajas de ser presidente de la Generalitat reside en que estás blindado contra dedazos. Y eso, en un partido como el PP, es mucho decir. Que se lo pregunten a la amiga Isabel Bonig, a quien un tal Pablo y un campeón de España de lanzamiento de huesos de aceituna llamado Teodoro defenestraron como presidenta de los populares valencianos. Para colocar a Carlos Mazón, cantante melódico en la reserva. La maniobra no supuso ninguna novedad en la casa. En el mismo partido se ejecutó, en septiembre de 1993, a Pedro Agramunt para colocar a un joven y prometedor Eduardo Zaplana, que no defraudó las enormes expectativas que había generado. Luego, él hizo lo propio con Francisco Camps, con Olivas en el papel de guardarle la silla.

Como el cargo de Mazón es institucional y no orgánico, Feijóo no ha podido pasarle al cobro, a cuenta de la Dana, la factura pendiente por haber fastidiado la mayoría absoluta que habría situado al gallego en la Moncloa. En Génova consideran que el pacto exprés de Mazón con Vox para gobernar el Consell soliviantó y movilizó a la izquierda en las generales convocadas por sorpresa por Pedro Sánchez, el auténtico mago Pop.

Feijóo y González Pons fracasan por ahora

De momento ha fracasado el intento de forzar la dimisión del president por parte de Feijóo, con apoyo logístico de Esteban González Pons. Por mucho que pasen los años, el ex conseller y eurodiputado no pierde un ápice de hiperactividad cuando se trata de contuberniar. Se está dejando la piel en la misión de cargarse a jefe del Consell.

Para que Mazón se vaya no bastan manifestaciones de decenas de miles de valencianos. Ni que lo pidan los partidos, ni que lo desee el líder nacional del PP. Depende únicamente de su voluntad. Solo él puede firmar su renuncia, igual que solo él puede convocar elecciones. Para que prospere una moción de censura haría falta mayoría absoluta y, por tanto, el voto de Vox con la izquierda. Un imposible, pese a que es el partido al que más le interesarían las elecciones anticipadas. La vía del relevo instado por el PP requiere de, como mínimo, la abstención del PSPV para investir nuevo presidente o presidenta. Pese a que a los socialistas les renta que el Palau de la Generalitat siga teniendo como inquilino a un político amortizado, han ofrecido sus votos para ese relevo condicionado a que la persona que asuma el cargo convoque elecciones en 2025. Los socialistas pretenden mostrar así altura de miras y saben que el PP de Feijóo no aceptará esa propuesta, que permitiría al líder popular librarse del lastre que supone el presidente valenciano.

Un encuentro fuera de cobertura

El Palau seguirá habitado por un político moribundo. Salvo que algún familiar o amigo le diga “Carlos, déjalo, no compensa que no puedas ir por la calle”, Carlos tiene intención de seguir. Con la cruz a cuestas. La cruz de la inoperancia en la gestión de las emergencias (el consabido envío de la alerta cuando la Dana ya se estaba cobrando vidas) y la de la incapacidad a la hora de gestionar la tragedia consumada.

Gravísimos errores políticos fruto de una absoluta irresponsabilidad, cuyo principal hito fue la ausencia del presidente de la reunión del Cecopi en la que se trató la crisis. Mientras Utiel y Chiva se estaban ya ahogando, la UME intervenía y la rambla del Poyo y el río Magro bajaban desbocados, Mazón comía con la ex periodista de Canal 9 Maribel Vilaplana, empresaria de éxito tras reinventarse como presentadora y organizadora de eventos a través de su firma Bencomunicat SL. El chiste, por cierto, se cuenta solo. Porque el presidente estuvo en esas horas críticas fuera de cobertura. Por cierto, es mentira que el orden del día del encuentro fuera ofrecerle la dirección de À Punt a la persona a la que hace unos meses no solo le propuso ese cargo, sino otros. Por ejemplo, ser consellera y hasta portavoz del Consell.

Reconstrucción de su imagen

El presidente Mazón está ahora volcado en la labor de la reconstrucción. De la reconstrucción de su imagen para seguir en el cargo. Fácil no lo tiene. Aunque en Presidencia se están aplicando a fondo en la labor. Y no reparan en medios para intentar controlar el dato y el relato. No se privan de llamar a directores de medios o actores más secundarios.

