El Barcelona, a pesar de que acabó sufriendo, cumplió con los pronósticos y ganó este sábado (2-3) al Sevilla, un resultado que permite a los culés acariciar ya el título liguero, a falta tan sólo de una jornada, mientras que los sevillistas se mantienen en la cuarta plaza, que da derecho a jugar la próxima edición de la Champions, merced a la derrota del Mallorca en La Coruña.
Los dos equipos salieron con sus alineaciones de gala, aunque lo que más llamó la atención fue la apuesta ofensiva de los locales, con Kanouté y Luis Fabiano en punta. Pero muy pronto el Barcelona demostraría que no perdona a un rival que ignora la letalidad de sus argumentos ofensivos. Porque en el minuto 5 Maxwell sirvió para Messi en la frontal, para que la pulga anotara el 0-1 de disparo cruzado.
Los culés se ponían por delante en el primer tiro a puerta, mientras el Sevilla, que se quedó grogui con el gol, no acertaba a controlar el centro del campo y caía en constante pérdidas de balón. Por eso mismo, Palop tuvo que salvar el segundo con la manopla cuando Bojan ya se aprestaba a fusilar.
Con una comodidad cada vez mayor ante un rival apocado, el Barcelona pudo hacer de nuevo el 0-2, en una acción en la que Pedro la mandó demasiada alta de un testarazo. Para colmo de males en el lado sevillista, Fazio era víctima, una vez más, de esas lesiones que le han martirizado en esta temporada.
Así las cosas, a nadie le extrañó que al tercer aviso los culés no perdonaran y Bojan culminara un pase de esos, de los que sólo Xavi parece tener el secreto. Era la consecuencia lógica de un choque en el que el Sevilla, sencillamente, no aparecía, huérfano de las aportaciones de hombres, teóricamente, decisivos, como Capel, Navas o un Luis Fabiano cada vez más descentrado.
Todavía tuvo tiempo Messi de fallar a puerta vacía el 0-3 al filo del descanso, en un pase de Alves, a pesar de lo cual Valdés tuvo que intervenir por primera vez, a disparo de Luis Fabiano en el minuto 41. En la reanudación el Sevilla atinó, al menos, a merodear el área del Barcelona. Pero cualquier atisbo de reacción se quebró, al menos momentáneamente, en el minuto 55, cuando Konko vio su segunda amarilla y dejó a los nervionenses con uno menos.
El Sevilla, cerca del milagro
El resto de la noche parecía condenada a ser la crónica de una goleada anunciada, porque el Barcelona llegaba en oleadas y, aunque Palop salvara las más, lo lógico, como hizo Pedro en el minuto 62 tras recoger un rechace en la frontal a tiro de Messi, era que el 0-3 subiera al luminoso.
Pero entonces sucedió lo impensable porque el Sevilla, primero con un tanto de Kanouté y luego por medio de Luis Fabiano, en una jugada de pícaro mientras la defensa visitante sesteaba, apretaba el marcador hasta un emocionante 2-3 en tan sólo dos minutos.
Con el Barcelona contra las cuerdas y los transistores anunciando el triunfo del Real Madrid en el Bernabéu, todavía incluso reclamaron los sevillistas un posible penalti de Piqué a Kanouté. El propio delantero malí tuvo en el tramo final, el empate en sus botas, pero el marcador no se volvería ya a mover y la decisión del título llegará, dentro de una semana, en el Nou Camp.