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¿Existe realmente una 'nueva política'?

Pablo Echenique.

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

Nueva política’. Un concepto escuchado hasta la saciedad en los últimos tiempos en España. Defendido y abanderado por algunos; vituperado por otros. Desdeñado por los demás. Han pasado ya casi cinco meses desde que se celebraron las elecciones autonómicas y municipales. Las nuevas fuerzas políticas, las que introdujeron este concepto, están sentadas en el hemiciclo parlamentario aragonés y aseguran que ya la están llevando a cabo. ¿Qué es la nueva política?

Es Podemos, sin duda, el partido que con  más vigor blande la bandera de la renovación. Y ponen ejemplos para demostrarlo: las negociaciones postelectorales por streaming, el Observatorio Ciudadano para el control de los compromisos electorales, vídeos de los plenos que acerquen a sus simpatizantes lo que acontece “dentro de las paredes de La Aljafería”, participación de diversos colectivos de la sociedad civil en las ruedas de prensa de las Cortes de Aragón… Son muestras que, para ellos, evidencian que su llegada ha traído aire fresco a la institución.

En sus argumentos se repite la frase ‘sociedad civil’. Han elaborado un programa colaborativo con ella y, periódicamente, la coordinadora del partido en Aragón reúne a las bases, a los simpatizantes y “a la ciudadanía en general”. Cohesiona a esta, dicen, “con el consejo ciudadano, la dirección y los propios diputados”.

Casi todos los ejemplos parten de una premisa clara: acercar la política al ciudadano. Aunque distantes ideológicamente, la formación violeta coincide con Ciudadanos en asentar sobre esa pata la ‘nueva política’. Susana Gaspar, portavoz de C’s en las Cortes de Aragón, lo ejemplifica con el programa Parlamento abierto, que pondrá en marcha su partido en próximas fechas y que consiste en sentarse con los ciudadanos “y escuchar sus propuestas, ideas y demandas”.

En poco más están ambos partidos en concordancia. Gaspar señala que han venido a hacer una política de consenso, “a olvidarse del ‘y tú más’ y de la herencia”. Pone el acento, precisamente, en Podemos: “Enseguida echan en cara al PP los casos de corrupción”. Se enorgullece Gaspar de que su partido apoya iniciativas de todos los grupos, “sin mirar el color político”.

De corrupción también hablan los populares. Octavio López, secretario general del PP en la Comunidad, apunta que los que “se intitulan como únicos practicantes de la nueva política se consideran ajenos a ella. La corrupción no tiene que ver con la novedad, sino con una forma de hacer las cosas incorrecta y delictiva”. Para él, no hay nueva o vieja política, sino “buena o mala”.

PP y Ciudadanos coinciden en algunos mensajes. Repiten palabras como “consenso” y “acuerdos”. López afirma que “la buena política construye y la mala destruye” y que hay que esforzarse para que lo que se proponga sea “bueno para el interés general”. La portavoz de los naranjas indica que todas las decisiones deben tomarse con el mayor consenso posible, incluso una posible “reforma de la constitución”.

En “política”, sin adjetivos, lo deja Álvaro Sanz, responsable de Organización de IU Aragón y diputado en el Congreso por La Izquierda de Aragón: “Política con mayúsculas, entendida como el gobierno de todos para todos”. Cuando escucha algunos de los ejemplos que Podemos y Ciudadanos ponen sobre la mesa responde con rapidez: “Nosotros llevamos haciéndolo durante muchísimo tiempo”. IU, dice, “ha sido referente para abrir la puerta de las instituciones a mucha gente”.

La nueva política entre PSOE y Podemos

Algunas de las muestras de ‘nueva política’ que lanza Podemos han afectado directamente al PSOE. Como tal, antes de conformar Gobierno, y como fuerza mayoritaria del Ejecutivo autonómico una vez investido Javier Lambán. Retransmitir por streaming las negociaciones postelectorales fue una de ellas. Desde las filas socialistas indican que es bueno que haya transparencia, aunque no tienen claro de que la usada fuera la fórmula adecuada. “Las conclusiones han de ser públicas, por supuesto, pero el proceso quizás no interese”.

Y ya como Gobierno están siendo vigilados de cerca. Continuando con el examen se ha puesto en marcha el Observatorio Ciudadano para el control de los compromisos electorales. En el Ejecutivo lo aceptan sin restricciones y admiten que, en estos tiempos, “hay que ser más exhaustivos y cumplir las promesas con mayor eficacia y eficiencia”.

A diferencia de otros, en las filas socialistas no rechazan de pleno el concepto de ‘nueva política’, pero lo enmarcan de manera distinta. Para ellos, es una concepción fruto de un tiempo en el que todo ha cambiado, “hemos vivido una crisis histórica y eso obliga a modificar conceptos y situaciones a todo el mundo, no solo a los partidos políticos”.

CHA: “Es lo peor de la vieja política”

Tanto Chunta Aragonesista (CHA) como el Partido Aragonés (PAR) se muestran muy críticos con algunos de los conceptos que se ubican debajo del paraguas de la ‘nueva política’; aunque lo hacen desde perspectiva distintas. Ángela Labordeta (CHA) recuerda que cuando estos partidos comenzaron a hablar de 'nueva política' “todos nos lo creímos. Nos pareció algo interesante”. Pero su opinión ha virado. El hecho de que la abstención de la formación de Pablo Echenique dejara a su partido sin grupo parlamentario propio, cuando son, según Labordeta, “sus lógicos aliados ideológicamente”, es “hacer lo peor de la vieja política”.

Tampoco gusta en CHA el poco posicionamiento ideológico que, alguna de estas fuerzas, ha demostrado: “Pedimos más posicionamiento político, saber quiénes son, qué defienden”.

Jesús Guerrero es diputado autonómico por el PAR. También es concejal en Monzón (Huesca) y, desde esa perspectiva, le parece una “falta de respeto enorme hacia los políticos que trabajan gratis en su pueblo, que ahora se hable de acercar la política al ciudadano. En Aragón la política se hace a pie de calle”.

Introduce una palabra muy repetida desde los sectores contrarios a, sobre todo, Podemos: “Populismo”. La 'nueva política', para Guerrero, no es “aprovechar un momento de coyuntura e intentar hacer populismos aprovechando una marca”. Ellos dicen que son transparentes, comenta, “pero canallas, malos políticos y malas personas los hay en los nuevos partidos y en los antiguos”.  

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