Una muestra. El ex de Vilaplana, el periodista de À Punt Xavier Carrau, hizo declaraciones críticas con la insistencia de algunos medios en poner el foco en la comensala en vez de en el presidente. Su salida a escena le honra. Pero resulta que alguna declaración concreta sentó en el Palau como un kilo de tocino en ayunas. Y se lo hicieron saber. Sin acritud, con amabilidad. Como cuando un señor de formas exquisitas te llama para comunicarte que en la esquina del colegio del niño hay una farola fundida y eso podría constituir un problema. Y uno piensa, ¡pero si al colegio se va de día!

Un imposible: una entrevista como la de Zaplana

Llegados a este punto y sin mayor pretensión que la de ser útil, uno recomendaría al president que aceptara la propuesta que le ha hecho Salvados, el programa de la Sexta, y concediera una entrevista a fondo. Eso sí, que intente negociar que la interviú se salga del perfil habitual del programa, que a menudo es un “Hundidos”. Que sea una entrevista de las que blanquean, fijan y dan esplendor. Que tenga el tono de la que le hicieron, por poner un caso, al padrino Zaplana. La que se emitió el 22 de enero de 2023. Con réplicas y repreguntas muy amables. De esas que el entrevistado suelta una trola como un piano y ahí queda.

Recordemos aquel programa. Primer bulo: sentenció Zaplana que en los 6 millones que costó a la Generalitat el contrato de Julio Iglesias (cuando se había dicho oficialmente que eran 2,25) se incluían los gastos de organización de los conciertos. Mintió el ex presidente. Quedó acreditado que los gastos, la mayoría sin justificar y en facturas falsas, ascendieron a 12 millones. Segundo bulo. Dijo que él no tenía nada que ver con la gestación de ese contrato. Se llegó a publicar la correspondencia cruzada entre el ex jefe del Consell y el representante del artista maquinando el desfalco. Pero nadie se lo recordó en el programa.

Más trolas. Explicó que la inversión de las cajas de ahorro en Terra Mítica era dinero privado y que si el parque se vendió por 67 millones a Aqualandia será porque era un caso de éxito. Pero no le refrescaron la memoria de que costó 400 su construcción, con 150 de sobrecoste. También aseguró que las grabaciones de la UCO en el Hotel Wellington en las que tramaba con el testaferro Belhot la repatriación de dinero en efectivo eran material de derribo, que en realidad no decía lo que decía…

Todo por la audiencia

“¿Dijo usted que estaba en política para forrarse?”, le inquirieron. Pues claro que no, rebatió Zaplana. En efecto. Su frase en las cintas del caso Naseiro fue “tengo que hacerme rico porque estoy arruinado, necesito mucho dinero”. Declaración de principios que no le recordaron. A lo largo de la entrevista dijo sentirse indefenso porque no le daban opciones de explicar su verdad en la causa Erial. No le recordaron que él podía prestarse a declarar cuando quisiera pero no tuvo a bien hacerlo durante toda la fase de instrucción.

Pues eso. A Mazón le interesa una entrevista como la excepcional de Zaplana. Y, como aquella, en presencia de su abogado. Pero sospecho que el programa de la productora de Jordi Évole, presentado por Gonzo, no cometerá de nuevo aquel error por sucumbir a la tentación de las audiencias. Si hay entrevista, será una carnicería.

Como el vídeo de Cifuentes

El presidente deberá conformarse, por ahora, con las sesiones de maquillaje a que le somete su círculo de asesores. Es cierto que parece imposible reconstruir la imagen de Carlos Mazón. Pero ya se sabe que la tanatoestética ha avanzado muchísimo. Una buena manita de colorete hace milagros. De eso se trata. De aparentar que el muerto está plácidamente dormido. En eso deberán aplicarse el jefe del Consell y su coro de aduladores profesionales. En eso y en rezar para que no le suceda como a Cristina Cifuentes y un día de estos aparezca un vídeo birlando potingues en el Eroski. Quien dice vídeo dice alguna factura de hostelería del día de autos. O de derivados. 

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