Estos días de fe y este equipo sin pólvora

Once contra once, con una primera parte briosa de llegadas y remates, el Tenerife cuestionó el poderío en todas las líneas del Almería, pero perdió un partido del que pudo sacar un punto hasta que la expulsión de León lo terminó de complicar. Antes de la pausa ya había perdido, lesionados, a Medrano y Sergio. Luego, mal defendió la jugada del gol de Melamed y acabó desnortado, con un último aliento de confianza de este Cantero inexplicablemente suplente.

La segunda derrota del curso deja avisos de peligro añadidos a la de Elda. El empuje sin gol no le sacará de pobre y la gestión de las titularidades y los cambios de su entrenador generan más preguntas sin respuestas que aciertos: después de dos jornadas, Teto o Yannis –en otro escalafón de precedencias– no han visto la luz. De los ausentes –que si carecían de nivel, que si cobran mucho…­– habrá tiempo para hablar si sigue todo de esta guisa.

Y aun siendo lo de este sábado una sucesión de infortunios, hizo casi lo suficiente el Tenerife para salir indemne. Entre la indolencia del Almería para no apuntillar pronto y la fuerza que opuso el Tenerife al arte que reúnen los indálicos, le nacieron a los blanquiazules una sucesión de oportunidades cuando andaba fresco e, incluso, cuando jugar con uno menos y directo a las caídas de Cantero era su última bala.

Cano cambió de eje y de lateral izquierdo tras el fiasco ante el Eldense. Dispuso a Sergio por detrás de Diarra y le dio a Medrano la titularidad. Lo demás, igual que en el debut. Waldo un punto por encima en las prestaciones –más dispuesto a encarar, blando en los dos remates lejanos que se fabricó (m.22 y 53)–, Ángel solo brillante en la medio chilena que comprometió a Maximiano (23), Mellot animándose a doblar a Luismi y el portuense omnipresente en las conducciones al pie, por su querencia a arrimarse el balón al pie y porque a la corta no juega nadie más en este Tenerife.

Y aunque tardaron los locales en llevar el partido a su propuesta de presión alta para fabricarse llegadas con un pase al espacio y una pelota al área, cuando lo consiguió –diez minutos brillantes ensuciados por la falta de letalidad– igualó en méritos y capacidades a un Almería desabrido, ese equipo que se sabe superior y tarda en exhibir la brillantez.

Casi todo lo bueno que le pasó al Tenerife fue hasta lo de Medrano, una recidiva de su lesión de hombro que en media hora ya le había sacado del partido y puede que del equipo durante tiempo indeterminado. El percance enfrió al Tenerife y el siguiente de Sergio, todo antes de la pausa, complicó el plan de partido de Cano. No aprovechó el descanso para ganar una ventana extra de cambios y cuando se vio obligado por la expulsión de José León tuvo que mover tres fichas de golpe.

La vuelta para el segundo acto fue achicando al Tenerife. Con Bodiger se enredó en la discusión del medio juego y –ya con diez su rival después de que Luis Suárez ganara la espalda a León en quince metros de aceleración que desnudaron al central– Rubi anduvo presto para quedarse con el balón y dar con la fórmula del éxito.

Quitó a Kaiky, retrasó a Edgar como zaguero y metió a Lopy para ganar más poso en la organización. Con Maikel de falso ocho y Bodiger emparejado con Juande, el Tenerife se juntó por dentro para darle las bandas al Almería y en el minuto que iba del 63 al 64 se consumó la tragedia. Primero un remate de Melamed, librado de marca en el área, que se fue fuera. En la siguiente, no hubo compasión. Arnau recibió sin marca en la calle del siete, David llegó tarde para encimarlo y el centro que puso a la caída de Luis Suárez acabó en la cabeza de Melamed, listo para llegar antes que Mellot a la pugna, brillante en una ejecución inapelable.

Con un hombre menos y un gol de más, a Cano le quedaba una ventana para tres cambios de golpe. Pudo dejar a Bodiger como central para meter más posibilidades de remate, pero optó por algo más convencional: adentro Alves y afuera Diarra, que no parecía escaso de gasolina. Y adentro, por Ángel, Corredera, veinte minutos bochornosos.

Solo el cambio de Cantero por Maikel Mesa rehízo en parte al Tenerife, lo justo para fabricarse una conducción brillante y un remate envenenado (m.73) al que respondió otra vez Maximiano. Hasta el cierre, un equipo superado por la desesperación y el runrún del Heliodoro, que al menos asistió a la vuelta de David como eficaz lateral a pierna cambiada. Rodríguez, como su amigo Teto, otro marciano de la factoría de Sesé Rivero.

(0) CD TENERIFE: Tomeu Nadal; Mellot, Juande, León, Medrano (David, m.30); Sergio (Bodiger, m.42), Diarra (Rubén Alves, m.73); Luismi Cruz, Maikel Mesa (Cantero, m.73), Waldo; y Ángel (Álex Corredera, m.73).

(1) UD ALMERÍA: Maximiano; Alex Pozo, Chumi, Kaiky (Lopy, m.62), Alex Centelles; Edgar González, Melero (Baba, m.79); Arnau (Bruno Langa, m.79), Sergio Arribas (Valen Gómez, m.86), Melamed; y Luis Suárez.

GOL: 0-1, Melamed (m.64).

ÁRBITRO: Rafael Sánchez López (Comité Murciano). Expulsó a José León por una entrada como último defensor a Luis Suárez (m.53). Amonestó a los visitantes Kaiky (56) y Edgar (76).

INCIDENCIAS: Partido de la segunda jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) 24-25. Heliodoro Rodríguez López, ante 14.383 espectadores.