Han pasado dos meses desde que las elecciones autonómicas en Aragón otorgaran una cómoda mayoría absoluta al PP con Vox. Sin embargo, la investidura de Jorge Azcón como presidente del Gobierno va con paso lento y sin que trascienda el contenido de las negociaciones que el PP ha mantenido con su socio de ultraderecha. Azcón pretende establecer un Gobierno que no se ciña exclusivamente a una coalición con el partido de Santiago Abascal, por lo que ha pretendido hasta última hora incluir un imposible acuerdo a cuatro bandas que también tuviera en cuenta a Teruel Existe y el PAR.
Mientras Teruel Existe se cierra a formar parte de cualquier Ejecutivo con la ultraderecha, en las últimas horas se han producido avances que indican que el Partido Aragonés de Alberto Izquierdo podría entrar en un insólito tripartito con el PP y Vox. Sería una nueva vuelta de tuerca a la siempre innovadora política pactista aragonesa. Si hace cuatro años se constituyó un cuatripartito en el que el PSOE logró formar Gobierno con partidos tan opuestos como Podemos, CHA y la derecha del PAR, ahora todo indica que el PP podrá sentar en el Consejo de Gobierno a Vox con el PAR, a pesar de que ambos mantengan posiciones a priori tan diferentes en política hidráulica o en la configuración autonómica del Estado.
Aunque no se recuerda una negociación tan opaca como la que ha mantenido Jorge Azcón, ganador indiscutible de las elecciones en Aragón y uno de los dirigentes del PP que más reforzados han salido tras las autonómicas y el pinchazo de Feijóo en las generales, los populares dan por hecha una inminente investidura. Hay de plazo hasta el 23 de agosto para hacerlo, pero se baraja la primera semana de agosto para celebrar ese pleno que daría el pistoletazo de salida a la legislatura. Sin opciones los cuatro partidos de izquierda y con un partido que hace gala de una transversalidad que le ha pasado factura en las elecciones generales (Teruel Existe), el bloque conservador gobernará y el papel del único diputado del PAR en ese ejecutivo de coalición podría intentar servir de contrapeso a las políticas más centralizadoras de un PP atenazado por Vox.
La formación de Santiago Abascal ha dirigido desde Madrid las negociaciones de Aragón, como ya hizo al exigir la Presidencia de la Mesa de las Cortes de Aragón a pesar de que los diputados autonómicos se conformaban con una secretaría o una vicepresidencia. Azcón, que mantiene buenas relaciones personales con dirigentes nacionales de Vox, entre ellos el propio Santiago Abascal, ha cerrado los acuerdos con los dirigentes madrileños, aunque se desconoce hasta dónde ha cedido. Lo mismo ocurre con el diputado del PAR, Alberto Izquierdo, partido que abandona su tradicional moderación conservadora para alinearse con una formación que niega el Estado autonómico y que ha defendido sin ambages el trasvase del Ebro. Y el PAR, desde su fundación hace 46 años, ha tenido en la oposición a este trasvase la razón de su existencia. Por tanto, el movimiento de los aragonesistas, que insisten en que no tienen inconveniente en apoyar un Gobierno de este perfil a partir de la firma de un documento con condiciones programáticas.
Quien se queda fuera de esta intrincada coalición es Teruel Existe, cuyos coqueteos con el PP en los últimos meses le han pasado factura electoral en las elecciones generales y se resumen en un acuerdo, que no se ha hecho público, con los populares para obtener una vicepresidencia en la Diputación de Teruel. El PAR obtiene una segunda vicepresidencia en esta institución provincial, donde Vox no tiene representación. El partido liderado por Tomás Guitarte siempre ha manifestado su rotunda oposición a cualquier acuerdo político con Vox. Por tanto, se queda fuera de la ecuación en un Gobierno de Aragón dirigido con mano férrea por la línea más dura de la derecha. En cualquier caso, la persistente voluntad pactista de Teruel Existe ha tratado de llegar a un acuerdo que excluyera a Vox hasta última hora. Sin embargo, no ha sido posible ya que la ultraderecha, con siete diputados, siempre tendrá en su mano los votos necesarios para cualquier iniciativa legislativa. Y desde el primer momento han anunciado que no se abstendrían y que su único objetivo es entrar en el Gobierno.
Este es precisamente el punto que genera una mayor incomodidad al PP. Qué consejerías o cuántos puestos gubernativos dan a Vox. En los próximos días se conocerá cuál será el reparto del poder entre las tres formaciones para conformar un Gobierno que a priori es tan inverosímil como el cuatripartito que ha dirigido Aragón los últimos cuatro años. El que se empieza a perfilar en el horizonte aparenta ser de la línea más dura de la derecha, a pesar de que Azcón ha insistido en que su Gobierno mantendrá los principales consensos en líneas sociales que siempre se han aceptado en Aragón. Sin embargo, y más después de las radicales rectificaciones que el propio PP ha vivido en Extremadura, todo eso se verá con el paso del tiempo.