Jorge Valdano no le había puesto aún su lírica a las 'remontadas del Bernabéu', pero éstas ya existían el 4 de mayo de 1976 cuando el Tenerife, entonces en Segunda División, fue allí a mantener el exiguo 2-0 logrado en el partido de ida de los octavos de final de la que era la última edición de la Copa del Generalísimo. Un año antes, por ejemplo, Las Palmas había acudido en esa misma competición con un 4-0 logrado en el Insular y resultó eliminada a pesar de que en el descanso sólo perdía por uno-cero. Un 'hat trick' de Santillana en seis minutos resultó determinante. Y hacía sólo unos meses que, en la Copa de Europa, al Derby County no le había bastado el 4-1 obtenido en Baseball Ground.
No había convocatorias por las redes sociales, ni vídeos motivacionales... pero aquel Madrid, cuando apretaba, te pasaba por encima. Y los antecedentes tampoco estaban a favor: el Real Madrid no había sido eliminado de la Copa de España por un equipo de Segunda División desde 1932. O lo que es lo mismo, como se decía entonces, “cuando Franco era corneta”. Y no sólo era cuestión de historia: en aquel momento, el Madrid había encadenado tres títulos seguidos en España (Copa 74, Liga 74-75 y Copa 75). Y estaba a punto de ganar el cuarto, la Liga 75-76, que de hecho aseguraría al domingo siguiente. Lo ocurrido en el partido de ida, aquel 2-0 favorable al Tenerife con tantos de Illán y García Murcia, había sido un accidente.
Aquel 2-0 era, además, un accidente lejano... pues ya habían pasado dos meses desde que se había celebrado el partido en el Heliodoro, al que el Madrid acudió con media docena de suplentes. ¿Más razones para el pesimismo? Pues sí, porque el grupo que entonces dirigía Felipe Mesones no estaba en su mejor momento: había peleado toda la temporada en la zona media-alta de la clasificación, pero tres días antes se había despedido del ascenso a Primera División tras caer 0-3 en la Isla ante el modesto Córdoba. Y el técnico debía modificar su once habitual, pues en el llamado 'torneo del KO' no estaba permitido alinear a los jugadores extranjeros y no pudo alinear a Hugo Fernández y Ferreira.
Así que, aquel martes, 50.000 espectadores acudieron al Bernabéu dispuestos a disfrutar de una goleada de internacionales como Miguel Ángel, Sol, Pirri, Camacho, Del Bosque, Velázquez, Amancio, Santillana, Roberto Martínez… Enfrente, el equipo blanquiazul jugó con: Lanas; Juan Miguel, Molina, Eduardo, Kraus; Román, Montero Castillo, Justo Gilberto, Jorge; Illán (Toño, 89’) y García Murcia. Todo olía a paliza y a los nueve minutos perdía el Tenerife después de que Santillana cabeceara a la red un córner sacado en corto por Amancio sobre Velázquez. Repuesto del golpe, aguantó el chaparrón. Y aguantó. Y aguantó. Y el Madrid sólo encontró una solución: la del balón aéreo en busca de las cabezas de Santillana y Roberto Martínez.
El Madrid ejecutó 21 saques de esquina, sí, pero Molina y Eduardo estuvieron insuperables. Y el tiempo pasaba y el Madrid no marcaba. Y en Tenerife, pegados a la radio, miles de seguidores empezaron a creer en que el milagro era posible. Fue la única alegría en más de una década, pero fue una noche inolvidable.