Los híbridos enchufables emiten hasta 2,5 veces más CO2 que lo que dicen los fabricantes, según un nuevo estudio
Los híbridos enchufables son “lobos con piel de cordero” en el mundo del motor, advierte la organización sin ánimo de lucro Transport and Environment, a partir de los resultados de un nuevo estudio que acaba de publicar.
Según el análisis, en el que se han utilizado datos de conducción real de unos 20.000 modelos de este tipo en Reino Unido, Francia, Países Bajos, Alemania y Polonia, las emisiones de estos coches son hasta 2,5 más elevadas de lo que presentan los test de laboratorio y, en algunos casos, alcanzan casi los mismos niveles que los modelos nuevos de gasolina y diésel.
La advertencia es importante, pues los híbridos enchufables reciben ayudas por parte de casi todos los gobiernos europeos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte. Pero, además, porque sus ventas se están disparando. En España, por ejemplo, aunque al final se decidió reducir el incentivo a estos vehículos en el plan RENOVE —reciben 2.600 euros frente a los 4.000 euros de los eléctricos—, en el mes de septiembre se han contabilizado 1.974 matriculaciones nuevas, o lo que es lo mismo, un 265,5% más que en el mismo periodo del año pasado.
“Ahora mismo, los híbridos enchufables se promocionan como vehículos de emisiones cero para las ciudades”, asegura el director de Transport and Environment en Reino Unido, Greg Archer. “Sin embargo, se trata de una campaña de marketing engañosa. A menos que la batería se recargue con frecuencia, estos coches pueden incluso tener efectos más perjudiciales para el clima que los convencionales”.
Según el análisis, las emisiones de los híbridos enchufables durante su vida útil en condiciones reales son de unas 28 toneladas, mientras que los de gasolina rondan las 39 toneladas y los diésel, las 41. En comparación, un coche eléctrico emite unas 3,8 toneladas de CO2. “Lo que queremos señalar es que la mejor alternativa es el coche eléctrico”, explica por teléfono, “y que no nos debemos engañar”.
Los vehículos híbridos enchufables son aquellos que combinan un motor eléctrico con otro de combustión, y utilizan una batería que se recarga a través de puntos externos, donde se enchufan. Estos autos también acumulan energía en el frenado del vehículo (al igual que los híbridos convencionales), aunque de este modo se obtiene menor carga que al enchufarlos.
En principio, ofrecen ventajas ambientales, pues con una batería llena, la mayoría puede cubrir hasta unos 40 kilómetros en modo eléctrico. Y, por eso, se suelen vender como coches con las ventajas de un coche tradicional pero de cero emisiones para distancias cortas.
Sin embargo, según Transport and Environment, la teoría no se cumple casi nunca en la vida real. Entre los dos mayores problemas que se encontraron en el uso diario es que los conductores no suelen recargar las baterías tan a menudo como sería necesario. Además, los vehículos utilizan el motor de combustible para funciones tan básicas como calentar el vehículo por lo que, en muchas ocasiones, aún estando en modo ‘eco’, el coche en realidad está utilizando combustible como un auto convencional.
“Estos coches presentan varios inconvenientes para reducir las emisiones”, explica Archer. “Por un lado, necesitan recargarse continuamente por la reducida capacidad de sus baterías (suelen cubrir algo más de 30 kilómetros habitualmente) pero, además, por razones técnicas es muy difícil usarlos como coches eléctricos en trayectos largos, que es cuando realmente todos los coches emiten la mayor parte de sus emisiones de CO2. En ese caso, llevar una batería supone incluso una desventaja porque los hace pesar más”.
Para el experto en vehículos eléctricos de la Universidad de Loughborough, Andrew Fly, sin embargo, los híbridos enchufables sí pueden cumplir una función beneficiosa en la transición hacia el modelo eléctrico. “Sin duda, el coche eléctrico es mucho mejor”, nos explica, “pero cuando falta la infraestructura para recargar los vehículos o uno necesita hacer viajes muy largos sin posibilidad de cargar la batería, puede ser una buena opción”.
Transport and Enviroment, junto con Greenpeace, está intentando presionar al Gobierno de Reino Unido para que prohíba la venta de vehículos híbridos enchufables al mismo tiempo que los modelos de gasolina y diésel. En su opinión, solo de esta forma se empujará la aparición de un mercado más competitivo en el coche eléctrico.
“Los gobiernos deberían dejar de apoyar este tipo de coches ya que no ofrecen un beneficio real”, concluye Archer. “Para reducir emisiones la mejor alternativa es el vehículo eléctrico y es ahí donde deben concentrar su esfuerzo”.
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