El hombre que en marzo del pasado año la emprendió a golpes con su perro en la localidad vizcaína de Portugalete, ha sido condenado a la pena máxima prevista por el Código Penal para estos comportamientos. A ello hay que sumar las costas del juicio.
Según ha informado la Asociación para un Trato Ético con los Animales (ATEA), que se personó en el juicio como acusación particular, el agresor reconoció ante el juez desde el primer momento los hechos en todos sus detalles y afirmó que era su deseo acabar con la vida del animal –“porque era viejo y le habían salido unos bultos”. Para lograr su objetivo el maltratador amarró las patas del animal para facilitar su objetivo.
Desde ATEA se han mostrado muy satisfechos con la sentencia “pues es de hecho lo máximo que puede conseguirse con la actual normativa en la mano”, han reconocido, pero creen que “deben endurecerse mucho más las penas, pues el sufrimiento de los animales no tiene de facto una categoría inferior al humano”.
El caso de Goliath, como han llamado al perro las personas que lo han acogido, adquirió gran repercusión mediática y se convirtió en un paradigma de la lucha contra el maltrato animal. Su antiguo dueño no podrá recurrir la sentencia ya que esta se ha dictaminado por conformidad, por lo que el agresor contará con antecedentes penales por este intento de acabar con la vida de su mascota.