El arbitraje desquicia a un Tenerife notable que cede a balón parado
Andaba el Tenerife haciendo un partido notable, tras una primera parte impecable, cuando se le apareció la expulsión de Corredera, una falta pitada al revés y una estrategia mal defendida –como en Eibar una semana atrás– y dejó el debut casero de la temporada ‘post Girona’ con un sabor agriado. Un empate que no casa con los méritos de los blanquiazules, mejores que el Lugo hasta que le opacó la sombra de un arbitraje a la altura de su protagonista.
Al Tenerife no le cabe una disculpa por el error de marca que permitió el remate de Alberto para el 1-1 final, otra falta mal defendida que dejó vendido a Soriano y noqueado a los suyos. Pero en el hilo del continuo que es el encuentro, la tragedia vino condicionada porque Aitor Sanz recibe falta en una acción que el árbitro interpreta al revés. Y para entonces, los locales ya jugaban con diez por la roja a Corredera por una entrada que solo sin VAR podría juzgarse sumaria y erróneamente.
Acotación. Que desde la sala de interpretación no se revisara un castigo que en una sola repetición ya lucía desmedido añade otro gramo de insensatez a la gestión de esta (supuesta) mejora tecnológica. Que el árbitro raudo para echar a Corredera fuera el mismo que dejó en amarilla la entrada –también en el Heliodoro, qué cosas– que dejó incapacitado para el fútbol a Borja Lasso convierte en grotesca cada visita a la Isla de este Gorostegui Fernández.
La media hora final que siguió a la toma del rol protagónico por el árbitro oscureció, sin desmerecerla, la faena del Tenerife en una primera parte sobresaliente y eléctrica que deja adivinar cómo podrá manejarse su juego en cuanto Mo Dauda termine de entenderse con los suyos, en lo que le surge más competencia a Enric Gallego y un banquillo más poblado, visto que el atrezo actual no da más que para otros diez minutos de Teto o el debut –con mejor pinta si se compara al de Rubén Díez– de Waldo Rubio.
Este Tenerife agostado ya se había visto con Ramis en el primer tercio del curso pasado. Y, no por casualidad, cuando Lord Shashoua se manejaba sin pubalgia. Sin lesión que lo condicione, el inglés es un jugador superior para esta Liga. Se arranca a conducirla en medio metro cuadrado, imagina soluciones de juego de salón y define el mejor final. Sumado Shashoua con las prestaciones de Mo Dauda, el Tenerife apagó la concretera y se entregó a un primer acto espléndido de extremos jugando por dentro, laterales llegadores y uno de los medios centros cayendo al área.
Así puede entenderse el 1-0, tras una sucesión de gambeteos sin suerte que resolvió con un tiro expeditivo José Ángel justo donde antes no comparecían los pivotes. Dominado el medio juego, metido el Lugo en su campo –solo asustó con un tiro libre envenado de Zé Ricardo que resolvió bien Soriano repeliendo a córner el lanzamiento–, cuando no la liaron Dauda y Shashoua llegaron los centros con sentido y al área de Nacho. El sucesor de Álex Muñoz acabó fundido porque las entradas de Cuellar y Juanpe le desgastaron tras la pausa cuando el Lugo jugaba con uno más, pero en lo que llegó la fatiga demostró lo que ya exhibió en Pucela.
Fue el Tenerife del primer tiempo un equipo entre sinfónico –por lo afinado en su toma de decisiones– y coral, en cuanto que nadie desmereció. Mejor que su rival en todas las líneas y en todos los lances, solo le faltó un tanto de pólvora para cerrar el resultado antes del entreacto o que no se le apareciera Óscar en un par de paradas de mucho mérito (a Shashoua en el minuto 18 y otra providencial a José León, ya tras el descanso, en el 52).
Luego, con el guion cambiado sin querer, asomaron las fallas del representativo por más que el arbitraje las acrecentara. La más llamativa, por la influencia directa en el resultado, la falta de atención que provocó el remate de Alberto. La otra tiene que ver con el fondo de armario, lastimado por las lesiones de Elady y Borja Garcés como por lo que está por llegar. El último tramo del encuentro fue revelador. Debutó Waldo en el único relevo natural esperable y lo hizo Teto solo cuando Dauda se tuvo que ir lesionado. Arrumbada la noche a la épica de los muchachos, la aversión al riesgo y la querencia por no perder un punto pudieron más.
(1) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Carlos Ruiz, José León, Nacho; Álex Corredera, Aitor Sanz, José Ángel, Mo Dauda (Teto, m.81); Shashoua (Waldo, m.70) y Enric Gallego.
(1) CD LUGO: Óscar; Calavera (Loureiro, m.68), Neyder Lozano, Alberto, Zé Ricardo; Baena (Ramos, m.46), Clavería (Juanpe, m.57), Xavi Torres, Señé (Vidal, m.90+6); Idrissa (Cuéllar, m.46) y Barreiro.
GOLES: 1-0 (m.37) José Ángel. 1-1 (m.67) Alberto.
ÁRBITRO: Aitor Gorostegui Fernández (Comité vasco). Expulsó a Álex Corredera (m.59) y a Alberto (m.89), ambos por juego violento, y al segundo entrenador del Tenerife, José Manuel Gil (m.90) por protestar. Amonestó a Nacho (m.44), Carlos Ruiz (m.59) y al técnico Luis Miguel Ramis (m.73) y al visitante Señé (m.90+).
INCIDENCIAS: Partido de la 2ª jornada de LaLiga SmartBank 22-23, jugado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 11.491 espectadores. El maestro Benito Cabrera y el cantante Argel Campos interpretaron antes del comienzo del partido del himno del Centenario del CD Tenerife. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los accionistas y aficionados fallecidos durante la temporada anterior.
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