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Carlos Mediano, de Medicusmundi: “El mayor problema de salud en el mundo es la desigualdad injusta y evitable”

En el año 1963, en plena descolonización, los dos médicos catalanes Francisco Abel y Salvador Cortadellas compraron un Land Rover en Camerún para convertirlo en ambulancia. Todo un hito en la época, ya que por entonces no existían asociaciones sanitarias fuera del entorno religioso. Ese fue el germen de lo que conocemos hoy como Medicusmundi, una de las ONG más importantes a nivel internacional en el ámbito de la Atención Primaria. Y es que son más de 2.000 proyectos de cooperación sanitaria, repartidos en 60 países de América Latina, África y Asia, en los que ha podido participar esta ONG; que este 2023 ha soplado 60 velas. 

Hablamos con Carlos Mediano (Zaragoza, 1962), médico y cooperante, en la sede de la ONG en la capital aragonesa. Él es miembro del Consejo Ejecutivo de Medicusmundi Internacional y su responsable de Justicia y Cambio Climático.

Medicusmundi ha cumplido 60 años. Un aniversario por partida doble.

Hemos tenido dos eventos. Uno para celebrar los 60 años en España. Unas jornadas en Madrid bastante interesantes sobre el rol de la cooperación sanitaria en el cambio climático y salud. Se ponía de base que el sistema sanitario tiene dos direcciones con el cambio climático. Por un lado, mitigar su efecto en la salud de las personas y, además, adaptar el sistema para intentar que no contamine. Porque posiblemente mucha gente no lo sepa: el 4,4% de los gases de efecto invernadero que se expulsan a la atmósfera provienen de los sistemas sanitarios. Y luego en Suiza hemos celebrado el 50 aniversario de Medicusmundi Internacional. Una jornada sobre la descolonización de la ayuda o cómo las organizaciones que trabajamos en esto podemos intentar ayudar o apoyar para que haya espacios donde la gente que, en teoría son más vulnerables, puedan tomar sus propias decisiones. 

¿Cómo ha cambiado la asociación desde sus inicios? 

Pasamos de trabajar exclusivamente en hospitales a empezar a trabajar en el fortalecimiento específico del sistema de salud. También hemos pasado de eso a trabajar determinantes de la salud como el agua o el género. Y ahora estamos en esa situación de tener que mirarnos un poquito también hacia nosotros. Ser un poco consecuentes y sin perder esa rebeldía que había en el principio, que creo que es la que te hace avanzar. Somos una organización elefante. Lenta. Pero lenta no en el sentido malo de la palabra; sino que, si damos un paso, lo damos con conciencia. Creo que el mayor cambio es darnos cuenta de que muchas de las causas de los problemas que vemos allá están aquí. Generamos un poco de conciencia política, tanto de cooperación como de otras cosas básicas como el cambio climático.

Más de 2.000 proyectos realizados en seis décadas. ¿Cuáles destacamos?

Medicusmundi lo que está haciendo ahora mayoritariamente es reforzar los sistemas públicos de salud en el primer nivel de la Atención Primaria. Reforzamos infraestructuras, material, formación y participación comunitaria. También tenemos otros proyectos de otra índole, específicos de género. Nosotros, por ejemplo, llevamos siete años en Senegal donde hicimos una investigación sobre cambio climático y vamos a poner en práctica las conclusiones con las autoridades sanitarias. Otro proyecto interesante es el de salud incluyente en Guatemala, El Salvador, Perú y Bolivia. Intenta unir la medicina tradicional y la medicina más occidental en el propio sistema público de salud, lo que mejora muchísimo el acceso de la gente.

Sin olvidar los galardones como el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 1991 o, este mismo año, un premio Goya.

En Medicusmundi Mediterránea llevan ya unos años utilizando el trabajo documental para la formación y sensibilización en universidades de España. La historia de ‘Maldita’ es la de un cantante bosnio que se junta con una pianista de Barcelona y hacen una canción para recordar los lazos que hubo entre Barcelona y Sarajevo en la Guerra de los Balcanes. Lazos humanos que están detrás de todo lo que tendría que tener de fondo la cooperación. De hecho, creo que explica muy bien este concepto: una cooperación de dos iguales, juntándose y haciendo algo mejor.

¿Qué significa que la sanidad es una parte de la salud?

Cuanto tú piensas en la salud, bien sea la de la humanidad o la individual, tienes unos condicionantes. Hay algunos que todos los entienden (edad, genes, etc.), pero luego existen otros como el agua, la vivienda, la nutrición o la equidad de género. Nosotros bebemos agua del grifo y no nos vamos a enfermar. En sitios donde he estado, eso no se podía hacer. La sanidad es un elemento fundamental para la salud, pero no es el único y, posiblemente, no es el más importante. En general, en cualquier país tu nivel económico explica más tu salud que tu genética. Cuando estuve en Camerún, había niños que venían con diarreas. Yo les podía tratar como sanitario. Los trataba y se curaban, pero a la semana siguiente volvían con más. Entonces, ¿la solución a su problema de salud cuál era? ¿Qué yo le diera toda la vida medicamentos o que viniera un ingeniero y le hiciera una fuente de agua potable? Y si analizamos una ciudad europea y vemos la esperanza de vida dependiendo de la estación de metro, hay diferencias entre 10 y 15 años. ¿Eso qué quiere decir? Que hay otras cosas que determinan su salud. No solamente el acceso al sistema sanitario. 

¿Cuál es el mayor problema de salud en el mundo?

Llevamos 22 años diciéndolo en nuestro Informe de Salud. Todos los años, inevitablemente, el mayor problema que hemos tenido de salud no ha sido la Covid ni el sida ni la tuberculosis… sino la inequidad. La inequidad es la desigualdad injusta y evitable. Es decir, que un niño en Nigeria menor de 5 años tenga 120 veces más probabilidades de morir que en España: no por la genética, sino por la falta de infraestructuras y atención sanitaria. 

El Art. 25 de la Declaración de los Derechos Humanos dice que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida digno, lo que incluye alimentación, vivienda, asistencia médica y servicios sociales”. Como médico y cooperante internacional, ¿se cumple este derecho?

No. Igual que los ODS de salud, que no se van a cumplir. Por ahora, tenemos solo asegurado un 10% de las metas en 2030. Pero es que esa Declaración no se ha cumplido nunca. A día de hoy, el 55% de la población mundial no tiene servicios esenciales cubiertos. Y, además, desde el año 2019, no ha mejorado nada. Hemos tenido logros como la mortalidad infantil o materna o la lucha contra enfermedades como la malaria. Sin embargo, hay algo que me llama mucho la atención: es la capacidad que tenemos para firmar compromisos para incumplirlos después. Eso sí que es una enfermedad crónica y no otras. Tenemos que cambiar. Estamos en un mundo globalizado. Creo que la Covid-19 ya nos ha mostrado realmente a todos que, incluso solo en el hecho de ser egoísta y pensar en ti, te interesa una salud mundial adecuada. Pero no parece que eso haya calado.