Los Centros Integrados de Formación Profesional (CIFP) asturianos viven en primera persona y de forma directa el estreno la nueva FP. Son el eje sobre el que se sustenta esta formación totalmente dual, que favorecerá los lazos entre el centro educativo y la empresa y que redundará en la mejora de la cualificación y empleabilidad del alumnado. Es un reto ante un modelo que califican de “rompedor”.
Los directores de tres CIFP —Jorge Saucedo, del CIFP Cerdeño; Susana Fonseca, del CIFP de Avilés y María Goitia, del CIFP de los Sectores Industrial y de Servicios La Laboral— contestan a preguntas clave sobre qué supone este nuevo modelo y cómo se afronta desde el centro educativo.
¿Qué cree que aportará el nuevo modelo de FP a la formación del alumnado?
Jorge Saucedo: Permitirá acercar más la Formación Profesional al mundo laboral, con la formación profesional dual adaptada al tejido productivo de cada territorio, lo que facilitará que los estudiantes puedan realizar gran parte de su formación en las empresas. Esto ayudará al alumnado a conectar desde el primer momento con las tecnologías más novedosas utilizadas en la empresa, y, por tanto, revertirá en su cualificación profesional Desarrollar planes de estudios que permitan flexibilidad e individualización en la impartición. Necesitaremos elaborar planes o itinerarios de aprendizaje individuales para cada alumno/a, también para las personas adultas.
Susana Fonseca: Aunque pueda resultar algo pretencioso, como docente y como directora de un centro de Formación Profesional, solamente se me ocurren cosas positivas que el nuevo modelo de FP puede aportar al alumnado. Es un modelo “rompedor”, desde el primer curso van a tener la oportunidad de experimentar situaciones reales de trabajo y podrán meter en su mochila una experiencia profesional en una empresa. ¡No hay mejor fuente de motivación! Esto significa, no solamente formarse técnicamente y de forma práctica en la profesión que hayan elegido, también les va a permitir desarrollar habilidades sociales y personales, asumir compromisos y madurar. Esto implica oportunidades laborales para su futuro profesional y autonomía a nivel personal.
María Goitia: Una de las principales características del nuevo modelo es que se refuerzan las relaciones entre el centro educativo y la empresa, lo que repercute directamente en la formación que recibe el alumnado, que se realiza tanto en el centro educativo como en la empresa en alternancia. Los tutores, tanto del centro como de la empresa, deben colaborar de forma estrecha y el profesorado puede conocer las necesidades reales de las empresas, así como estas pueden mejorar su conocimiento sobre los centros, sus recursos y la oferta formativa. Además, se han incluido nuevos módulos formativos para reforzar aspectos tales como la sostenibilidad, la digitalización, el conocimiento de los idiomas y la especialización a través de materias optativas y complementos formativos. Por último, al ser un modelo flexible puede adaptarse tanto a las necesidades formativas individuales del alumnado como a los requerimientos de las empresas.
¿Cómo influye en el trabajo del día a día en el centro?
Jorge Saucedo: La “Dualización”, supone rediseñar y reorganizar el currículo y el proceso de enseñanza- aprendizaje, así como su evaluación y aseguramiento de la calidad. También implica la estrecha interacción con las empresas formadoras y permeabilidad en el marco global del sistema educativo.
Susana Fonseca: Evidentemente es un gran reto con el que todavía no nos hemos familiarizado. Implica cambiar nuestras rutinas de trabajo y eso no es fácil. Llegó el momento de hablar de DUAL de verdad, con letras mayúsculas. Al final, DUAL significa colaboración, alianza, trabajo conjunto entre empresa y centro docente. Tenemos un protagonista más en nuestro mundo educativo, es el empresariado. Les damos la bienvenida, estoy segura de que nos pondremos de acuerdo, el alumnado necesita que sea así y que ambas partes nos complementemos y nos tengamos en cuenta en la planificación de ese trabajo diario que en el entorno docente llamamos programación.
María Goitia: Este curso es el primero que se implanta este modelo así que hay muchas cosas que son novedad y otras que tenemos que hacer de forma diferente. Al ser un modelo muy flexible y centrado en la colaboración con las empresas, implica que la organización de los planes formativos del alumnado debe hilarse desde el principio y desde el primer curso. La forma de trabajar cambia en casi todos los sentidos y es necesario coordinar todas las partes implicadas.
¿Qué dificultades existen para la aplicación de la Ley?
Jorge Saucedo: Como cualquier cambio importante, necesitaremos adaptarnos a nuevas realidades, pero sobre entender el cambio de paradigma: el alumnado no va a la empresa de prácticas, va a formarse en otro escenario diferente al centro de formación.
Susana Fonseca: Dificultades existen, pero tenemos que solventarlas. Las empresas a nivel global han apostado por esta nueva Ley, pero es ahora cuando toca poner en práctica esa buena intención. Personalmente es una parte que me preocupa, todavía no conocemos la respuesta de acogida que van a tener y la realidad es que el alumnado debe formarse también en la empresa, no va a hacer prácticas sobre unos aprendizajes adquiridos previamente, va a aprender de forma práctica. Internamente, dentro de los centros, tenemos que trabajar para ir superando dificultades que nos estamos encontrando, horarios, calificaciones, flexibilidad en nuestras programaciones, gestión diaria del aula, alumnado que no cumpla los requisitos mínimos para incorporarse a la empresa... No obstante, desde los centros vivimos esta implantación con ilusión y con ganas de trabajar para contribuir a la mejora de la empleabilidad de nuestro alumnado.
María Goitia: Al ser el primer curso en el que se implanta la ley estamos abriendo camino en todos los frentes. La principal dificultad es la coordinación de todas las partes implicadas en el nuevo modelo. Tanto los centros educativos como las empresas deben trabajar juntos para que la formación del alumnado tenga lugar en los dos ámbitos y de una forma organizada y estructurada. Las empresas deben acoger un mayor volumen de alumnado desde el primer curso para formarlo, y el profesorado debe colaborar con este nuevo esquema y además debe dar el salto a trabajar con metodologías docentes activas y más dinámicas. En definitiva, al cambiar el modelo cambia también una forma de trabajo ya establecida y con sus propias inercias. Un cambio de este calado siempre es complejo en cualquier organización.