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Mal resultado para el Atlético de Madrid

El Atlético de Madrid se complicó su futuro en la Liga de Campeones después de que sólo pudiera empatar (2-2) ante el Oporto en el encuentro de ida de los octavos de final, en un choque disputado en el Vicente Calderón en el que los portugueses fueron superiores y bien pudieron llevarse un triunfo del feudo rojiblanco.

El cuadro de Ferreira, en el que destacó el brasileño Lisandro, autor de los dos tantos lusos, puso en evidencia la fragilidad de la zaga del Atlético, nervioso e impreciso, y que se mantuvo en el partido gracias a dos acciones aisladas en un encuentro que tuvo claro color visitante en todo momento.

Poco tardó el cuadro de Abel en ser consciente de la entidad del rival, y es que sólo un minuto tardó el brasileño Hulk -una pesadilla para los rojiblancos- en sembrar el nerviosismo en el Calderón, con una jugada plagada de potencia que no acertó a rematar Rodríguez para adelantar a los suyos.

Sin embargo, los locales no se amedrentaron, y un minuto después un inteligente pase del Kun Agüero a la espalda de los centrales fue aprovechado por Maxi Rodríguez para hacer el primer gol de la noche. El estadio pasaba del temor a la euforia en apenas una jugada.

Tras el torrente de sensaciones que supuso el inicio del choque, y con ambos equipos ya mostrando abiertamente sus cartas, el Oporto se mostró superior durante el primer acto, desdibujando por momentos al Atlético, incapaz de controlar la medular. Además, la sensación de fragilidad de la zaga colchonera era por momentos alarmante.

Y es que bastaba un balón a la espalda de la línea de cuatro para sembrar el pánico, con el uruguayo Rodríguez muy activo y Hulk omnipresente. No fue ninguno de ellos, no obstante, quien materializaría el dominio luso en el tanto del empate.

Lisandro, el ariete puro del conjunto de Ferreira, no dudó un instante en aprovechar el fallo garrafal de Pablo en un cómodo balón aéreo que dejó al punta brasileño mano a mano con Leo Franco. El 9 del Oporto no perdonó y los dragones se metían de lleno en la eliminatoria.

Tras el gol llegaron los peores momentos del Atlético. El temor se apoderó de todos los jugadores rojiblancos, en especial de la defensa, y el Oporto tuvo varias oportunidades muy claras para darle la vuelta al encuentro y hundir el barco atlético, que navegaba a la deriva.

Los portugueses dejaron vivo al cuadro local y una jugada aislada cuando la primera mitad agonizaba se cobró esa falta de instinto. Helton, hastas entonces impecable, se hizo 'amigo' del Atlético y no blocó inexplicablemente un sencillo disparo de Forlán desde fuera del área, dando a los de Abel un premio excesivo con el que marcharse al tiempo de descanso.

El Atlético juega con fuego y se quema

Poco cambió el guión del duelo tras la reanudación, ya que el Oporto seguía llevando el peso del juego, con un Atlético que aguantaba como podía el empuje de los de Ferreira, que buscaban el empate que ahondara en la herida de la zaga rojiblanca, cuya inseguridad era el punto débil de los colchoneros.

Un error de Seitaridis a los nueve minutos del segundo período propició una rápida contra lusa en la que Cristian Rodríguez sirvió un magnífico balón a Lisandro, pero el brasileño envió su disparo por encima de la meta de Leo Franco, marrando una clarísima oportunidad.

El Atlético pecaba de conservador, esperando en su campo alguna esporádica acción que le acercase a la meta de Helton, pero jugando con fuego ante un Oporto cuya dinamita arriba podría hacer explotar en cualquier momento el partido.

Y así fue. Una acción por el costado izquierdo del Oporto fue rubricada por Lisandro a los setenta y dos minutos de juego. Esta vez el punta carioca no falló y el conjunto de Ferreira obtenía un empate que merecía desde hacía muchos minutos.

Ni siquiera el gol, que dejaba al Atlético en una situación crítica en la Champions, cambió el partido. El Oporto buscó el tercer tanto que finiquitase una eliminatoria que viajará a territorio luso con el Atlético 'tocado' y necesitado de una 'machada' para eliminar al cuadro de Ferreira, que fue claramente superior en el Calderón.