Descubrimiento sobre las 'vacas locas' con advertencia: suspender las medidas de prevención sería “un gravísimo error”
A finales de los años 90, Europa sufrió una de sus peores crisis alimentarias debido a la encefalopatía espongiforme bovina, populamente conocida como la enfermedad de las “vacas locas”. Dos décadas después, los investigadores Rosa Bolea y Juan J. Badiola, de la Universidad de Zaragoza, han participado en un estudio internacional que arroja nueva luz sobre esta enfermedad neurodegenerativa. De sus conclusiones se extrae que, además del origen ya conocido, habría otra vía que aparece de forma espontánea en las ovejas.
El llamado mal de las “vacas locas” afectó en el Reino Unido a cerca de 200.000 vacas, que presentaron síntomas como temblores, cambios de comportamiento y pérdida del equilibrio, hasta llegar a la muerte. En España, fueron cerca de un millar. Las personas que ingirieron productos bovinos contaminados sufrieron la variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jackob, una patología neurodegenerativa sin cura. El número de personas afectadas en Europa por esta enfermedad fue de 226, cinco de las cuales de España.
La hipótesis que se planteaba era que las vacas habían enfermado porque habían consumido pienso elaborado con harinas de carne y huesos de ovejas contaminadas con priones -partículas infecciosas- de scrapie clásico, una enfermedad degenerativa fatal que afecta el sistema nervioso de las ovejas y las cabras y transmisible entre animales del mismo rebaño.
Ahora, el estudio internacional en el que han participado Bolea y Badiola, del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, revela que el origen de la encefalopatía espongiforme bovina habría sido el scrapie, pero no el clásico, como se había postulado hasta ahora, sino el scrapie causado por cepas atípicas, y que, a diferencia del clásico, aparecen de forma espontánea en ovejas y cabras, de forma aislada sin que se transmitan entre ellas en el rebaño.
El scrapie atípico es un tipo de prión de los pequeños rumiantes (ovejas y cabras), que genera una enfermedad esporádica, puesto que los casos aparecen aislados en el rebaño, y no se transmiten entre ovejas de forma natural. En cambio, el scrapie clásico se disemina entre los animales del rebaño y los priones infecciosos pueden permanecer durante años en el medio ambiente.
Transmisión entre especies
Los experimentos del estudio demuestran por primera vez que la transmisión de priones entre especies puede hacer cambiar las propiedades patobiológicas de estos agentes infecciosos. En este caso el scrapie atípico, que en principio no es transmisible a las personas, cuando infecta a un huésped con proteína prión de bovino se convierte en agente zoonótico (con capacidad de transmisión a la especie humana). “Estos resultados se consideran de gran relevancia desde una perspectiva científica y de salud pública, puesto que implica que la exposición de las vacas a estos priones de pequeños rumiantes podría dar lugar a la emergencia de nuevos casos de encefalopatía espongiforme bovina”, subraya Juan José Badiola.
En este sentido, en declaraciones recogidas por Radio Zaragoza durante la presentación del estudio, Badiola ha señalado que “hay grupos de presión europeos que están diciendo que, como no hay casos de encefalopatía espongiforme en Europa, ya se pueden suprimir las medidas”, en referencia a la prohibición de los piensos de origen animal para la alimentación de rumiantes. Para Badiola, a la luz del nuevo descubrimiento, revocar esa decisión sería “un gravísimo error”.
Por ahora no hay tratamiento ni vacunas para las enfermedades priónicas humanas ni las animales, pero los autores del estudio aseguran que este hallazgo mejorará la evaluación del riesgo de estas enfermedades en el ámbito de la sanidad animal y de la salud pública.
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