Pico Aspe. Corredor Noreste, una clásica invernal imprescindible
Una montaña, cuanto más alta y puntiaguda, mejor. O eso seguramente piensen la mayoría de montañeros que van un poco más allá de subir montañas normales por vías normales. La altitud de una montaña, en nuestra tierra, tiene una línea mágica, los 3.000 metros, que marcan la diferencia entre los “grandes” y los “pequeños”.
Un “2.000”, en verano, normalmente no es más que una elevación moderada en la cual los desniveles a salvar no son muy grandes. Claro está, diferenciando entre un 2.001 y un 2.999. Éste último, evidentemente, tan cercano y lejano a la vez de sus primos los gigantes, está más cerca de sus grandes desniveles.
Pero en invierno, la cosa suele cambiar radicalmente, y cuando el blanco manto cubre sus laderas, podemos encontrarnos con actividades de alpinismo en muchas de ellas.
El Aspe es un claro ejemplo. Se eleva 2.645 metros sobre el nivel del mar, y se encuentra en el Pirineo Aragonés, más exactamente en la Jacetania, repartiendo sus aguas entre el valle de Aisa, el valle del Aragón y el valle de Aspe, éste último ya en Francia.
Es una montaña altiva, señorial, muy característica, que domina la zona de la Estación Invernal de Candanchú, y se intuye difícil desde la misma Jaca cuando se ve la última parte de sus paredes y aristas.
Cuando no hay nieve, su ascenso normal, desde la zona de Rigüelo, en el valle de Aisa, es un sencillo paseo, eso sí, largo y con buen desnivel a salvar. Cuando se viste de blanco, la cosa cambia radicalmente, y se convierte en un pico en el que, hasta por su vertiente más asequible, que sigue siendo la normal de la vertiente Sur desde Aisa, requiere el uso de piolet y crampones, casi siempre en su parte final, ya que suele encontrarse muy helada y venteada la nieve.
Las caídas en esa zona, y con nueve dura, son prohibitivas, puesto que las diferentes pendientes nos encaminan a diferentes corredores y canales que en el peor de los casos nos llevarían hasta la base de la montaña. Por supuesto que, si no vamos con raquetas o esquís de montaña, su uso probablemente sea también obligatorio desde abajo.
En definitiva, esto se resume sencillamente en un recordatorio de que el Pico Aspe no es una montaña para subir solo con raquetas o esquís, ya que un pequeño error puede resultar fatal.
Vertiente norte del Aspe
La vertiente que nos ocupa en esta propuesta invernal es la que se orienta hacia Candanchú y el Somport, la norte.
Su imagen, vista desde la zona de la Tuca, es tan atrayente que resulta inevitable, si no hay ocasión en esa visita de ir a probarla, acercarse a escalarla en cuanto se pueda.
Con un desnivel a salvar desde la base de la pared de 600 metros, tras superar unas zonas fáciles, pero muy expuestas, nos introduciremos en un rectilíneo corredor de 400 metros de desnivel que nos dejará en la misma cima, pudiendo disfrutar, si la meteo lo permite, de unas vistas increíbles del Pirineo Occidental Aragonés, el valle de Aspe francés, la mayor parte del navarro, y muchísimos kilómetros hacia el sur y el norte por las llanuras. De hecho, se aprecia cuando está nevado el Moncayo, a unos 200 kilómetros de distancia en línea recta.
En esta montaña, con una mañana larga madrugando, la actividad debería estar finiquitada para un montañero “normal”. Aun así, no está de más tener en cuenta los tiempos de aproximación y descenso en función de la opción que escojamos para ellas, ya sea sobre esquís, raquetas o directamente andando.
Respecto a ir con raquetas o a ir andando, la diferencia sustancial residirá en el estado de transformación de la nieve hasta la base de la pared para ir, y desde el collado Norte para el descenso. Por supuesto, a menos de que haya paquete de nieve sin transformar en la bajada de la normal por la Norte, el uso de crampones casi siempre es obligatorio, ya que la caída natural desde allí es varios cientos de metros, y sin ningún sitio que pudiese frenarnos el fatal desenlace de forma fortuita.
Si hablamos de esquí-alpinismo, en el que los desplazamientos cuando no se escala es sobre las tablas, los tiempos varían enormemente, especialmente en los descensos.
Es recomendable comprobar el estado de la nieve en la bajada a la base de la pared tras sobrepasar la zona de la Tuca en Candanchú, pues es muy probable que la nieve esté dura y es un terreno bastante empinado. Desde luego, quitar las pieles ahí es casi obligatorio como norma general, aunque haya que volver a ponerlas un ratito después.
Y el sitio en el que se debe comprobar de forma obligatoria, y por el más experto esquiador-alpinista de los que vayan en la cordada o grupo, es el descenso desde el Collado Norte. La calidad de la nieve ahí varía de un día para otro, incluso en días de gran variación térmica, de la mañana a la tarde-noche. Si está helado o con nieve dura, quizás no compensa el bajar derrapando hasta conseguir alcanzar la zona de Tortiellas para cruzar a la Tuca. La caída es como ya se ha comentado, casi con total certeza de varios cientos de metros sobre la zona de la Chorrota, y si está dura o helada, no encontraremos muchos rellanos para hacer cambios de dirección. Precaución extrema.
