El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Es inaceptable que a estas alturas siga habiendo machistas que investidos de no se sabe qué autoridad, se permitan hacer comentarios pretendidamente graciosos y condescendientes sobre las mujeres o intenten darnos lecciones de lo que en su “docta opinión” es socialmente aceptado en materia de convenciones sociales.
Que alguien al que se le presume su paso por la Facultad de Periodismo, redacte un artículo en el que el protagonismo se lo llevan las uñas de la diputada Maru Díaz y no la labor que ésta hace en las Cortes de Aragón, denota que ese tipo es un machista y que el medio en el que trabaja ha tocado suelo y se asienta en lo más bajo, como si fuera una revista del cuore.
Tal vez al firmante del artículo le parezca simpático e incluso divertido señalar el estado de las uñas de la diputada Diaz, pero lo que de verdad destila la pieza tras su lectura - lo digo por la mala baba - es el enorme machismo que sigue reinando en un espacio, los medios de comunicación, en el que la presencia mayoritaria de mujeres parece que no ha contribuido a que cambien mucho las cosas.
Habrá que recordarle a este señor y a quienes desde ese diario han permitido la publicación de semejante basura, que nosotras las mujeres llevamos las uñas igual que el pelo o la ropa que vestimos, como nos sale del c....
Son ya muchos los años que llevamos las mujeres trabajando por la igualdad, la normalidad, por echar abajo las barreras, los estereotipos y las comparaciones. Piezas machistas como ésta contribuyen muy poco a la verdadera igualdad, esa que reconoce la Constitución entre personas de diferentes sexos .
Con tristeza vemos que tras el barniz de un pretendido trato más o menos igualatorio supuran los machismos y los micromachismos. Solo desde la vergüenza y la desesperanza se puede asistir a hechos que se repiten todos los días y que nos recuerdan que para nuestra desgracia las cosas distan mucho de cambiar en la buena dirección.
El patriarcado nos sigue considerando ciudadanas de segunda categoría, seres a los que hay que vigilar no vayamos a salirnos del carril. Tal vez por eso no sorprende ni tan siquiera produce rechazo a muchas personas que se nos exija ante todo buena apariencia, sumisión y sobre todo que no se destaque ni compita con el macho.
Después de tantísimos años seguimos ahí, luchando, sin poder bajar la guardia para conseguir ese espacio de igualdad en el que nos reconocemos, trabajamos, crecemos y vivimos. Exigimos que no se nos juzgue y si por desgracia tienen la tentación de hacerlo que sea al menos por nuestra trayectoria, no por nuestra apariencia ni por nuestra mayor o menor belleza.
En política como en cualquier otro espacio sobran comentarios tan machistas como los del lunes en el Heraldo de Aragón. Que la diputada Diaz lleve las uñas arregladas o como a ella le dé la gana es totalmente superfluo, no tiene ningún valor informativo. Ocupar con este tema un espacio informativo demuestra, como ya han hecho otras veces, dónde se pone el acento en ese medio.
Igual que no sería de recibo juzgar a los diputados por sus corbatas, por su hipotético mal gusto a la hora de elegir su vestimenta o a cualquier otro político por sus peinados o por su nulo acierto a la hora de ir aseado y afeitado; tampoco es admisible que se juzgue a las diputadas o cualquier mujer, por su apariencia, su vestuario o algo tan ridículo como si han pasado la mañana en la manicura o la peluquería.
Pero ¿qué se puede esperar de un medio periodístico que como sucede en otros tantos espacios, se rinde con tanta facilidad a la manipulación política cuando escribe de la izquierda mientras se postra de hinojos a los poderes fácticos y no se sonroja cuando utiliza o incluso defiende sin cortarse un pelo el machismo, la discriminación o el maltrato a los animales ?
Nada, absolutamente nada.
Es inaceptable que a estas alturas siga habiendo machistas que investidos de no se sabe qué autoridad, se permitan hacer comentarios pretendidamente graciosos y condescendientes sobre las mujeres o intenten darnos lecciones de lo que en su “docta opinión” es socialmente aceptado en materia de convenciones sociales.
Que alguien al que se le presume su paso por la Facultad de Periodismo, redacte un artículo en el que el protagonismo se lo llevan las uñas de la diputada Maru Díaz y no la labor que ésta hace en las Cortes de Aragón, denota que ese tipo es un machista y que el medio en el que trabaja ha tocado suelo y se asienta en lo más bajo, como si fuera una revista del cuore.