En la 15ª Conferencia Living Lakes celebrada hace unos meses en Valencia, expertos de 40 países pidieron la recuperación de varios humedales españoles desecados en el siglo XX, entre ellos, Mar de Campos. Esta gran mancha de agua a 12 kilómetros de Palencia fue eliminada por considerarse en la época un espacio insalubre sin ninguna utilidad. Para algunos, podría ser hoy un Doñana en la Meseta Norte.
El Mar de Campos o laguna de la Nava de Campos cubría unas 2.500 hectáreas, aunque su tamaño dependía de las lluvias. Como ha escrito Milagros Alario Trigueros, profesora de Geografía Regional de la Universidad de Valladolid, era una masa de agua poco profunda que se extendía temporalmente sobre la llanura, con unas dimensiones variables de unos 4-6 kilómetros de ancho y otros 15-20 de largo.
La desecación de este humedal terminó en 1966, llevándose a cabo los trabajos fundamentalmente después de la Guerra Civil, bajo un régimen en el que resultaba mucho más fácil ejecutar grandes obras de este tipo. Sin embargo, como incide la geógrafa, la idea de desecar se remonta a la época de los Reyes Católicos. Existe incluso una orden de 27 de enero de 1815 en la que el rey Fernando VII mandaba: “… se hiciera desaguar la Laguna de la Nava se librase de su funesta influencia a los pueblos que la circundan y restituyesen a la agricultura cerca de 9.000 obradas de tierra ocupada inútilmente”.
Entonces, las penurias económicas impidieron acabar con el Mar de Campos, hasta que llegó el siglo XX. Fue antes de que la sociedad aprendiese que estos ecosistemas no tienen nada de inútiles, sino que son unos de los más productivos de la naturaleza y de los que más beneficios económicos aportan.
¿Es posible recuperar el Mar de Campos como pidieron estos expertos en zonas húmedas? “Técnicamente es fácil, en cuanto se cierren los drenajes, la llanura volverá a inundarse”, afirma Eduardo de Miguel, director gerente de la Fundación Global Nature, que asegura que existen ya proyectos de recuperación redactados. “La única dificultad es volver a comprar los terrenos que se pueden inundar”. En su opinión, “este podría ser el gran proyecto de desarrollo sostenible de una comarca hoy muy despoblada”. “Sería como montar un Doñana en la Meseta Norte”.
En realidad, existe un precedente de recuperación exitosa de un humedal justo en esa misma zona. A comienzos de los años 90, se puso en marcha un proyecto para recuperar unas zonas innundables junto al municipio Fuentes de Nava, un área de pastos que antiguamente se inundaba de forma natural en invierno y se secaba en verano.
En un artículo de 2004 publicado en la revista Ecosistemas, el naturalista palentino Fernando Jubete contaba cómo fue el proceso para recuperar esta pequeña muestra de lo que debió ser el gran Mar de Campos. Hace ahora más de 28 años, este aficionado a la ornitología se fijó en las numerosas aves acuáticas que se concentraban en unos pastizales junto a Fuentes de Nava cuando eran inundados artificialmente para favorecer la aparición de pastos para el ganado. Con otros apoyos, se consiguieron fondos para que el 15 de marzo de 1990 las aguas del río Retortillo volviesen de nuevo a inundar 60 hectáreas de la Nava.
Las obras en esta primera intervención fueron sencillas. Sin embargo, como relató Jubete, “a los pocos días de contar con agua la Nava se llenó de aves”. “Grupos de ánsares procedentes de Doñana volvieron a recalar aquí en su migración prenupcial, junto a otras especies viajeras como agujas, archibebes, correlimos y fumareles, entre otras”, escribió. Este éxito les animó para presentar un proyecto más ambicioso de más de medio millón de euros, que en 1991 consiguió el apoyo de la UE, que aportó el 50% del presupuesto.
Con este dinero se compraron y arrendaron tierras, se restauraron los terrenos, se pusieron en marcha acciones para gestionar el agua, controlar la caza y el pastoreo, se llevó a cabo un plan de interpretación, un régimen de visitas… Básicamente, se trataba de inundar en invierno el humedal con agua del Canal de Castilla tal y como ocurría antiguamente de forma natural. Hoy esta importante zona de invernada para aves constituye una referencia en recuperación de humedales.
Esta es una versión de un reportaje publicado en el número 19 de la revista Ballena Blanca. Puedes ver más sobre este proyecto periodístico aquí. aquí