El colombiano Leonardo Duque, del Cofidis, se saltó a la torera la fama de escaladores de los ciclistas de su país y se impuso al esprint en la decimosexta etapa de la Vuelta a España, disputada a través de 165 entre Jaén y Puertollano, en la que el ruso Denis Menchov mantuvo sin problemas el maillot oro de líder.
Duque, de 27 años, nacido en Cali, ya fue tercero al esprint en Santiago de Compostela, el día que se impuso Óscar Freire, el día que dejó claro que poco tenía que ver con la etiqueta de los “escarabajos” colombianos, que aquel país también tenía hombres rápidos, especialistas del embalaje.
Ganó por velocidad a sus dos compañeros de escapada, el ruso Alexandre Kolobnev (CSC) y el español Joan Horrach (Caisse D'Epargne), con un tiempo de 4h.00.39, en una jornada de perfil rompepiernas que selló una media de 41,1 kms/hora. A 6 segundos pasaron un grupo con los españoles Koldo Fernández (Euskaltel), David López (Caisse), José Ruiz (Andalucía). El pelotón cerró la jornada laboral a 7.43 minutos del vencedor.
Duque, rara avis en Colombia, aunque también solvente en montaña, aclaró que nació con la virtud de los esprinters, posiblemente en cantidades semejantes a sus astucia, como demostró camino de Puertollano, cuando marchaba con otros dos supervivientes de la fuga del día con los perseguidores a 15 segundos.
“Arranqué a tres kilómetros de meta cuando vi que los demás se quedaban mirando. Luego a falta de 500 metros comprobé que se nos echaban encima y tuve que apretar. Mis compañeros de fuga no quisieron colaborar porque sabían que yo era el favorito”, explicó Duque, que puso su nombre en el palmarés de la Vuelta, en su cuarta victoria desde que debutó en profesionales en 2004.
De los favoritos poco se supo. Menchov arrancó otra hoja del almanaques, los opositores ahorraron fuerzas para mejor ocasión, si la hay. Las diferencias intactas. El ruso-navarro conservó sus 2.01 sobre su compatriota Efimkin (Caisse) y 2.27 respecto a Cadel Evans (Predictor). Sastre al frente de la nómina española, cuarto, a 3.02.
Una jornada de perfil ondulado con final llano que vivió otro desenlace feliz de una fuga que se fraguó tarde. Después de un primer intento de 6 corredores se formó una fuga de las multitudinarias, con 17 hombres, de esas que garantizan la inmovilidad del pelotón y el éxito entre los aventureros. Se apuntaron en el ascenso al puerto del Parque Natural de Andújar, David López y Joan Horrach (Caisse), Koldo y Diono Galparsoro (Euskaltel), David Herrero (Karpin), Javier Mejías (Saunier), Juan Manuel Gárate (Quick Step), José Ruiz (Andalucía), Aerts, Grabsch, Bertagnolli, Leonardo Duque y Krivtsov.
En la cima de dicho alto el grupo, con el Rabobank al frente, ya rodaba con 4 minutos de retraso. En Sierra Madrona (km 102) la fuga alcanzo otro par de minutos de renta. El Rabobank pasó a marcar el ritmo sin la menor preocupación para el líder Denis Menchov.
En buen entendimiento de la tropa se rompió a 25 kms de meta, luego empezaron los palos, buscando estrategias. Horrach, Duque, Kolobnev y David Herrero seleccionaron el grupo de pretendientes. El ciclista del Karpin cedió pronto y perdió el tren definitivo, el que llegaría a la estación de la victoria, en la cálida ciudad manchega de Puertollano, donde hace dos años Petacchi se lució.
El trío de cabeza puso la quinta velocidad, con los perseguidores en furibunda persecución. Apenas 15 segundos de ventaja, casi nada con 10 kilómetros por delante. Pero no hubo manera. Tres buenos rodadores, incluido el colombiano se iban a jugar la gloria. A 3000 metros de meta demarró Duque, sin éxito, luego Kolobnev, con idéntica suerte.
La recta de meta se convirtió en juez de la refriega. Marcaje. Vistazos de reojo. Los perseguidores a tiro de piedra. Había que despegar. Y se animó Duque para cambiar “el cuento” de que los solo saben subir puertos. Su compatriota Lucho Herrera ganó la Vuelta hace 20 años y cambió la historia en el ciclismo de aquel país. Un bonito regalo en el cumpleaños del Jardinerito.
La decimoséptima etapa llevará al pelotón a través de 175 kilómetros entre Ciudad Real y Talavera de la Reina. Ni una sola dificultad orográfica en una de las últimas oportunidades para los esprinters.