Investigadores de la Universidad de Plymouth han comprobado en ensayos en laboratorio cómo millones de microplásticos se acumulan de forma rápida dentro de organismos marinos como las vieiras (Pecten maximus). Después de seis horas de exposición a concentraciones realistas como las que pueden encontrarse en algunos puntos del océano, miles de millones de partículas de 250 nanómetros (unos 0,00025 milímetros) se habían acumulado en los intestinos de estos moluscos y todavía más partículas de 24 nanómetros (0,00002 milímetros) estaban repartidas por todo su organismo, incluyendo riñones, branquias, músculos u otros órganos.
Una vez devueltas las vieiras a un entorno limpio, los investigadores también constataron que los microplásticos de 24 nm tardaron 14 días en desaparecer de su organismo y las partículas más grandes de 250 nm no lo hicieron hasta pasados 48 días.
“Los resultados del estudio muestran por primera vez que las nanopartículas pueden ser absorbidas rápidamente por un organismo marino y que en solo unas pocas horas acaban repartidas por la mayoría de sus órganos principales”, asegura la investigadora Maya Al Sid Cheikh, autora de este trabajo publicado en Environmental, Science and Technology.
Estudios previos en laboratorio exponían los organismos marinos a concentraciones de microplásticos mucho mayores de las que se pueden encontrar en el océano, en este caso se utilizaron concentraciones de unos 15 microgramos por litro que sí pueden darse en ambientes reales. Por otro lado, los investigadores también emplearon para estos ensayos nanopartículas de plástico poliestireno con marcadores radioactivos. De esta forma, al cabo de seis horas de exposición se podía rastrear la contaminación interna en los moluscos por medio de imágenes radiográficas (como muestra la imagen que acompaña a este artículo).
“Este es un estudio pionero, tanto en la aproximación científica como en los resultados. Solo expusimos las vieiras a las nanopartículas durante unas pocas horas y, aunque luego estas fueron transferidas a condiciones limpias, seguía habiendo rastros varias semanas después”, recalca el veterano Richard Thompson, otro de los autores de este trabajo y el investigador que hace 14 años utilizó por primera vez el término “microplásticos” en un estudio científico.
“Entender las dinámicas de la absorción y liberación de nanopartículas, así como su distribución en los tejidos corporales, es esencial para comprender sus potenciales efectos en los organismos. El próximo paso clave será utilizar este enfoque para guiar el trabajo de investigación sobre los potenciales efectos de las nanopartículas y para analizar las consecuencias de exposiciones más largas”.
Como explican los investigadores, saber cómo los microplásticos son absorbidos a través de las membranas biológicas y se acumulan en los organismos marinos resulta crítico para evaluar el riesgo que supone este tipo de contaminación para estas especies y el propio ser humano, que se alimenta de ellas.
Los investigadores de la Universidad de Plymouth han constatado en estudios anteriores cómo la contaminación por plásticos llega a todas partes en los océanos y afecta a una enorme cantidad de especies. Sin embargo, todavía queda mucho por entender de los efectos de la contaminación que menos se ve, la de las nanopartículas y minúsculos fragmentos en los que se van descomponiendo los plásticos en el agua.
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