El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, lo ha vuelto a hacer. No sólo no rehúye de la polémica, sino que se mueve a gusto y la alimenta con opiniones personales, donde habitualmente arremete contra el Gobierno y muestra un posicionamiento muy próximo a partidos de la ultraderecha, como Vox.
En una entrevista concedida a Infovaticana y publicada en dos partes, los días 7 y 8 de mayo, suaviza el posicionamiento de la Iglesia al abordar los casos de pederastia, al remitirse a la estadística de la Fundación Anar que calcula que no superan el 0,2%, y se pronuncia sobre otros temas como el cambio climático, la Agenda 2030 o insiste en que es imposible la regularización de 500.000 inmigrantes en España, como recoge la Iniciativa Legislativa Popular, porque “aquí no caben todos”.
En esta entrevista, el arzobispo se reafirma en que nuestro país no puede acoger a todos los inmigrantes que llegan sin papeles: “Caben los que caben y no podemos decir buenistamente, sin fronteras, que vayan pasando porque no caben físicamente todos”.
“Dentro de esta especie de apertura buenista, se nos puede colar gente que son indeseados. Porque vienen con su carnet terrorista, porque vienen con su tráfico de cosas, tráfico de blancas, tráfico de drogas, tráfico de armamento etc…”, contesta sin tapujos.
Se muestra partidario de fijar criterios para decir cuántos se pueden admitir y con qué reglas del juego: “Si hay una ley que lo regula en este sentido, lo apoyamos. Ahora, no cayendo en esa especie de populismo acogedor que termina recogiendo lo que no deseamos”, incide.
Los abusos sexuales en la Iglesia
Sanz Montes encabezaba con el titular “La matraca acusadora” una de sus cartas pastorales donde abordaba la cuestión de los abusos sexuales de la Iglesia y ahora se ratifica en todo su contenido.
“Este Gobierno desentierra muertos, traslada a difuntos y hace amenazas y siempre tienes el comodín de la Iglesia que en un país como España tiene un pequeño recorrido. Por tanto, esta especie de focalización tiene como trasfondo la distracción y el despiste. Pero yo criticaba esta especie de estribillo -dice- porque me parece profundamente injusto. Si lo que nos importa, y así debería ser, son las víctimas de este crimen deleznable, deberíamos atender a todos y a todo aquello que ha cometido el delito, el crimen y el pecado”.
Pero va más allá. Asegura que se está focalizando mal el tema, porque la Iglesia aparece en la estadística de la Fundación Anar referida a la pederastia con apenas un 0,2%.
“Con ese 0,2%, si realmente te interesan las víctimas y no la focalización de algunos victimarios, deberías dar una respuesta y crear cauces para el 100%. Por tanto, el que se centren en el 0,2 que representamos los hijos de la Iglesia y omitas el 99,8, eso tiene una intencionalidad política e ideológica de distracción y despiste”, argumenta.
Justifica que él sea partidario de expresar sus opiniones públicamente y que en sus intervenciones “tanto en palabra como por escrito” se rebele contra el mutismo impuesto y contra esa invisibilidad de catacumba: “Siempre que puedo, hablo. Creo que deberíamos tener esta especie de proactividad para decir que tenemos algo que decir y tenemos algo que mostrar además de pedir perdón, que una vez que lo hemos hecho ya está bien. Porque si estamos continuamente pidiendo perdón hemos caído en ese bucle por el que continuamente nos han metido en esa especie de espiral de la que no sabemos salir”, afirma.
El cambio climático y la Agenda 2030
El arzobispo analiza también el cambio climático. Sostiene que pertenece a una explicación “puramente física de las cosas que suceden de nubes para abajo y tiene su interrogante” y recuerda que hay escuelas ecologistas que lo ponen en el entredicho.
“Que haya personas de la Iglesia, en general, que estén apoyando el cambio climático y que hagan incluso del cambio climático una cita indispensable, casi casi magisterial, nos parece que es un exceso y puede ser muy arriesgado”, explica.
A su juicio, junto al cambio climático hay otras cosas que pertenecen a la Agenda 2030, que son, en su opinión, “una serie de medidas y de subrayados que están desplazando lo esencial”. Y ¿Qué es lo esencial?. Él mismo responde: “Lo esencial es el santo Evangelio, es el anuncio del reino, es la salvación de las almas, es la buena noticia de la paz cuando dejamos que la gracia de Dios nos abrace. Esas son las cosas que tenemos que proclamar. Ahora, caer nosotros en los estribillos de la Agenda 2030, entre ellas del cambio climático, pues me parece que es un chantaje. Es un chantaje que nos desenfoca de lo que propiamente debe ser el foco de nuestra propuesta salvadora desde Jesucristo resucitado”, concluye.
La situación política actual
La política es otro de los temas recurrentes en todas sus intervenciones y especialmente son conocidas sus críticas hacia el Gobierno socialista. Y, en este punto, se explaya ante la pregunta sobre si le preocupa la situación política actual “tras el amago de dimisión” del presidente, Pedro Sánchez.
“¿Por qué me preocupa la política en España? Porque está destrozada. Porque cuando la política toma la mentira como arma y como gobernanza, toma la insidia para reabrir heridas, toma la falsedad para reescribir una historia que no sucedió, toma la división en una confrontación que nos enfrenta, es enormemente arriesgado”, responde.
“Cuando además esta política, en nombre de una modernidad pretendida y de un progresismo así promulgado, se está cargando la vida del no nacido, la vida del terminal y la vida del que está en el medio de estas dos citas. Cuando estás cargándote la familia; cuando estás manipulando la educación, cuando estás pervirtiendo tóxicamente a los adolescentes, incluso a los niños, con cursos que son no solamente obscenos o pornográficos, sino destructivos, dando pie después a determinadas leyes que destruyen la persona de modo irreversible en algunos de los casos. Si esto es hacer política -resume- con el desprestigio internacional en el que está en este momento España, yo en esta política no creo”.
Las elecciones europeas y los partidos
Y si en este repaso faltaba que ya se definiera claramente, se le plantea una cuestión sobre las elecciones europeas que se celebran el próximo mes de junio donde ya no deja lugar a las dudas.
“¿Son legítimas todas las opciones políticas para un católico?”, le preguntan. Y el arzobispo responde: “No, pero es que no hay ninguna formación política que recoja nuestra tradición. No hay ninguna formación cristiana y la doctrina social de la Iglesia. Ninguna. Por tanto, no hay ningún partido político que sea el brazo político de la Iglesia católica. Sí que hay cristianos en política. Pero claro, no todos los partidos están igualmente de cercanos o de distantes a lo que decimos tradición cristiana y doctrina social de la Iglesia”-
Y dice que él verá “con simpatía” a quienes más cerca estén de esa frontera moral, aunque sabiendo que no le representa en todo. Y quien más se distancie será al que volverá a no votar y hay algunos que nunca ha votado y no lo piensa hacer.