Las promesas en torno al Corredor Cantábrico-Mediterráneo han copado la campaña electoral en la provincia de Teruel. Unos y otros se han recriminado que esta infraestructura no haya llegado todavía y se han comprometido a que más pronto que tarde sea una realidad. Los turolenses se muestran escépticos entre tanta palabra y tan poca acción, aunque lo que fuera el germen de esta línea ya se construyó hace casi nueve décadas. Una línea “modélica” cuyo objetivo era conectar Valencia con Zaragoza y su consiguiente continuidad hacia Francia, sin tener que recurrir a un baipás por Madrid.
Explica el historiador Serafín Aldecoa, en la conferencia 'El Caminreal, un ferrocarril modélico' que sí se concluyó, que la construcción de este tramo estuvo “muy vinculada” a la línea internacional de Canfranc, que se inauguró apenas cinco años antes. Se pretendía conectar el mediterráneo con Europa y la solución pasaba por construir este eje en el que la estación de Caminreal tendría un papel fundamental.
Allí fue donde se construyó el empalme con la línea Calatayud-Valencia, aunque esta localización no estuvo exenta de polémica. Daroca y Calamocha reclamaron para sus localidades esta conexión, pero la Compañía Central de Aragón, encargada de la ejecución de la obra “tuvo claro desde el principio que la ubicación iba a ser allí”. En 1927 salió a subasta la construcción del ramal entre Zaragoza y Caminreal, y apenas un año después, comenzaron los trabajos.
La línea adoptaría como nombre El Caminreal y tendría una longitud de 120 kilómetros. Las obras se prolongaron durante cinco años y tuvieron un coste de 350.000 pesetas por kilómetro, muy superior a los 62 millones presupuestados, por los problemas que fueron apareciendo, como en el tramom Pancrudo-Jiloca, con el puente de hierro, o el proyecto del pantano de Lechago. En total hubo 10 millones de pérdidas, pese a que el Estado subvencionó 60.000 pesetas.
Las reivindicaciones de los obreros también influyeron en los retrasos. Cuando comenzaron los trabajos la falta de sindicación dejaba unos jornales mediocres, pero la influencia en 1931 del Sindicato Nacional Ferroviario, con UGT, y la Federación de la Industria Ferroviaria, con CNT, cambió esa situación. Ese mismo año, en el mes de mayo, se realizó el primer parón para reclamar los pagos adeudados de “dos o tres meses”. Y en junio se pidió un aumento de 0,25 pesetas en los jornales, así como jornadas de ocho horas. Esto causó el despido de 160 trabajadores y la Huelga de brazos caídos en 1932, relata Aldecoa.
Se trató, sin embargo, de un trazado “modélico” en el que no había pasos a nivel, por lo que los obstáculos se salvaban a través de túneles y puentes, y en el que todos los materiales eran de construcción española. “Se traían de Bilbao, Barcelona, Getafe, Zaragoza o Córdoba, cuando en esa época lo habitual era que todo fuera importado”, asegura el historiador. Se construyeron diez túneles, quince estaciones, cuatro apeaderos y dos apartaderos.
La estación de El Caminreal
Especial importancia tuvo también el diseño de la línea y la estación, situada a dos kilómetros de la localidad, con parte del edificio en el término municipal de Fuentes Claras. Aldecoa pone en valor que esta fue construida por los arquitectos de “gran prestigio” Luis Gutiérrez Soto y Secundino Zuazo y con “evidentes similitudes” con la estación de Delicias de Zaragoza. “Tenía un estilo racionalista, sin apenas decoración, una forma apaisada con arcos y ladrillos rojos, una capilla, una torre-campanario y viviendas en la parte superior”, recuerda.
La estación llegó a albergar a más de cien trabajadores entre los años 30 y 60, “aunque ahora está en estado de abandono”, reconoce Aldecoa, pese a ser un Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2007. Sin embargo, el pasado mes de octubre, el Gobierno de Aragón sacó a licitación por 103.047 euros la redacción del proyecto para que las instalaciones acojan una de las tres sedes del Museo Aragonés del Ferrocarril. Las otras estarán en Casetas y Canfranc.
La inauguración de esta línea en abril de 1933 fue todo un acontecimiento social. La comitiva salió desde Valencia con destino Canfranc con autoridades levantinas y aragonesas. Hubo jotas y joteras, tracas y falleras. Los rotativos de la época ensalzaban el acontecimiento e incluso se grabó un documental, bajo la autoría de Manuel Fernández Aldama. Sin embargo, la estación de El Caminreal dejó de recibir trenes en 1995. La vía que conectaba con Calatayud y con Castilla y León se cerró en 1985 y la estación 10 años más tarde.