Setién, Cruyff, Luis Aragonés y una idea asociada a un balón
Enrique Setién (Santander, 27 de septiembre de 1958) vive el final de temporada rodeado por el ruido que genera un final de curso que la afición de UD Las Palmas percibe como decepcionante y los rumores entorno a un futuro asociado a un gran club. Pero, sobre todo, no renuncia a su idea del fútbol, al mismo gusto por el balón que mostraba como jugador y que llevará allá donde vaya.
Un día después de caer en Leganés (3-0) y en vísperas de su enfrentamiento contra el Atlético, el entrenador cántabro mantuvo un encuentro en la Agencia Efe con representantes de los medios de comunicación. Una charla distendida en la que dejó claro que no se arrepiente de nada de su estancia en Las Palmas, que tiene a Cruyff como referente y agradece haber podido contemplar el juego de Messi.
“Supongo que sabéis cómo es mi trabajo. Si no estáis de acuerdo con esto es mejor que contratéis a otro, porque yo no voy a cambiar. No voy a modificar lo que siento para hacer algo que no me gusta”. Setién explica de esta forma cómo afronta una negociación. Allá donde va, transporta una idea de fútbol irrenunciable, que pasa por jugar bien al fútbol.
Por eso, horas después de perder en el estadio de Butarque ante el Leganés por errores individuales de bulto, defiende la valentía de sus jugadores (portero incluido) para sacar el balón jugado.
“Nos ha pasado cuatro veces, tres al portero. Pero ya se lo dije a los jugadores y lo haré las veces que sean. Esos son errores míos, porque si no hacen eso les digo que no van a jugar. Sé el riesgo que supone y que va a quedar grabado mucho más que las otras 200 veces que, a través de sacar el balón, hemos generado mucho juego. Esas situaciones nos dan más que nos quitan”.
Late aún en Setién el recuerdo del fino centrocampista que fue, del jugador que se frustraba cuando un compañero pegaba un patadón, porque lo único importante era despejar el balón. Aún cuando tiene tiempo se apunta con los veteranos en la playa del Sardinero -“disfruto esos partidos como cuando jugaba en el Bernabéu”-. Y lo aplica a su filosofía del juego.
“No he visto a ningún niño en el patio del colegio que juegue al fútbol y no quiera el balón. Al 95 por ciento de los futbolistas les encanta el fútbol y, sin embargo, hay equipos que se pasan el tiempo corriendo detrás del rival. ¿Por qué no puedes tener tú el balón desde el principio?”.
Y ese pensamiento le lleva, de forma natural, a Johan Cruyff como referente. “Todo lo que hago lo he copiado y la mayor referencia ha sido Cruyff, porque yo jugaba contra el Barcelona y no paraba de correr detrás del balón y no llegabas nunca a cogerlo. Empiezas a estudiarlo y ves que eso es lo que te gusta”.
Estudioso del juego, jugador de ajedrez -“el ajedrez te enseña que tienes que frenar tus impulsos”- Setién agradece a su segundo Eder Sarabia -hijo de del exjugador Manu Sarabia- la sabia nueva que le ha aportado en cuestión de entrenamientos y mantiene la idea romántica del cargo. “Lo que me gusta es estar en el campo, relacionarme con los futbolistas, el contacto con el balón, el olor del césped. Eso es la realidad para mí del fútbol. El resto (ruido mediático) sé que es necesario, pero no me gusta”.
“Hay un déficit que sé que tengo que mejorar. Siento que necesito que me inyecten algo de sangre, porque el fútbol hoy en día no es sólo jugar bien. Hay que competir y ganar. Pero también es más fácil cambiar el curso de un río que el carácter de una persona. Y en las Palmas tengo jugadores de un perfil parecido al que tenía yo. Somos el que menos entradas hace y el que menos disputas gana. Eso es un déficit a la hora de competir y eso es lo que trato de mejorar. Me cuesta dar un grito. Me acabo cabreando tres veces al año y al final eso no es suficiente”.
Si Cruyff es un referente, el recuerdo de Luis Aragonés, del que reconoce que le hizo mejor jugador, es un ejemplo a la hora de exigir más a sus jugadores.
“A los jugadores que interpretan que deben ir a la selección (Roque Mesa, Jonathan Viera...) les digo que se fijen en los que hay en la actualidad en ella, que han jugado en Europa y llevan muchos años en la élite. Ellos han competido bien, pero todavía les faltan cosas. Mi mensaje a los futbolistas es; 'no te conformes con lo que haces, tienes que seguir' y eso me lo aplico a mí”.
Setién lamenta que unas expectativas desbordadas hayan desembocado en “un final de temporada algo triste”.
“Después de ganar dos partidos y ponernos en cabeza se nos llegó a decir que íbamos a ser el Leicester. Yo, que conozco un poco cómo funciona esto, recordé que hicimos 9 goles en 12 disparos. No hay ningún equipo en el mundo que tenga esa efectividad. Mantener eso era metafísicamente imposible”.
Pese a todo, no se arrepiente de haber anunciado que no continuaba sin concluir la campaña. “Lo que yo intuyo en ese momento, es que la situación ya no era buena, pero preveo que se puede poner mucho peor. Creía que iba a tranquilizar muchas cosas y nos iba a ayudar. Normalmente, acabo siendo consecuente con las decisiones que tomo. No me arrepiento, para lo bueno y lo malo”.
Y rescata lo bueno de su estancia en la isla. “Me voy con recuerdos imborrables, porque al final se me va a identificar con una forma de jugar que todo el mundo ha sentido en la isla de verdad. A excepción de este final de temporada, todo lo doy por bienvenido”.
No quiere desvelar su futuro, que esta semana desde algunos medios se liga al Valencia, pero tiene claro cuál debe ser su siguiente paso. “Desde luego, mi intención no es descansar, no me puedo permitir descansar porque he empezado muy tarde”.
“No aspiro a tener un coche más grande, ni una casa más grande sino a ser feliz. Ni siquiera entrenar a un equipo mejor, sino a un equipo que de verdad sienta lo que yo, que me entienda”.