El yoga aéreo es un método inspirado en técnicas ancestrales que ya vinculaban el arte marcial con las acrobacias y en disciplinas más modernas como el pilates o la danza contemporánea. Para ello, se utilizan unas cintas enganchadas a un soporte para formar un columpio sobre el que se realizan los ejercicios.
Esta modalidad fue creada hace más de 20 años por el coreógrafo americano Christopher Harrison, quien encontró en las acrobacias de sus espectáculos un nuevo método de entrenamiento y que desde entonces ha seducido a muchos practicantes, algunos tan conocidos como la actriz Gwyneth Paltrow.
En España es todavía una disciplina relativamente joven, pero ya se ha creado una Asociación Nacional de Aero Yoga que cuenta con más de 35.000 seguidores en Facebook.
Está especialmente recomendado para personas que ya han probado con anterioridad los ejercicios en el aire, o que quieren ir un poco más lejos que con el yoga tradicional. Según Estefanía Arnaldo, entrenadora personal, el yoga aéreo ayuda a “reforzar la musculatura, ya que trabaja todo el cuerpo, y reducir el estrés, ya que para su práctica se suele recurrir a música relajante y técnicas de concentración”.
Es importante no olvidar que en ésta, como en otras variantes del yoga, conviene siempre regular la intensidad de cada sesión para adaptarla a la condición física. Además, conviene siempre acudir a clases donde el guía sea una persona iniciada y experta en la materia.