Gregorio Morán: “La manipulación informativa del 1 de octubre fue de una impunidad tremenda”
De Rajoy y su “incompetencia”; del “pujolismo que todo lo compraba”; de Cataluña, de manipulación, de periodismo… Y del cóctel, quizá explosivo, que emana de la mezcolanza de todas esas cuestiones. De todo ello ha hablado Gregorio Morán que, en su línea, no ha rehuido charcos. Pisó con fuerza y salpicó. El periodista ha repasado la actualidad sin cortapisas en una charla organizada este martes en Zaragoza por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (Adea).
El título del coloquio, La crisis de los medios de comunicación y Cataluña, llevaba inevitablemente a lo sucedido el pasado domingo. Y una frase del ex de La Vanguardia sobresalió por encima del resto: “La manipulación informativa del 1 de octubre fue de una impunidad tremenda”.
Para Morán, “excepto La Sexta –y su equidistancia– y los medios pagados por la Generalitat, los demás no le dieron importancia al referéndum ilegal”. ¿Por qué? “Supongo que por pura incompetencia”, ha afirmado. “Que lo que más haya conmovido en los medios sea un partido de fútbol, refleja que no se dio bien la información”.
En Cataluña, ha explicado, “es algo escandaloso, desde Pujol la Generalitat paga a los medios, hasta el punto –y esto yo lo he vivido– de que un presidente elija las preguntas y el titular de su propia entrevista”.
El Pujolismo, el franquismo y Rajoy
Más allá de la cobertura informativa, Morán ha repetido varias ideas como generadores principales de la situación que se vive actualmente en Cataluña.
Ha mirado atrás para situar los orígenes de la “radicalización nacionalista”. Concretamente “a los 23 años de pujolismo, que lo compraba todo. Por eso, la intelectualidad catalana es tan servil”. Antaño, ha dicho, “si aceptabas los peajes que el pujolismo consideraba obligatorios, pasabas a ser un catalán subvencionado”.
Otro de las patas que asientan el estado actual de las cosas es, para Morán, la “inoperancia de Rajoy”, al que ha calificado de “errático e incompetente”. Otro presidente, ha señalado, “hubiera pensado cómo atajar un fenómeno que se ha ido de madre. En España se hace mucho lo de dejar que los problemas vayan pasando hasta que se arreglen solos, se va metiendo mierda debajo de la alfombra, hasta que ya no entra más”.
Sobre la intervención del presidente del 1 de octubre, ha apuntado que “dijo justo lo contrario de lo que debería haber dicho: en ese momento no puedes recurrir a lugares comunes como que el referéndum no se ha celebrado, hay que tener empatía”. Sin embargo, no comparte eso de que cada decisión de Rajoy (al que, como apuntó, achaca parte de la responsabilidad) crea independentistas: “Entre otras cosas, porque no toma decisiones”.
Todo ello, sumado a los años de franquismo, es lo que, según Morán, ha llevado a la situación actual.
Para él, no obstante, el actual máximo mandatario del Gobierno español no es el único político con poca capacidad, de hecho, considera que es una cualidad extendida: “La clase política de la Transición está ya amortizada, el problema es que los nuevos compiten con los viejos en incompetencia”.
“Los medios de comunicación son perversos por naturaleza”
Si la clase política no insufla demasiada esperanza en Morán, en similar situación coloca a los medios de comunicación. Estos, ha dicho, “son perversos por naturaleza. Los medios –no los periodistas– nacen y morirán perversos”. Para Morán, “en España está la prensa menos feliz de Europa, porque hay un capitalismo sin competencia. Hay monopolios”. No sorprende, ha afirmado, que un grupo u otro “compre medios a precio de saldo: acabaremos como el Banco Popular, comprando un medio por un euro si se pueden soportar las deudas”.
Cree que en Cataluña está teniendo lugar un fenómeno igual al del resto de España: “Que hay mucha diferencia entre los medios y la realidad”. En palabras de Morán, “ahora lo importante es que la prensa se venda al poder, a los periodistas no nos pagan por contar la realidad, no hay equidistancia, ni equilibrio, ni neutralidad”.
Ha recordado su reciente despido de La Vanguardia para señalar que lo que más le llamó la atención fue que “el Comité de Empresa, mis propios colegas, mandaran una carta al director pidiendo que censuraran mis artículos. Hay que ser canallas”.