Una médica para 800 pacientes en 12 pueblos de Cinco Villas: “La sanidad rural no se fomenta y por eso nadie quiere venir”
Janire responde a las preguntas desde el coche. Está en viaje, algo que es normal para ella porque cada día tiene que recorrer más de un centenar de kilómetros por carreteras comarcales y atravesar varios puertos de montaña para poder atender a los vecinos y vecinas de la zona de salud de Sos del Rey Católico. Desde hace siete semanas está sola, es decir, es la única plaza de médico de familia cubierta de las tres que le pertenecen a esta zona catalogada como G4 (máxima dispersión territorial): “Debería de haber tres médicos de mañana, uno de ellos fijo en el centro de salud de Sos y otros dos para cubrir al resto de la población a través de los circuitos itinerantes por los pueblos”, explica Janire Martínez. Y una cuarta plaza, la de médico de atención continuada (MAC) para cubrir las guardias fuera del horario de atención primaria que va de 08:00 a las 15:00, y fines de semana.
Hasta el momento y, ante la ausencia de más profesionales, Janire se encarga como puede de cubrir toda la zona básica de salud. Cada día visita entre dos y tres pueblos, además de ocuparse del centro de salud ubicado en Sos. Entre los doce pueblos de la lista se encuentra también la localidad navarra de Petilla de Aragón, incluida por proximidad geográfica en este circuito a través de un convenio con la Comunidad Foral. En cuanto a las guardias, salen “adelante gracias a la colaboración de compañeros y compañeras que vienen y cubren esos horarios sin que sea su zona, ni su plaza. Les estamos muy agradecidos, pero no podemos continuar así, tiene que entrar alguien ya, para poder atender a las personas que nos necesitan”, denuncia la médico.
La situación de esta zona de salud, con una población envejecida y con escasa movilidad, está empezando a ser insostenible. Vecinos de localidades afectadas como Urriés ya han mostrado su desconcierto por esta situación y lo han expresado públicamente a través de redes sociales y con una manifestación local. Un 10% de los habitantes de la zona de las altas Cinco Villas tiene más de 85 años, y un tercio superan los 65 según datos del año 2022, “pero Sos actúa de confusor porque tiene más gente joven, si no lo incluimos, la media de edad de los habitantes de los pueblos del circuito que cubro sube mucho más”, confiesa esta médica, que también señala que las patologías que atiende son muy diversas y los recursos más escasos que en las zonas urbanas, lo que hace que “la imaginación” y “ser despierta” sea fundamental para el desempeño del día a día en la sanidad rural.
A los desplazamientos se suma otro hándicap, los problemas con las telecomunicaciones y la escasa cobertura de telefonía móvil que sigue habiendo en muchos puntos de esta zona. “Además de tener que coger el coche todos los días, a veces no tengo cobertura, lo que me hace plantearme qué haría si me pasa algo y no puedo dar aviso”, se cuestiona Janire. Una duda con la que conviven los habitantes de zonas como la de Sos y sus alrededores desde hace años. “Al final, estoy sometida a mucha presión todos los días: conducir, la incertidumbre de las comunicaciones, realizar mi trabajo bien…”, confiesa la médica, que reclama de nuevo el apoyo institucional.
“Durante el tiempo que llevo trabajando sola, nadie me ha llamado”
Janire lleva más de un mes y medio atendiendo en solitario la zona de salud básica de Sos del Rey Católico, al completo, y denuncia que no ha recibido la llamada de Sanidad. “Humanizar es muy necesario, y más en estos casos, porque la empresa no es ni va a ser nuestra, pero trabajamos como si lo fuera, lo hacemos por vocación, y no es fácil de sobrellevar”, apunta la médica.
Además de esta denuncia, Janire Martínez señala que la falta de médicos en el medio rural se debe, en parte, a la casi nula promoción que se hace de la forma de trabajar en los pueblos, ya desde la docencia. “La gente no quiere venir a cubrir estas plazas por el desconocimiento que hay, creo que debería de haber más libertad y propiciar que la gente viniera a trabajar o a ver cómo trabajamos, yo lo hice y me enamoré de esta forma de entender la medicina”, añade. Una manera de ejercer en sanidad que da la oportunidad al profesional de poner al paciente en el centro de todo.
