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Marc Coma sufre una caída y se queda a mil kilómetros de Dakar

Marc Coma se quedó a 1.070 kilómetros de revalidar su título de campeón del Dakar, tras sufrir una caída que le apeó de la carrera cuando ya comenzaba a vislumbrar las playas del Lago Rosa, mientras Carlos Sainz sumó su cuarta victoria en coches. El español tiene una fractura de la segunda vértebra cervical sin desplazamiento, además de un traumatismo craneal, por lo que puede ser dado de alta en 24 horas.

Coma no había dado ninguna muestra de triunfalismo y se ocultaba en una permanente prudencia, pese a que la situación era envidiable porque a falta de tres etapas del final gozaba de una renta de casi una hora sobre el francés Cyril Despres.

Pero la frase “el Dakar es el Dakar” cobró más veracidad que nunca y se llevó por delante las esperanzas de un piloto que muchos dicen destinado a marcar una época.

Coma se perdió a los 35 kilómetros de la especial y rodaba por una zona fuera de la pista cuando una rama perdida en el camino le hizo caer y golpearse contra un árbol.

Un tanto grogui, el piloto trató de volver a subir a la moto mientras los helicópteros de asistencia comenzaron a llegar alertados por las señales vía satélite, que indicaban que su moto no avanzaba.

Los médicos lo encontraron en el suelo, pero la moto estaba en pie, sujeta en su caballete, lo que indicaba que Coma había tratado de continuar.

“¿La moto está bien? ¿Puedo continuar? ¿Dónde está la pista?”, les preguntó el piloto a los facultativos y al director deportivo de la carrera, David Castera, los primeros en llegar al lugar del accidente.

“Cuatrocientos kilómetros no son muchos”, le replicó Coma a Castera, quien le insistía en que era imposible que volviera a subir a la moto.

El piloto perdió el conocimiento, fue acostado en una camilla y trasladado en el helicóptero hasta el campamento de Tambacunda, desde donde acudirá a un hospital de Dakar para confirmar que, como parece, no sufre nada grave.

Más afectado moral que físicamente, Coma no paraba de lamentar la pérdida sobre todo por el equipo.

Su Dakar se terminó y la pista queda ahora libre para Cyril Despres, al que superó el año pasado y que ahora aparece como el principal favorito para la victoria.

El vencedor de 2005 ganó la etapa y demostró que sin Coma es el capo de la pista y que nadie puede hacerle sombra.

Su compañero de equipo David Casteu está 35 minutos por detrás y el estadounidense Chris Blais, el único de los favoritos que corre con la KTM antigua, ocupa la tercera posición a casi una hora del líder.

Isidre Esteve también se cayó y perdió el conocimiento, pero en un ataque de voluntad decidió reparar su maltrecha moto, para lo que utilizó el radiador de aire y de aceite de la máquina de Coma, que había quedado intacta.

Apeado de toda lucha por la general, Esteve había salido para sumar su tercera victoria de la edición, pero tuvo que conformarse con protagonizar un susto y una historia épica de esas que cubren de gloria al Dakar.

Ganar etapas es también el objetivo de Sainz, quien sobre cuatro ruedas tuvo más suerte y se impuso por cuarta vez en lo que va de Dakar, lo que eleva a ocho el número de triunfos totales del madrileño en la prueba.

Sainz, al que un problema en su Tuareg dejó fuera de la lucha por la general, colecciona triunfos parciales, una práctica que parece adaptarse como un guante al madrileño.

Pese al triunfo, Sainz llegó triste a la meta y lo primero que hizo fue visitar a Coma en el hospital de campaña de Tambacunda.

En los 260 kilómetros cronometrados de la jornada Sainz superó en 26 segundos al líder de la general, el francés de Mitsubishi Stéphane Peterhansel, y en más de dos minutos a su compañero de equipo el estadounidense Mark Miller.

Peterhansel pasó una nueva etapa y no sólo mantuvo su liderato, sino que lo consolidó con casi cinco minutos adicionales que elevan a 11:15 la distancia que tiene en la general sobre Alphand.

Pero los escasos segundos que le arrancó Sainz mantienen a cero su contador de parciales, pese a que sólo le separa una etapa de sumar su novena victoria en el Lago Rosa, la tercera sobre cuatro ruedas.