Ana Serrano, investigadora: “Mi sueño es tener financiación para investigar más”

Ana Serrano ha recibido recientemente el Eurographics Young Researcher Award. Háblenos de este premio. ¿Quién lo otorga y a quiénes va dirigido?
Es reconocimiento que concede la prestigiosa Asociación Europea de Informática Gráfica (Eurographics) desde el año 2004. Los candidatos deben tener de 2 a 7 años de experiencia desde la finalización del doctorado, y solo lo otorga a dos personas cada año. Eurographics premia la labor investigadora y la trayectoria de jóvenes investigadores.
¿Qué ha supuesto para usted ser galardonada?
Me ha hecho mucha ilusión. La verdad es que deseaba recibirlo, pero de hacerlo, no esperaba que fuera tan pronto, tendiendo en cuenta que finalicé mi tesis doctoral en 2019. En mi caso en particular han valorado las contribuciones de mi investigación al campo de la realidad virtual, aplicada al usuario. Me gusta tener en cuenta a la persona que es la receptora final de las imágenes que creo por ordenador mediante algoritmos.
Sólo otras dos personas tienen este reconocimiento en España y ambas forman parte de su equipo. ¿Algo están haciendo bien?
Desde luego. Es un honor. Es un premio que han recibido mis compañeros Belén Masiá (que también fue mi profesora) y Adrián Jarabo. Los tres formamos parte del grupo de investigación Graphics & Imaging Lab del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A). El ecosistema de trabajo que se crea en el equipo al final ayuda y esto se ve en este premio.
Usted ha realizado varias estancias de investigación, por ejemplo, en la Universidad de Stanford y en Adobe. ¿Cómo se percibe fuera la formación que recibimos e impartimos en España?
En general, la formación en nuestro país se ve fuera con buenos ojos. En concreto, la Universidad de Zaragoza, que es en la que me he formado y en la que ahora soy docente, tiene prestigio en el extranjero. Las cosas se están haciendo bien y así se percibe.
Ahora que es docente, además de investigadora, su experiencia en el extranjero le dará una visión sobre los pros y los contras de la docencia a pie de aula.
Todo tiene su doble cara. Por una parte, fuera de España los tamaños de las clases son más reducidos, lo que da espacio para hacer dinámicas, para interaccionar con el alumnado y también para proponer otras formas más divertidas de aprender. Aquí, con clases de 60 alumnos, individualizar es muy complicado.
Por otra parte, y en positivo, el alumnado español es mucho más autónomo de lo que lo son fuera, donde está todo demasiado guiado y no se fomenta la resolución de problemas.

Es una mujer joven e investigadora, ¿cómo valora la progresiva presencia de mujeres en el campo de la ciencia?
Hay unas poquitas más y, aunque quiero ser positiva, es cierto que sigue habiendo un desajuste importante entre hombres y mujeres en las aulas. Desde un tiempo a esta parte se están llevando a cabo iniciativas muy interesantes, y lo más importante es que se están haciendo en edades tempranas, antes llegaban tarde. Lo que creo que tiene más impacto es que ellas, las niñas y las jóvenes, vean desde temprana edad que hay referentes. Para mí fue lo más importante, poder tener referentes femeninos.
¿Quiénes han sido sus referentes?
La primera ha sido mi madre. Aunque no estudió ingeniería, era la única que tenía estudios superiores en la familia, y siempre me animaba. Yo creía que ella siempre sabía hacer de todo, me gustaba esa sensación. Más tarde llegó otra mujer referente a mi vida, mi directora de tesis: Belén Masiá, ella es una mujer que está inmersa en el campo de la ciencia y de la investigación, que rompe con el estereotipo clásico y rancio de la informática. Necesitamos ofrecerles a las que vienen detrás referentes de mujeres trabajadoras y exitosas.
Ha comentado que una de sus experiencias en investigación se desarrolló en Adobe. ¿Qué lugar ocupan las investigaciones que nacen desde Universidades como la de Zaragoza frente a gigantes como Adobe?
Estamos intentando competir con ellos, por ejemplo, con estos galardones que indican que en las universidades lo estamos haciendo bien. En los grupos de trabajo como en el que participio buscamos dar respuestas a preguntas que han sido menos exploradas, que no tienen una rentabilidad económica inmediata, pero que son fundamentales para la sociedad. La ciencia básica es difícil saber para qué van a servir el día de mañana, pero es fundamental que se avance en ella. Hay campos como la Inteligencia Artificial, en los que es imposible competir frontalmente, pero sí podemos aportar de forma colateral.
La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse ¿Qué lugar va a ocupar?
En un corto espacio de tiempo ha evolucionado y sigue evolucionando muy rápido, pero a largo plazo todavía queda camino por recorrer. Creo que es una herramienta que será útil y muy potente, que nos facilitará la vida, y por eso es importante que sepamos utilizarla a nuestro favor. Nos vamos a tener que adaptar a ella y es fundamental que haya formación en este sentido.
¿Está presente ya de alguna manera en la formación actual?
Sí, y para el siguiente curso, en la Universidad estamos ya pensando en cómo adaptar la asignatura de Fotografía, composición y edición de imagen, para dar más presencia a la IA. Antes se explicaba como algo casi anecdótico, pero el año que viene se quiere implementar desde el punto de vista formativo dándole valor como una herramienta más de trabajo.
Muchos y muchas estudiantes acaban de finalizar la EVAU. ¿Qué les diría a aquellos que no tienen claro qué es lo que quieren estudiar?
Como estudiante de Telecomunicaciones y de Informática que fui, les diría que ambas carreras son apasionantes y que tienen múltiples aplicaciones.
Como consejo, les recomiendo que no tengan miedo a equivocarse. Con dieciocho años es complicado saber a lo que quieres dedicar tu vida, así que les animo a que intenten hacer las cosas con perspectiva a largo plazo. Durante la carrera podrán comprobar lo que de verdad quieren hacer. Cambiar de carrera a los dos años no es una pérdida de tiempo.
¿Cuál es el futuro que quiere para sí misma Ana Serrano?
No tengo ninguna meta personal en este sentido. Quiero seguir siendo docente y seguir investigando. Pero, sobre todo quisiera conseguir financiación que me permita ofrecer un ecosistema estable para que los estudiantes que quieran investigar tengan las oportunidades que tuve yo; hacer estancias, conocer a otros investigadores, viajar y estudiar en otras universidades y lugares del mundo.
Gracias a mis directores de tesis y al grupo, hice un trabajo que me ayudó a descubrir qué es a lo que de verdad me quería dedicar. También es muy importante hacer divulgación científica, y a ello dedico el tiempo que me queda entre la investigación y las clases. Es vital que la gente sepa que en la Universidad de Zaragoza se hacen cosas, y se hacen bien.
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