“Siempre he querido ser médica en el rural”
Janire Martínez es médica rural por vocación, sus ganas de ayudar a los demás la llevaron hasta la medicina: “Aunque en mi familia ha habido sanitarios, mi madre era enfermera, nunca he tenido referentes médicos”, aclara. Estudió en la Universidad de Navarra, y la especialidad de medicina de familia en Vitoria, de donde procede. La residencia que ejerció en la localidad asturiana de Beleño le abrió los ojos: “Mi mente hizo clic, me di cuenta de que quería dedicarme a la medicina en el rural, y lo confirmé cuando me enamoré de la forma de trabajar de mi tutora, también en una zona rural”, explica con emoción la joven médica. A sus 34 años tiene plaza “en propiedad” en Pamplona y, sin embargo, la ha dejado “en excedencia” para ejercer en la zona de salud de Sos, por voluntad propia: “Los pueblos te dan la posibilidad de ir más allá en el diagnóstico del paciente porque no solo ves la parte médica, también conoces el contexto social, el familiar, el laboral, y todo ello influye en nuestra salud. Tener la posibilidad de llevar a cabo ese abordaje integral de los pacientes es lo que me hace sentirme feliz trabajando”, explica la médica.
Cada día para ella desde que llegó a la zona básica de salud de Sos del Rey Católico es una pequeña aventura, en sentido figurado y en el real. “Cuando trabajas como médico en zonas rurales ves cómo la gente nace, cómo viven y también cómo se nos van”, explica Janire, que ha visto cómo el sistema permite algo que en las zonas urbanas es mucho más difícil “salir de la medicalización en la que estamos inmersos”. Para esta médica rural, la soledad, la tristeza, los miedos relacionados con la muerte se pueden tratar de una manera “más humana”: “Me gusta sobre todo trabajar con gente mayor y poder estar con ellos, tranquilizarles y profundizar en lo que es pasa, es algo que no se puede hacer en la consulta de un centro urbano porque no hay tiempo, y el sistema no te lo permite”, apunta Martínez.
“No puedo ponerme por delante porque, si yo no estoy, puede que nadie venga a cubrir esta plaza”
El caso de Janire Martínez tiene un valor especial porque, a pesar de haber nacido y crecido en una ciudad, en Vitoria, ha decidido trasladarse a vivir a Sos del Rey Católico junto con su pareja, que nació en Barbastro. “Ambos teníamos claro que nos gustaba este tipo de vida, y hemos apostado por ella”, sentencia la médica. Su pareja estudió derecho y trabaja en Pamplona “va y viene cada día, y lo lleva muy bien, le gusta”, añade Janire. Ambos son jóvenes, ella tiene 34 años y la maternidad es uno de los temas que sobrevuela las conversaciones de esta pareja. Ser padres y formar una familia es algo que los dos quieren, incluso careciendo de red familiar en Sos, “nuestros padres están jubilados y nos echarían una mano, además tenemos el colegio al lado de casa, en ese sentido no tenemos problemas”, explica Janire.
La pregunta que ronda el pensamiento de esta médica en el rural es: ¿si me quedo embarazada, alguien cubrirá esta plaza? Y la incertidumbre que envuelve a la respuesta es la que, por el momento, frena a esta pareja a plantearse dar un paso en firme hacia la maternidad en un futuro próximo. Janire reconoce que está “hipotecando” en cierta manera su futuro, pero, a pesar de que “los pacientes me dicen que tengo que mirar por mí, yo siento que tengo una responsabilidad hacia ellos y hacia este trabajo, es mi manera de entender la vida y mi profesión y, por ahora, no puedo ponerme a mí por delante, porque no sé si alguien vendrá detrás si yo me voy”, confiesa Janire Martínez.
Esta médica, a día de hoy la única con la que cuentan los 800 vecinos que componen la zona básica de salud de Sos del Rey Católico, considera fundamental encontrar un equilibrio a la hora de explicar la situación de la sanidad en el mundo rural. Y señala a los medios de comunicación como pieza fundamental en el engranaje. “Hay que reivindicar y explicar las carencias que existen en la sanidad rural, pero también es muy importante contar los beneficios que tiene la medicina rural para los pacientes y para quienes la ejercemos. A pesar del estrés de este momento tan difícil que estoy atravesando, yo salgo cada día de mi trabajo con una sonrisa, me hace muy feliz, y eso, no lo puede decir mucha gente”.
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