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Tras la presión de las petroleras, EEUU rebaja las normas ambientales como respuesta al coronavirus

Sede de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, en Washington.

Sara Acosta

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En un inédito paso, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha anunciado este jueves una moratoria al cumplimiento de leyes ambientales de las industrias contaminantes de forma indefinida.

De nombre ambiguo y enrevesado, esta “política de ejecución discreta temporal”, empieza a correr con carácter retroactivo desde el 13 de marzo. En una nota de prensa publicada ayer por la tarde, el director de la agencia, Andrew Wheeler, restaba peso a la decisión: “La EPA está comprometida con la protección de la salud humana y ambiental, pero reconoce que el desafío que supone el esfuerzo para proteger a los trabajadores y al público del COVID-19 puede tener un impacto directo en la capacidad de las industrias reguladas para cumplir con las exigencias regulatorias”.

En concreto, mientras dure la crisis del coronavirus, la agencia no penalizará a aquellas compañías que no cumplan con sus obligaciones de control de su actividad y de entregar informes de forma periódica.

La semana pasada, el American Petroleum Institute, que representa al poderosísimo sector del petróleo en EEUU, dirigió una carta abierta al presidente Donald Trump, en la que pedía de forma expresa a la Agencia de Protección Ambiental dos cosas: suspender la obligación de hacer controles y entregar información de forma periódica; y exenciones en el cambio del combustible de invierno al de verano que queman los coches y el transporte rodado en general.

La Agencia de Protección Ambiental obliga a cambiar la mezcla de gasolina cuando se pasa del invierno a la primavera y al verano, para evitar la mayor evaporación del combustible cuando las temperaturas suben, lo cual a su vez libera más ozono, muy perjudicial para la salud.

El argumento de las petroleras es que ahora mismo sobra oferta de combustible por el parón de la actividad debido al coronavirus, que ha hecho desplomarse la demanda de crudo y de gas. La EPA, sin embargo, no hace ningún comentario sobre esta segunda demanda en su comunicación pública.

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