Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.
Lo que le están haciendo a ella, va dirigido a todas
Las capturas del vídeo de la violación múltiple (que han estado rebotando de Forocoches a Burbuja.info, de allí a cuentas de Twitter de misóginos sin escrúpulos, para más tarde acabar en un medio -si se le pueden llamar así- que culpabiliza, insulta y humilla a la víctima, han sido sacadas de un sumario que está bajo secreto. Custodiado por la Justicia.
Los usuarios de Forocoches y Burbuja.info que llegaron a dar con la víctima, contaron con la inestimable ayuda de algunos medios de comunicación, como El Español, que estuvo soltando datos durante meses como “exclusivas”.
Y antes de seguir, por favor, vean el resto en este vídeo.
Esto que está pasando con esta compañera, víctima no sólo de una violación múltiple sino también de una violación institucional y social, no se debe a que esa parte de la sociedad la odie específicamente a ella. Ni mucho menos. Esa parte de la sociedad que la está destrozando después de rota nos odia a todas. Se llama misoginia, y ha existido toda la vida.
¿Por qué ahora es tan virulenta? Porque el feminismo está en auge... y el feminismo es su mayor enemigo. Ellos lo saben, o más que saberlo (no aseguraría que hayan hecho una reflexión profunda) lo sienten: les arden las tripas, se retuercen, no puede soportar ver a mujeres lanzarse a la calle sin su permiso, por una causa que, además de todo, pone en peligro sus privilegios y les roba impunidad.
Pero que nos hayamos tirado al cuello del patriarcado por este caso no significa que el resto de injusticias que suceden cada día en la calle y en los juzgados nos importen menos, sólo que somos -a todas luces- mejores estrategas que esta caterva de ignorantes orgullosos de su ignorancia: al centrarnos en este caso hemos conseguido señalar cada engranaje del sistema patriarcal. Está quedando más patente que nunca que el “Denuncia” se dice desde las instituciones con la boca pequeña, que los presupuestos son insuficientes, que tenemos un Gobierno incapaz, que la justicia es tan misógina como la sociedad, que muchos medios fomentan la culpabilización de la víctima, que las televisiones están al servicio del patriarcado y el amarillismo, y hacen caja con el sufrimiento de las mujeres.
Y esa parte de la sociedad de la que hablamos, odia que todo esté quedando tan insoportablemente claro. Esos que pretenden llevar a cabo una vendetta contra la víctima de sanfermines, lo que realmente odian es que nosotras hayamos sabido organizarnos, que no hayamos fallado ni un sólo día en la calle, en las redes, en las universidades, en las manifestaciones. Odian que nos sepamos dueñas y señoras de nuestras opiniones, y odian que las expresemos con seguridad. Odian esta forma que tenemos de reconstruirnos gracias al feminismo, de no ser temerosas de sus juicios, de no aceptar sus opiniones, de enfrentarnos a su misoginia. No sólo nos odian por ser mujeres y, a sus ojos, inferiores: nos odian también por no encajar en los cánones y patrones que nos asigna el patriarcado.
No odian a la compañera en particular, nos odian a nosotras en general. Y el daño que le están haciendo a ella lo perpetran porque sabe que nos da de lleno a todas, que nos quema por dentro casi como si el castigo fuera propio. Saben que si lloramos de impotencia por la condena, sufriremos con todo el daño que puedan infligirle a ella.
Esa parte de la sociedad -que en realidad no están ni cerca de perder el sueño por los violadores- tiene como principal objetivo a nosotras y al feminismo, y no van a parar porque tienen muchos privilegios que proteger (eso sí debe provocarles bastante insomnio).
Sin embargo, nosotras tenemos mucho más que perder, entre otras cosas la vida, por eso estamos ganando, por eso seguimos sin miramientos y a destajo, por eso no nos estamos quebrando, por eso nos estamos haciendo más fuertes con cada golpe. Lo que para ellos pretende ser un castigo, una advertencia, un aviso a navegantes, para el feminismo es más y más leña para que nuestra hoguera se vea desde todos los rincones del mundo. Para que cualquier mujer pueda verla, para que sepan que no están solas, que este calor nos va a acompañar allá donde vayamos. Y también para advertirles a ellos que quemamos.
No hay contraataque que puedan emprender ya que vaya a frenarnos.
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