Fin del debate: un asteroide acabó con los dinosaurios
El impacto de un asteroide acabó con los dinosaurios. La revista Science ha publicado este jueves un artículo que pone fin al debate de las extinciones de finales del Cretácico y rechaza el vulcanismo como causa de la extinción del 70% de las especies. En el estudio internacional que ha llegado a esta conclusión ha participado Laia Alegret, paleontóloga del Instituto Universitario de Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza,
La causa de la última gran extinción en masa, la del límite Cretácico/Terciario hace 66 millones de años, ha generado durante décadas un intenso debate entre los defensores del vulcanismo en el área del Decán, en la India, y el impacto de un gran asteroide en la península de Yucatán, en México.
La revista Science publica un artículo en el que se determina la importancia relativa de estos mecanismos de perturbación a escala planetaria y concluye que la fase principal del vulcanismo y el calentamiento asociado comenzaron y terminaron antes del impacto y de las extinciones del límite Cretácico/Terciario. Únicamente el impacto coincidió con las extinciones. Posteriormente, nuevas fases volcánicas ralentizaron la recuperación de los ecosistemas.
“La principal fase del vulcanismo se produjo a finales del Cretácico y terminó 200.000 años antes de las extinciones y del impacto del asteroide. Una segunda fase del vulcanismo se registró después de las extinciones y pudo ralentizar la recuperación de los ecosistemas, pero no coincide con la desaparición del 70% de las especies, incluidos los dinosaurios”, apunta Laia Alegret.
Hace 66 millones de años ocurrieron dos eventos a escala planetaria. Un asteroide de 10 km de diámetro colisionó en la península de Yucatán en coincidencia con el límite Cretácico/Terciario, emitiendo una gran cantidad de material fundido y gases a la atmósfera, y provocando lluvia ácida y la acidificación de las aguas superficiales oceánicas durante días o años, y un repentino calentamiento durante los días o décadas posteriores al impacto, seguido de un invierno nuclear durante décadas. Por otro lado, el intenso vulcanismo en la India emitió enormes cantidades de lava y de gases a lo largo de varios pulsos, pero hasta el momento se desconocían los efectos relativos de ambos mecanismos sobre el clima y la biosfera.
El artículo, liderado por Pincelli Hull (Universidad de Yale), combina registros climáticos, bióticos y del ciclo del carbono obtenidos a partir de sedimentos y fósiles, y los compara con diversos escenarios de vulcanismo e impacto. Presenta la reconstrucción más detallada que existe de la temperatura global en este periodo, y emplea modelos para discernir el momento, magnitud y composición de las emisiones de gases volcánicos, en comparación con los efectos del impacto de un asteroide sobre el clima y la vida.
“Los volcanes pueden provocar extinciones masivas porque liberan muchos gases, como el SO2 y el CO2, que pueden alterar el clima y acidificar el planeta”, explica Hull a la Agencia SINC. “Mucha gente ha especulado que los volcanes fueron importantes para el K-Pg, y estamos diciendo que no lo fueron”.
Concluye que la mitad de los gases asociados al vulcanismo del Decán se emitieron mucho antes del impacto, y no provocaron extinciones. Provocaron un calentamiento global de 2ºC, que volvió a la temperatura original antes del límite Cretácico/Terciaro. El impacto de un asteroide es el único evento que coincide con las extinciones. El impacto y las extinciones crearon la oportunidad inicial para la evolución de nuevas especies, pero el vulcanismo del Decán pudo haber contribuido a la lenta recuperación de los ecosistemas tras el impacto.
Alegret, en la exploración de Zelandia
Laia Alegret, miembro de la Real Academia de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales desde marzo de 2019, llevaba 20 años investigando sobre el impacto del meteorito en Yucatán, pero esta no ha sido su única línea de investigación. En 2017 participó en la expedición internacional a Zelandia, el nuevo continente sumergido bajo las aguas del Pacífico y del que únicamente afloran sus montañas más altas, que son Nueva Zelanda y Nueva Caledonia. Precisamente, la paleontóloga oscense viajará este viernes a Nueva Zelanda para poner en común con los científicos de la expedición los resultados obtenidos, que serán publicados en las próximas semanas.
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