No hay día sin rueda de prensa del Partido Popular en las Cortes de Aragón para denunciar alguna cuestión sobre la actuación del Gobierno del socialista Javier Lambán. El popular Jorge Azcón ha impuesto desde su llegada hace ahora un año a la presidencia del PP de Aragón una frenética estrategia de acoso al cuatripartito que se visualiza precisamente en la denuncia pública permanente, una actitud de oposición agresiva y de férreo control al Gobierno que difiere de la estrategia menos intensa que puso en práctica su antecesor en el cargo, Luis María Beamonte, quien desde su relevo se ha convertido en una estatua de sal que se resiste a dejar su escaño en la primera fila del Grupo del PP. Beamonte, que ocupa la vicepresidencia de su grupo, deambula por la institución. Ha reducido drásticamente su actividad y solo forma parte de la comisión de reglamento, que apenas se reúne, y desde su sustitución no ha intervenido tampoco en el pleno.
Una situación anómala que los populares han normalizado con una rapidez sorprendente, una vez sofocados los rumores que apuntaban a que podía ser designado senador autonómico sustituyendo a Luisa Fernanda Rudi. Sin embargo, Rudi, según fuentes del grupo, se habría negado a dejar la Cámara Alta antes de finalizar la legislatura.
Lo cierto es que la presencia en primera fila de Beamonte entre los diputados populares está acentuando la imagen de provisionalidad en la que se encuentra el partido en las Cortes desde que Azcón cogió las riendas el 18 de diciembre de 2021. El dirigente popular no es parlamentario y, en consecuencia, no puede intervenir en los plenos más importantes, por lo que se ha visto obligado a ver los toros desde la barrera, es decir desde la tribuna de público, como ha sucedido en los debates sobre el estado de la comunidad, las contadas veces que se ha dejado ver en la institución.
Para el portavoz socialista Vicente Guillén, el grupo popular está atravesando desde hace doce meses por “un guirigay” a nivel de funcionamiento interno que, a su juicio, pone de manifiesto “las fuertes tensiones del partido”. Guillén describe de forma gráfica: “Desde que ha venido Azcón, se ha producido un hecho que se visualiza en los asientos de la Cámara. Azcón ha sustituido a Beamonte, pero éste sigue ocupando la primera silla del grupo popular. La que era segunda de Beamonte hoy es la voz de Azcón, pero tampoco es la primera del PP porque en la segunda fila se sienta Javier Campoy, que es precisamente el hombre de Feijóo a nivel orgánico”. Guillén se refiere a Campoy, exconsejero del Gobierno de Luisa Fernanda Rudi, que ha ascendido recientemente al núcleo duro del PP nacional como responsable de la Secretaría de Evolución Electoral y Tendencias.
Para Guillén, la llegada de Azcón a la dirección del PP de Aragón ha supuesto “traer nuevas formas de hacer política basadas en la crispación con la ruptura de algunos consensos que había en el funcionamiento de la Cámara en la política de comunicación”. El diputado socialista incide en la “presión permanente que supone ruedas de prensa diarias sobre asuntos pueriles que son de ámbito nacional. Desde que está Azcón, ETA se ha puesto sobre la mesa, como también los indultos de los independentistas, el delito de sedición, la ley del sí es sí”. Una presión mediática que, denuncia, también se extiende a la televisión autonómica. “Por primera vez, ha hecho comparecer a la consejera de Presidencia para hablar del funcionamiento de la televisión de Aragón y eso no había sucedido nunca”, denuncia, y acusa a Azcón de ser “el correveidile de Génova”.
Las riendas del grupo popular las ha asumido la portavoz Mar Vaquero, la cara visible del PP en los duelos desde la tribuna con el socialista Javier Lambán. Vaquero se ha revelado como una dura e incisiva parlamentaria que ha asumido con destreza un protagonismo que le ha venido impuesto por las circunstancias. Tanto Vaquero como la número dos del grupo, Marian Orós, elogian la nueva etapa iniciada por Azcón, a quien conocen bien. Destacan del dirigente conservador “su enorme capacidad de trabajo”, que vive la política “con auténtica pasión” y que está dotado “de gran olfato político”. Ambas aseguran que el nuevo cambio experimentado en la estrategia de oposición es lógico al coincidir con el tramo final de la legislatura. “Es ahora cuando concentramos nuestra actividad política y eso va a acompañado de cierta vehemencia”, subrayan.
El nombre de la portavoz del PP ha llegado a sonar en estos meses como cabeza de lista a la DGA, una opción que ha sido ya descartada, una vez que Azcón ha sido empujado a la gallega en unas recientes declaraciones públicas del propio Alberto Núñez Feijóo a aceptar una candidatura que el alcalde parece asumir a regañadientes, puesto que no vería claras sus opciones de ocupar el sillón del Pignatelli tras las elecciones de mayo. En la actualidad, solo tendría garantizado el apoyo de Vox a una hipotética investidura y sería numéricamente insuficiente, según los sondeos conocidos hasta ahora. Azcón no podría contar con el voto del PAR de Arturo Aliaga, cuyas relaciones atraviesan por su peor momento. El enfrentamiento entre ambos es tan fuerte que el líder aragonesista ha denunciado en una carta que ha enviado a principios de mes a Feijóo la estrategia de “agresividad contra mi persona, mis alcaldes y todo mi equipo” del PP regional, al que acusa de apoyar al sector crítico del partido, que ha forzado en los tribunales la repetición del congreso que el pasado año reeligió a Aliaga al frente de los aragonesistas. En una reciente entrevista en la Cadena SER Aragón, Aliaga ha sido contundente: “Jorge Azcón no está capacitado para dirigir el Gobierno de Aragón”.
Decisión inminente
Se espera que Azcón anuncie en los próximos días su decisión de dar el paso hacia la candidatura autonómica. Lo contrario sería desautorizar a su presidente nacional, quien, cabe recordar, no lo puso al frente del PP en Aragón. El encargado de encumbrar a Azcón fue Pablo Casado semanas antes de claudicar ante la presión de la madrileña Isabel Díaz Ayuso. Un hipotético paso atrás de Azcón en la candidatura autonómica sería interpretado como una muestra de debilidad poco entendible en las filas del propio partido en Aragón, que aboga por que el valor más importante que tiene el PP en la comunidad se bata en duelo con Lambán.
A lo largo de los últimos doce meses, el líder del PP aragonés se ha visto obligado a hacer malabarismos al responder a preguntas de los periodistas sobre su previsible candidatura a la DGA. En declaraciones a el Diario.es Aragón, reitera su mensaje del último año: “El partido ya ha expuesto públicamente los plazos para designar candidaturas y los vamos a respetar. Lo importante es que el PP-Aragón tiene los equipos y los proyectos que necesita el conjunto de nuestra Comunidad para avanzar posiciones en el conjunto de España en las próximas décadas”.
Azcón afirma que su primer año de mandato, en el que ha compaginado la Alcaldía con sus viajes a diferentes municipios aragoneses, “Ha sido trepidante, lleno de actividad y afrontando una actividad política nacional y autonómica que no para de estar inmersa en asuntos, debates y polémicas de todo tipo”.