Otro factor a tener en cuenta son las frecuentes nieblas que entran de la vertiente norte francesa. Para subir al Aspe no suele haber demasiados problemas por ser el itinerario muy evidente. Pero el descenso, ya es otro cantar, entre otras cosas porque hay puntos obligados de paso para llegar a Candanchú por el itinerario de ida, por otra parte el más seguro. Estando en el siglo XXI, un GPS, o el mismo móvil con un buen track, nos puede sacar de un apuro en esas circunstancias.
Por fin, y para terminar estas advertencias de seguridad en lo referente a gestión del riesgo, no podía faltar como elementos indispensables si hay nieve los tres elementos básicos de seguridad nivológica: Arva, Pala y Sonda (APS). No habitual en los alpinistas, cada vez más normal entre los esquiadores, pero la realidad es que la nieve en movimiento no entiende de deportes a la hora de enterrar a alguien bajo su manto.
GUÍA PRÁCTICA CORREDOR NORESTE DEL ASPE
400m/AD+/55º
Aproximación
Tiempo:
de 1h30´ a 2h30´
Punto inicial:
parking de la Estación Invernal de Candanchú (1.550 metros). Desde allí, dirigirse hacia la zona de “Rinconada-Tortiellas”, donde debemos seguir la línea de la telesilla de igual nombre hasta el paso de Tortiellas a 2.000 metros. Una vez franqueado el paso, seguir recto hacia el Aspe, ya a la vista, dirigiéndonos a la caída de la vertiente Tuca a los Neveros de Tortiellas, bajo su Cara Norte y Noreste.
La mejor referencia suele ser un cimiento de hormigón con un enganche de los de las máquinas pisapistas, desde donde bajan dos corredores, uno más pino que otro, pero más ancho, y dependiendo de cómo se encuentre la nieve, decidir por cual bajar a los llanos.
Una vez abajo, por la pala evidente que nos sitúa en el flanqueo al Corredor Norte, dirigirnos a él.
Descenso
Andando:
de 2h30´ a 3h
Con esquís:
de 1h a 1h30´
Normal de la vertiente norte.
Desde la cima, dirigirse hacia el oeste hasta un collado y girar a nuestra derecha (norte) para ir descendiendo por una pala-corredor muy empinada, sobre los 45º. Buscar la derecha por lo más franco, flanqueando hacia el collado que se intuye al este hasta llegar a nuestras huellas de subida hacia el flanqueo del Corredor Noreste.
Una vez en los Neveros de Tortiellas hay que deshacer la aproximación.
La Ruta
Tiempo:
de 2h a 3h
Desde la zona de la Tuca, en pistas todavía, ya se ve la ruta en su totalidad prácticamente todo el rato. Eso nos permitirá decidir por dónde ir exactamente hasta la entrada del mismo Corredor Noreste.
Desde los Neveros de Tortiellas, remontar por una amplia, pero pina pala de nieve hacia un resalte rocoso que debemos esquivar y franquear hacia la izquierda bajo él, siendo probablemente la parte más expuesta (que no difícil) de la actividad.
El flanqueo a realizar sobre unas laderas al vacío es sobre 40º, y varía mucho por su orientación. Además, es de muy difícil, por no decir casi imposible protección.
Ahí cada cual debe valorar su experiencia y la de sus acompañantes, y decidir la mejor forma de progresar para garantizar la seguridad. Una vez acabada la zona horizontal, nos encontraremos ya en la entrada del Corredor Noreste.
La canal nos irá encaminando inexorablemente hasta el colladito que separa la Arista de los Murciélagos de la propia cima. Iremos encontrando una serie de rampas entre 45º y 55º, en unos sitios más estrechos y en otros más anchos, y buscando en las zonas rocosas intermedias o en los laterales, siempre es posible asegurar si se desea, o se necesita, por cualquier circunstancia.
El corredor nos deja en el colladito antes mencionado, aéreo y normalmente congelado estilo “patagónico”, con formaciones de nieve pegada que nos dejarán atónitos. Una corta trepada hacia nuestra derecha nos permitirá llegar a la cima del Aspe, a 2.645 metros.
Material Necesario
Un tornillo mediano, una estaca de nieve y un par de clavos.
Probablemente no se use ni lo anterior, pero en todo caso, ante la menor duda, o con personal inexperto, añadir un par de friends medianos (0,75 y 1) y unos fisureros pequeños (Imprevistos, refuerzo reuniones).
Mejor Época
De mediados de diciembre a finales de abril. Excepcionalmente hay años en los que se puede escalar desde mediados de noviembre, en otoño, hasta mediados de mayo, en primavera.
0