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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

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Román Sierra

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Tras la celebración de estas últimas elecciones debemos plantearnos la siguiente fase que tenga como fin una victoria del frente anti-austeridad para, entre otras cosas, evitar la aplicación de la agenda de la Troika (facilitada por PP, PSOE y Ciudadanos), y construir política en beneficio de la mayoría social. Esto, como siempre, es fácil de decir pero más difícil ponerlo en práctica.

En Aragón las fuerzas del cambio no han crecido con respecto a las autonómicas y esto debe servir como reflexión para hacernos saltar a la siguiente pantalla.

Si bien es verdad que contamos con dos liderazgos excelentes como son Pablo Echenique y Pedro Santisteve y que ninguno de los dos se iban a presentar a estas elecciones, también es cierto que no se han sabido aprovechar en una candidatura común. Por supuesto que podemos plantearnos por qué algunas fuerzas rechazaron la propuesta que surgió en el seno de Zaragoza en Común (ZeC) para intentarlo, pero a estas alturas no nos valdría para mucho. Más preocupante como diagnóstico es que el voto del cambio no haya liderado en la ciudad de Zaragoza como motor de cambio, a pesar de ser Podemos la segunda fuerza política. La cuestión es qué paso damos ahora.

Los bloqueos burocráticos no pueden ser obstáculo para que las fuerzas de los de abajo aprovechen el potencial, el magma de cambio y el liderazgo simbólico de Pablo Echenique y Pedro Santisteve. En Aragón, hoy, desde ya, debe nacer un movimiento fruto de la alianza entre ZeC y Podemos que nos permita seguir construyendo política y estar lo mejor preparados para cualquier escenario que se nos presente en un momento de tanta volatilidad política.

Podemos sigue siendo una herramienta, una expresión organizativa del “movimiento real”, pero no la única. Más allá de lo político-electoral, existen redes, organizaciones, sindicatos, colectivos, personas, que operan en la sociedad civil en torno a múltiples cuestiones, que forman parte de esa construcción del cambio. Mucha de esa gente vota a Podemos y a ZeC pero no participa directamente en estos espacios. Con ellos también tenemos que trabajar, contar, dialogar y no sólo: tenemos que ser parte de esos espacios, potenciarlos para construir juntos una acción política colectiva que derribe tanto las trincheras de la clase dominante en los parlamentos como el resto de los espacios de la vida social (centros de trabajo, de estudio, barrios, etc). Desde luego, en estos sitios vive y lucha mucha más gente que en las instituciones.

Por supuesto que este movimiento político debe ser protagonizado por todo el territorio aragonés, para ello Podemos tiene tres misiones fundamentales: consolidar y reforzar lo que es, extender su organización y ofrecer una alternativa política aragonesa real al dominio de los viejos partidos y de los intereses que representan. Es tiempo de construir y es tiempo de asentarse en el territorio. Podemos nació como movimiento autoorganizado para pasar a ser una especie de “máquina de guerra electoral”, aunque algunos siempre hemos preferido que fuera una marea política que abriera procesos constituyentes donde decidirlo todo.

A pesar de la construcción interna de Podemos y de las tres elecciones continuadas cuando apenas hemos tenido tiempo de consolidar una organización, debemos afrontar este periodo con espíritu de construcción y con la responsabilidad de que podemos cambiar ya la realidad de muchas personas, que debemos ser capaces de construir un movimiento popular que frene las políticas dictadas por la Troika, que empuje los programas de nuestros representantes en las instituciones, que siga parando desahucios si no lo hacen desde la administración o que pare guerras en un momento determinado.

Nos necesitamos, somos esa gran mayoría social que ve cómo el futuro que nos han pretendido robar está por construir. Nos toca ser partícipes de la ruptura con los intereses egoístas de los de arriba y hacerlo entre todos y todas, porque son tiempos de un gran acuerdo entre la gente de abajo.

 

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